La irlandesa Cathy Wilkes analiza los rituales de la vida en el MoMA

El MoMA de Nueva York presenta la primera exposición monográfica de Cathy Wilkes (Irlanda, 1966). En esta retrospectiva de Wilkes, la más grande de la artista hasta la fecha, encontramos aproximadamente 50 obras procedentes de colecciones públicas y privadas en Europa y América del Norte, así como nuevas piezas creadas ex professo para esta exhibición, que ofrece una amplia visión de su obra desde 2004.

Vista de la instalación de Cathy Wilkes en el MoMA. Imagen cortesía del MoMA. Photo by Pablo Enriquez.

Durante más de dos décadas, Cathy Wilkes ha creado un cuerpo de trabajo que se relaciona con los rituales de la vida, combinando pinturas, dibujos, esculturas y objetos encontrados y alterados. Empleando regularmente materiales de su vida doméstica y su entorno en Glasgow, las instalaciones de Cathy Wilkes conectan las banalidades de la existencia cotidiana con los arquetipos sociales de más peso: nacimiento, matrimonio, crianza de los hijos y muerte. Esta combinación de lo personal y lo universal es paralela a una profunda meditación en su trabajo, en la cual el arte de Wilkes representa un ejercicio de empatía, expone experiencias subjetivas profundamente sentidas y al mismo tiempo insiste en la naturaleza fundamentalmente privada de la creación artística.

Cathy Wilkes es una de las artistas más importantes de su generación. Empezó su carrera a finales de la década de 1990 y ha participado en numerosas exposiciones durante los últimos quince años. Sus instalaciones individuales y exposiciones más grandes están marcadas por la disposición de objetos que parecen a la vez precarios y precisos, vulnerables y brutales. A menudo recompone piezas antiguas de las que hace nuevas variaciones, y más recientemente ha aplicado un enfoque similar al diseño de sus exposiciones individuales. Reutilizando elementos seleccionados de obras existentes y combinándolos en nuevas instalaciones, Wilkes pasa por la estructura ‘retrospectiva’ de una exposición a mitad de carrera, confundiendo nuestras experiencias de pasado y presente y desafiando las convenciones de la historia del arte que buscarían interpretar su trabajo en una clara progresión.

Vista de la instalación de Cathy Wilkes en el MoMA. Imagen cortesía del MoMA. Photo by Pablo Enriquez.

Evitando el encuadre o los soportes típicos de una exposición, Cathy Wilkes enfatiza en generar una interacción directa con su trabajo. No hay pedestales para su trabajo; las vitrinas se invierten en contenedores abiertos. Como tal, se invita a un número limitado de visitantes a pasear cuidadosamente entre sus instalaciones. Se trata de piezas cuyas fronteras no siempre son obvias o fácilmente discernibles, lo que aumenta nuestra atención en las relaciones cambiantes que crea entre los diversos elementos que componen sus obras.

En la práctica de Wilkes, el proceso a través del cual el arte transforma el lugar común tiene menos que ver con los desplazamientos modernos del readymade que con los sistemas más antiguos y cíclicos de creencia mágica. «Todos los objetos pueden volverse trascendentales», explica la artista, aunque siente que «no hay necesidad de que alguien lo entienda completamente». El arte de Wilkes se aborda mejor como una visión marcadamente subjetiva y singular: un mundo privado que, sin embargo, evoca inestabilidades comunes y vulnerabilidades humanas reconocibles mucho más allá de los límites de su estudio.

Qué: Exposición sobre Cathy Wilkes
Dónde: MoMA NY - 11 W 53rd St, New York, NY 10019
Cuándo: Hasta el 11 de marzo de 2018 
→ moma.org
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