Hoy, el Ayuntamiento de València ha dado a conocer la imagen que acompañará a una de sus festividades más conocidas: las Fallas. En esta ocasión, ha sido el diseñador gráfico Dídac Ballester el seleccionado para desarrollar el grafismo de esta popular fiesta valenciana.
Dos son los carteles que conforman este año la imagen de Fallas 2020 firmada por Dídac Ballester. En ambos se aprecia una humareda asociada, en el primero, a una mascletà; y, en el segundo, a la quema de una falla. Mediante motivos que recuerdan ligeramente al arte pop, el primer cartel cuenta con elementos que remiten al concepto de «petardo» o «explosión»; el segundo, por otro lado, presenta unas llamas. Dos «elementos inmateriales y esenciales» de la festividad que, en palabras de Dídac Ballester, suponen el inicio y el final de la misma. «Los carteles son una antítesis, y también un complemento. Uno no es sin el otro», puntualiza el diseñador gráfico especializado en proyectos de identidad visual, diseño de libros y packaging.
Así, Dídac Ballester se ha decantado por la concisión y la sencillez a través de esta pareja de símbolos «enérgicos y potentes». Mientras que el primer cartel representa el día (como se aprecia en el fondo escogido); el segundo, hace lo propio con la noche. «Dos carteles que son el día y la noche, el ruido y la luz, la pólvora y el fuego», corrobora Ballester, que hace así el ejercicio de comenzar con «el primer estallido» y acabar con «la luz» de la cremà, momento que pone el broche final a las Fallas.
El proceso, señala el diseñador, ha sido tanto manual como digital. La idea, gestada en folios y bocetos, se trasladó después al ordenador, indispensable para aportar una textura más «cálida» a la imagen. Por lo que respecta a las indicaciones (o no) del Ayuntamiento de València, Ballester indica que no hubo briefing, sino libertad absoluta. «Si tenía que ser un cartel, uno; si eran varios, varios. Había libertad en cuanto al número de carteles y a la temática», advierte. Es lo que ha sucedido, precisamente, en años anteriores: la propuesta de Luis Demano y Joan Quirós, en 2017, se materializó a través de cinco carteles, mientras que las Yinsen (María Pradera y Lorena Sayavera) presentaron el año pasado tres.
Preguntado por el elemento que tapa parcialmente la «a» de «Falles», y si responde a algún motivo, el diseñador gráfico no considera que ello sea «tapar» la tipografía, sino «aportarle volumen». «Son pequeños detalles que hacen que el elemento gráfico tenga más potencia», argumenta. Por lo que respecta a la tipografía, confiesa que el objetivo era localizar una que tuviera «carácter».
«No nos apetecía utilizar una grotesca o una tipografía más fría: queríamos que tuviera calidez, personalidad y una presencia gráfica importante. La que hemos escogido está retocada (alguna letra está reajustada). También nos gustaba porque incluso hace un pequeño guiño a esas estructuras de madera del andamiaje de las Fallas».
A la espera de la acogida de la comunidad fallera, Ballester se muestra pragmático: «Imagino que habrá críticas negativas y positivas. Un cartel de estas características no le puede gustar a todo el mundo, y no solo en el mundo fallero, sino también en València en general. Habrá personas que se sientan muy identificada con el primer cartel, con la mascletà anunciando las Fallas y lo emocionante de ese momento; y otras que pongan el acento en otras cosas y echen en falta elementos». «Las Fallas tienen mucha simbología y representarla toda te obligaría a hacer muchísimos carteles. Por eso este año la propuesta era centrarse en un relato muy sencillo basado en el ruido, la luz, el color, la pólvora, el fuego», añade.
En cuanto al feedback del consistorio, el diseñador admite que se ha sentado en varias ocasiones con el Ayuntamiento. «Ha habido varias reuniones», afirma, «me gusta reunirme con el cliente para saber qué opina y, a partir de las críticas, ir ajustando cosas». El encargo, vertebrado a través de llamada a proyectos (como ha sucedido los últimos tres años), ha contado con un presupuesto de 4.500€ más IVA.