El diseñador Romualdo Faura responde a Ena Cardenal por su carta «Yo y mis circunstancias o cómo ir de guay precarizando el trabajo» en relación con el nuevo Acuerdo Marco de Madrid.
A Ena Cardenal de la Nuez:
Ena, cuando leí tu artículo, y pese a la enorme irritación que me produjeron tus insultantes y gratuitas alusiones directas a mi persona, acabé concluyendo que respondían a un mero desahogo personal, porque considerabas no cumplidas las expectativas que tenías al ser seleccionada como una de las empresas que trabajarían para el nuevo Acuerdo Marco del Ayuntamiento de Madrid. En un ejercicio de contención lo dejé pasar, porque no quería entrar en una discusión del tipo «y tu más», que a nada iba a conducir y que suponía un desgaste inútil.
Al llegarme noticias de que el artículo era comentado y recibido como una valiente denuncia sobre el actuar de la administración, y que enseñaba «con pelos y señales que en nuestro mundo también pululan algunos miserables y ventajistas», y que «la actitud de estos tres estudios pone en evidencia la cara más penosa del ser humano», entre otras lindezas similares que se dicen en algunos comentarios, he vuelto a leer el artículo varias veces y sigo con la misma impresión inicial. No veo denuncia alguna (justificada y coherente, me refiero), y si una «pataleta» y quizás —no soy psicólogo— la necesidad de buscar y señalar culpables de que tus expectativas en el Acuerdo Marco se hayan visto frustradas.
Pero ahora, visto lo visto, he decidido aparcar mi pereza y dirigirte esta carta.
Me has puesto en la plaza pública, has lanzado la primera piedra y has «invitado» a la muchedumbre, que gozosamente se ha unido la fiesta, a que culmine la lapidación.
Tu sabrás los motivos que te han impulsado a ello. No me interesa conocerlos, si es que tienes alguno aparte del desahogo personal al que antes he aludido. Pero sí me interesa, y mucho, saber qué concretos hechos y actuaciones personales mías fundamentan las graves descalificaciones que me diriges. Creo que tengo derecho a que lo manifiestes de forma explícita. También lo tienen todos los «comentaristas», que opinan y deben conocer los hechos sobre los que opinan, como aquellos que, además, han tirado la piedra. También lo tienen los profesionales y asociaciones de diseñadores, que en este o en otro medio, han expresado su opinión y/o valorado tu artículo como «valiente denuncia» de todos los males y prácticas irregulares que afectan a nuestro colectivo, dando con ello por ciertas y plenamente justificadas tus afirmaciones, sin plantearse siquiera conocer, al menos, la versión de quien es señalado, con nombre y apellidos, como ejecutor de tales prácticas. Ninguno se ha interesado por conocer mi versión de los hechos.
Sí a lo que estos profesionales y asociaciones aspiran es a dignificar nuestra profesión, que no lo dudo, mal comienzo me parece dar por buenos, sin más, los graves insultos y descalificaciones que, gratuitamente, un colega dirige a otro.
Dado que nadie parece interesarse por conocer la realidad de lo ocurrido en la gestación, plasmación y desarrollo del Acuerdo Marco, esta carta tiene una doble finalidad, la primera y principal, manifestar mi total repulsa por tu irresponsable e incalificable actuación hacia mi persona. La segunda y obligada por tus silencios, la de dar a conocer los hechos producidos en el ámbito de aplicación del Acuerdo Marco, en el que incardinas la «postura deliberadamente insolidaria» que me atribuyes y tu acusación de fomentar «…la banalización del trabajo a conciencia, devaluando su valor hasta límites insospechados. Convirtiéndolo en algo irrelevante», para que todo aquel que tenga a bien opinar o valorar al respecto, lo haga con conocimiento de causa.
Como intuyo que esta carta va a resultar de mayor extensión de la deseable, para no perderme, voy a tomar tu articulo como hilo conductor.
Obvio los primeros párrafos. Nada tengo que decir al respecto. Tampoco sobre la percepción personal que expresas, de que lo que prometía ser el paraíso del diseñador gráfico se convirtió para tí en una especie de circo romano.
Comienzo con tus referencias al nuevo Acuerdo Marco y la consideraciones que haces sobre el mismo.
No tengo ningún reparo en manifestar abiertamente cual es la mía sobre su contenido y sobre el proceso de selección de empresas y el posterior de adjudicación de contratos basados.
Ignoro si legalmente el Ayuntamiento podría haber optado por otro sistema que regulara de manera diferente la contratación de los servicios de creación para las campañas institucionales. Dicho esto, es mi opinión que, en el fondo y en la forma, el Acuerdo Marco da respuesta adecuada en relación a los criterios y principios que deben exigirse a cualquier administración publica cuando contrata con particulares y empresas privadas. Entre esos criterios, yo le concedo suma importancia a los de transparencia, publicidad e igualdad de oportunidades.
En este caso, se convocó un concurso abierto a todos los que les pudiera interesar y con la publicidad suficiente del procedimiento a seguir y de las clausulas y condiciones que iban a regir, tanto en el proceso de selección como en el posterior de ejecución; se presentaron 68 empresas de las cuales se seleccionó a 13 por un comité de expertos formado por personal cualificado, ajeno al Ayuntamiento, y cuya composición fue previamente dada a conocer; estos expertos fueron designados por las asociaciones profesionales APIM, DIMAD, ADG-FAD y por la Fundación Diseño de Madrid; este comité decidió tras el examen y valoración de los méritos y/o trabajos alegados y presentados en plica cerrada; motivó y detalló exhaustivamente la valoración que otorgó a cada empresa; se publicó todo ello, y los afectados tuvimos la posibilidad de recurrir. Igualmente, el Ayuntamiento abrió un canal de comunicación para resolver cualquier duda que se pudiera suscitar en la fase de selección del Acuerdo Marco.
Prefiero este sistema a otras formulas de contratación como las llamadas a proyecto, donde los criterios de adjudicación no son objetivos y se confiere al adjudicador una libertad de elección incondicional, no garantizando, por tanto la competencia efectiva. Lo prefiero a los contratos menores ejecutados de manera discrecional y, por supuesto, lo prefiero antes que las adjudicaciones a dedo.
Haces referencia a determinados contenidos del Acuerdo Marco que parecen no gustarte. Nada que comentar. Sólo que conocías todo su clausulado desde que se publicó la convocatoria y aceptaste concursar. Tu sabrás.
Se abre el telón y, de entrada, me acusas a mi y a otras dos empresas de emprender, desde el segundo uno, “…una terrorífica política de descuentos” — sometiendo a las empresas restantes a una situación denigrante— y de poco menos que de ser responsables de todos los males del sector. Y concluyes afirmando que lo que te tiene realmente estupefacta «… es la postura deliberadamente insolidaria de Romualdo Faura (y otras dos empresas que citas), que presumen de ser lo más… Y cuyos hechos hablan de lo contrario: fomentando la banalización del trabajo a conciencia, devaluando su valor hasta limites insospechados. Convirtiéndolo en algo irrelevante».
Esto tendrás que explicarlo, Ena. Si no lo hiciste cuando debías, tienes la oportunidad de hacerlo ahora.
Dices que los hechos hablan. Y tienes razón. Por eso hago yo el relato que tu omites de manera indecente, pues te apoyas en ellos como fundamento de tus descalificaciones.
1.- Doy por supuesto que al momento de optar al concurso conocías todo el clausulado que iba a regular las distintas fases del Acuerdo Marco. Y doy por supuesto que, una vez seleccionada, conocías y entendías todos los términos del contrato que firmaste. Si no fue así, no me hagas a mi responsable de las consecuencias de tu ignorancia o dejadez.
2.- En el contrato que libre y voluntariamente aceptaste se establece que la prestación de cada uno de los servicios requeridos se adjudicará al licitador que haya presentado la mejor oferta.
En la cláusula 45 relativa a los contratos basados se dice expresamente «…que no se considerará desproporcionada o anormal ninguna oferta…», y detalla las razones que justifican tal estipulación.
Dices que el Acuerdo Marco admite las bajas temerarias y haces otras alusiones a este concepto demostrando ignorar que con esos términos no se hace referencia a ningún criterio o sistema para igualar o equilibrar las ofertas de los licitadores, sino que es considerado como un instrumento que se concede al órgano administrativo para controlar que las ofertas que se formulan sean viables y evitar que se contrate sobre presupuestos económicos incapaces de proveer el producto o servicio objeto de licitación.
3.- Aludes a que desde el primer momento tres empresas, la mía una, emprendimos una terrorífica política de descuentos. Tu dirás qué hechos te han hablado de esto.
Los que a mi me conciernen son los que ahora te recuerdo. Tu los silencias, yo los expongo públicamente, pues nada tengo que ocultar y lo considero pertinente a aquella segunda finalidad de esta carta que mas atrás he expresado.
Los descuentos por mi ofertados en las licitaciones que hasta la fecha se han producido han sido, por el mismo orden, los siguientes: 20%; 42%; 35%; 20%; 45%; 25%; 22%; 49%; 21%; 19%; 35%; 27%; 23%; 28%; 33%; 39%; 27%; 26%; 26%; 33%; 31%; 29%; 22%; 18%; 21%; 54%; 19% y 18%.
Entre los descuentos ofertados por las restantes diez empresas que tienes a bien diferenciar de las que incluyes en el “lado oscuro” aparecen cifras tales como el 49%; 48%; 42%; 40,6%; 40%; 39,84%; 38,50%, 36%; 34,70%; 34,50% 34% y 33%, y otras inferiores, (algunas de estas cifras aparecen en varias ofertas de diferentes empresas).
Cada empresa, en cada licitación, con la misma aspiración de conseguir el encargo profesional y en ejercicio de su libertad de decidir, efectúa la oferta que estima oportuna. Igual que haces tú. Todas las empresas aceptamos igual contrato y para todas derivan iguales derechos e iguales obligaciones.
Admites que es legal que haga el descuento que tenga por conveniente, pero que no es ético. Y ahí lo dejas. Podrías habernos dicho al menos donde está la línea que delimita lo que es un descuento terrorífico y no ético y lo que es un descuento adecuado y con valores. ¿Es el 15%, el 20%, el 35%? ¿O es quizás el 49% de descuento que ha ofertado alguna de las empresas que no han merecido tu reprobación?
Seguiré haciendo los descuentos que estime adecuados atendiendo a las características del encargo y a lo que me motive su ejecución.
Afirmas que con nuestras prácticas hemos «conseguido que el Ayuntamiento no invierta casi la mitad del presupuesto destinado a un oficio». Es obvio, aunque parece que tu lo desconoces, que la cantidad presupuestada no está destinada a un oficio, sino a retribuir los concretos servicios de creación que el Ayuntamiento requiera. De ser como tu dices, quizás podrías reclamar que el remanente se reparta entre todos los particulares y empresas en alta en esta actividad, por ejemplo.
Dicho esto, tu afirmación podría considerarla casi como un elogio. Yo espero de quien gestiona la cosa publica y administra el dinero de todos, que lo haga con la máxima eficiencia y eficacia, que preste el mayor número de servicios con el menor gasto posible.
Si aplaudo que se saquen a licitación pública y en régimen de libre competencia los contratos para proveer de material informático, para realizar los servicios de mantenimiento y limpieza de un colegio o para cualquier otro que se nos ocurra, no niego mi aplauso cuando eso me afecta a mi. Por ser diseñador no me creo de mejor condición y merecedor de privilegio alguno respecto a cualquier otro, sea cual sea la actividad que desarrolle o el sector al que pertenezca. Es mi apreciación.
Dices que «…el sector publico debería dignificar las condiciones de trabajo de los profesionales y es evidente que con este Acuerdo Marco -el subrayado es tuyo- se está consiguiendo exactamente lo contrario.» Y que te «escandaliza que con nuestros impuestos se fomente la precarización de un sector».
Un hecho: Por la ejecución de dos contratos que se me han adjudicado en base a los mayores descuentos que he ofertado, que ya he finalizado y han sido recibidos a satisfacción, he sido retribuido con la cantidad total conjunta de 13.742,00 euros más IVA, (este es un dato que puedes comprobar pues tienes acceso a la misma información que yo). Y el tiempo total que he dedicado a la elaboración de ambos no ha superado las cinco semanas. Aclaro que soy profesional autónomo, sin trabajador alguno a mi cargo.
Un dato: El sueldo del Presidente del Gobierno asciende a 7.070,43 € mensuales, (84.845,16 € anuales dividido por 12 meses). Fuente: «transparencia.gob.es» actualizada a 15/06/2021.
Y una conclusión: Por el trabajo realizado en un mes he sido retribuido con una cantidad equivalente a la cantidad con que se retribuye al Presidente del Gobierno por dos meses de trabajo.
4.- Concluyes tu libelo, expresando que lo que te tiene «realmente estupefacta es la postura deliberadamente insolidaria de Romualdo Faura,… (y de otras dos empresas). Estudios que presumen de ser lo mas, que van de guays…. Y cuyos hechos hablan de lo contrario: fomentando la banalización del trabajo a conciencia, devaluando su valor hasta límites insospechados. Convirtiéndolo en algo irrelevante.»
A mi lo que me deja estupefacto es tu desfachatez al acusarme de una actuación deliberadamente insolidaria, (es decir de forma voluntaria, intencionada y hecha a propósito), en un contexto en el que lo único que puede entenderse es que lo hago buscando un ilegitimo e inmoral beneficio propio y, además, con la intención y voluntad de causar un perjuicio a otros.
De nuevo tengo que hacer yo el relato de hechos que tu omites pese a que tienes cumplido y cabal conocimiento de ellos. Refiero los que considero mas relevantes:
1º) Debido al descontento manifestado por algunas de las empresas adjudicatarias respecto al desarrollo del Acuerdo Marco, el día 10 de junio las empresas y el Ayuntamiento mantuvimos una reunión por teams.
2º) El día 14 de junio remití, al Ayuntamiento una propuesta, elaborada y formulada en detalle y por escrito, en cuyos primeros párrafos hacía referencia a que en la reunión del día 10 «se habló de la conveniencia de que los trabajos o servicios a realizar se distribuyan de la forma más equitativa posible entre las trece empresas adjudicatarias…» y que «con esa aspiración formulo esta propuesta al Ayuntamiento, para que, si la considera un punto de partida viable y susceptible de estudio y debate para su definitiva definición y posterior aceptación, la someta a la valoración de las trece empresas adjudicatarias».
Nadie más formuló propuesta alguna con igual finalidad. Si tú conoces alguna, publícala. Yo te invito y te autorizo a que publiques la mía.
En unas consideraciones previas, expresé con total claridad cuál era mi opinión sobre lo que se manifestaba por alguna empresa como origen de su descontento y lo hice entre otros, en los siguientes términos:
- «Es un hecho incuestionable que estamos en el ámbito de aplicación de un contrato cuyo clausulado debe ser respetado escrupulosamente tanto por cada empresa adjudicataria como por el Ayuntamiento. Todas las empresas adjudicatarias conocíamos y aceptamos los términos del contrato. Ninguna reserva, discrepancia o reparo podemos hacer ahora. Todas hemos optado y finalmente aceptado entrar en un sistema en régimen de libre competencia».
- «Creo que una de las finalidades del sistema de licitación para trabajos a las administraciones públicas es, nos guste o no a las empresas, que los trabajos se ejecuten con el menor coste para las arcas públicas».
- «Es inobjetable que cualquiera que sea la decisión que cada empresa adopte al respecto -sobre el descuento que oferta- es igualmente legítima y respetable. Únicamente cada empresa, con sus particularidades, es la que tras valorar sus posibilidades y pretensiones, está legitimada para hacer la oferta que estime adecuada. La cláusula 45 relativa a los contratos basados es meridianamente clara al respecto al decir expresamente que “…no se considerará desproporcionada o anormal ninguna oferta…».
- «Creo que fue sentir común expresado en aquella reunión que era pernicioso para el desarrollo del acuerdo marco que se continuara con la aplicación literal del contrato a adjudicar el contrato basado a la oferta que realizara una mayor baja respecto del precio de salida fijado por el Ayuntamiento, y que lo conveniente y deseable era que los servicios de creación reclamados por el Ayuntamiento se repartieran de la manera mas equitativa posible entre las trece empresas adjudicatarias, …»
Exponía a continuación las directrices y procedimiento que, a mi juicio, haría posible ese reparto equitativo y decía: «B.5. Por la propia naturaleza y peculiares características de los diferentes servicios de creación que puede reclamar el Ayuntamiento es lógico que su retribución sea también diferente. Si se aspira a que la distribución de los contratos sea equitativa entre las empresas adjudicatarias, parece que el parámetro mas razonable para alcanzar esa igualdad sea el de la retribución de los servicios contratado, no el de número de contratos. Por ello cada fase o secuencia en las adjudicaciones…».
Y concluía en los siguientes términos: «Estas son las directrices que propongo y que someto a la consideración del Ayuntamiento de Madrid, por si pueden servir como punto de partida a una deliberación que, con las aportaciones de las partes implicadas, y tras su aceptación unánime por todas ellas, puedan servir de regulación consensuada de los procedimientos de adjudicación de contratos basados en el Acuerdo Marco para la prestación de «Servicios de creación para las campañas institucionales».
3º) El día 15 de junio envié un e-mail a todas las empresas adjudicatarias dándoos traslado literal de dicha propuesta.
No llegó a celebrarse ninguna reunión posterior.
4º) Te consta a ti y me consta a mí que en la única conversación telefónica que hemos mantenido, a tu iniciativa, no di muestra alguna de insolidaridad. Pero esto sólo lo conocemos nosotros.
Sin más comentarios. Los hechos hablan.
Y en fin, Ena, considero muy acertada tu decisión de comprar a tu hija el disfraz de gladiadora, pues como muy bien dices «HAY GENTE MUY RARA AHÍ FUERA. DOMINAN PERFECTAMENTE LA ESTETICA, PERO NO ENTIENDEN NADA DE ETICA», y puede verse en la situación de ser sometida a escarnio público porque alguien, en un momento determinado, decide elevar su percepción de lo que es justo o injusto, de lo que es ético o no ético, a la categoría de verdad absoluta y de necesaria aceptación universal.
Nada más,
Romualdo Faura Bernabé.
P .D.
Ena, no te exijo ninguna rectificación. Ni siquiera te la pido. No la necesito. Por ahora.
A todos los destinatarios de esta carta. En nuestro país se respeta y protege la libertad de expresión, pero también se protege el derecho fundamental al honor y a la propia imagen.