‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’: descubrimos sus secretos de la mano de Hampa Studio

Bunuel fotograma de la película

El sábado pasado logró el Goya a ‘Mejor Película de Animación’ compitiendo con películas como Klaus. Descubrimos todo lo que hay tras esta cinta donde figura el estudio valenciano Hampa Studio como coproductora. Así se gestó Buñuel en el laberinto de las tortugas.

Buñuel en el laberinto de las tortugas se alzó el pasado sábado con la estatuilla a ‘Mejor Película de Animación’ en los Goya. La película de animación, que retrata el proceso de creación que siguió Luis Buñuel para realizar su famosa (y polémica) película, Las Hurdes, convierte todo lo que toca en oro, como demuestran los galardones internacionales que ya atesora. Tras ella, se encuentra un amplio equipo que ha puesto la animación española en el punto de mira a nivel mundial. Entre ellos, el estudio valenciano Hampa Studio que, junto con Sygnatia, Glow y Submarine, componen la coproducción de la cinta.

«Buñuel lleva una trayectoria nacional e internacional muy salvaje», reconoce Alex Cervantes, CEO y fundador de Hampa Studio. A pesar de ello, desde el estudio desconocían si finalmente el Goya iría a parar a sus manos. «Estaba Klaus», advierte Cervantes, «una película financiada por Netflix, con un presupuesto muy bestia comparado con el nuestro, y muy bien hecha, con un inmenso talento. Y, además, nominada a los Oscar». Cuando finalmente Santiago Segura y Maribel Verdú anunciaron que eran los ganadores, se desató la euforia. «Saltamos como locos, nos pusimos muy contentos», sonríe el fundador de Hampa Studio.

PROCESO TÉCNICO

Buñuel en el laberinto de las tortugas, que adapta el cómic firmado por Fermín Solís, y está capitaneada por Salvador Simó, emplea un estilo «muy gráfico, sin demasiados alardes de dibujo», según Cervantes. Luis Buñuel, que percibe cómo se le cierran todas las puertas después de su escandaloso estreno de La edad de oro, tiene como objetivo denunciar la situación que viven las personas de Las Hurdes, una de las regiones más pobres y olvidadas de España. Un agraciado décimo de lotería de su amigo, el escultor Ramón Acín, convertirá su sueño en realidad. «Las Hurdes, justo en esa época, no demasiado esplendorosa, era un paisaje sobrio. Así lo quisimos reflejar», apunta Alex Cervantes al ser preguntado por el proceso de dibujo del film.

Por lo que respecta a la animación, esta «buscó un estilo más contenido, como el de los japoneses, para ahorrar en recursos y animar solo lo que realmente necesitábamos para contar la historia». Para ello, alude Cervantes, fue imprescindible la figura de Manolo Galiana, que cuenta con una trayectoria profesional donde figuran nombres como Disney, Dreamworks o Warner. «Su trabajo es brillante y ha resultado vital para contar bien la historia», apunta.

La decisión de realizar la película en 2D tampoco fue, precisamente, fortuita. «Al final, es una película para adultos, y una película de estas características en 3D no se recibe de la misma manera. Los adultos vemos una película en 3D y tendemos a asociarla con el público infantil. Además, queríamos demostrar el amor que profesamos hacia la técnica del 2D y recuperarla», sostiene Alex Cervantes, que también reivindica la importancia de la historia en lugar de la técnica.

«Cuando los adultos vemos una película, y nos metemos por completo en su narración, nos da (casi) igual la técnica. Lo importante es contar una historia que interese».

RETRATANDO A BUÑUEL

Llevar una persona real a un personaje de animación conlleva todo tipo de retos. «A nivel de guion, queríamos contar la historia de Las Hurdes, pero, sobre todo, queríamos reflejar cómo era Buñuel con todos sus matices: sus negros, blancos y grises», señala Alex Cervantes. A pesar de que los familiares de las personas que aparecen podrían haberse mostrado reticentes, el fidedigno retrato de la película ha convencido. «Son personajes controvertidos, admiten desde Hampa Studio, «pero todo el mundo entendió que todos tenemos nuestras luces y sombras».

«En Extremadura y, en concreto en Las Hurdes, tenían un odio bestial a Buñuel después de la película porque pensaban que se estaba burlando de ellos, cuando en realidad lo que quería hacer él era denunciar la situación de esa pobre gente», agrega Cervantes. El toque de realismo que impregna toda la película se vertebra, además, con imágenes reales de la propia película. «Decidimos introducir escenas reales como el ritual de las gallinas, o la de niña que se está muriendo, porque le daba un punto de realidad que nos gustaba mucho y porque queríamos hacer una película diferente. Sin embargo, no sabíamos cómo lo iba a recibir el público», admite.

LA ANIMACIÓN DESDE VALÈNCIA

Hampa Studio, que tiene su base en València, es una de las empresas que demuestra que el sector de la animación comienza a cobrar fuerza. «A nivel de talento, el sector es cada vez más potente. Muchos valencianos que empezaron a estudiar aquí y emigraron por la crisis a trabajar fuera, están regresando. Esa gente que está volviendo llega mucho más enriquecida, con técnicas nuevas, y nos permiten hacer mejores producciones gracias al conocimiento adquirido», menciona Alex Cervantes.

A nivel de financiación, aunque todavía falta camino por recorrer, también existe cada vez un mayor apoyo. «Podríamos estar mejor, pero tanto desde el IVAC como À Punt sí se aprecia ganas de ayudar. No hay mucho dinero, es cierto, pero sí percibimos que hacen todo lo que pueden», alega en la misma línea.

Con la vista fijada en los próximos Oscar, que se celebrarán el próximo 9 de febrero, cabe preguntarse si las películas de animación deberían tener la oportunidad de hacerse con la estatuilla a Mejor Película sin la necesidad de esa coletilla que, en palabras de Cervantes, «es una técnica, no un género».

«Tiene que llegar ese momento, pero creo que todavía no es ahora».

«En el sector sabemos que la animación es una técnica. A los adultos, y a los que trabajamos en esto, nos da lo mismo animación o imagen real: queremos ver una historia que nos interese. Sin embargo, a la gente que no está ahí le cuesta entender que una película de estas características pueda contar una historia que les pueda interesar a ellos», puntualiza. Cervantes, además, mira hacia Japón para evidenciar cómo conviven allí otras realidades: «Allí ves a un señor de 80 años leyendo un cómic manga porque les da igual el formato con tal de que la historia les llene».

En Occidente, no obstante, falta todavía cambio de mentalidad. «Ahora sí necesitamos esa diferenciación», señala Cervantes, «para que la animación no quede eclipsada por la imagen real». Quién sabe lo que deparará el futuro a esta disciplina que comienza a pisar (cada vez más) fuerte.

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