Buenaventura firma la identidad visual de Raffles Residences Diriyah: un ejercicio de traducción cultural desde el diseño

El estudio Buenaventura ha desarrollado la identidad visual de Raffles Residences Diriyah, un nuevo complejo residencial de alta gama en Arabia Saudí que busca conectar el legado cultural de Diriyah con el imaginario de lujo que representa la marca Raffles.

El encargo —enmarcado en uno de los desarrollos urbanísticos más ambiciosos del país— con la dirección de arte de Ramón Soler y coordinado por Conway+, y se articula como una propuesta de diseño que toma la cultura local no como un ornamento, sino como materia prima para construir una nueva narrativa visual.

“La intención no era maquillar la identidad con elementos exóticos, sino reinterpretar los códigos estéticos saudíes desde una mirada contemporánea y respetuosa”, señalan desde Buenaventura. Para ello, el estudio ha partido de un concepto que han denominado «lienzo flexible»: una estructura visual que permite entrelazar tradición y modernidad sin que una absorba a la otra. “Es una metáfora que nos ha servido para modular la relación entre dos lenguajes culturales distintos, sin jerarquías ni imposiciones estéticas”.

Una de las claves del proyecto ha sido el uso de referentes arquitectónicos locales, especialmente los motivos ornamentales de la arquitectura Najdi, típicos de las puertas tradicionales de la región. Estos elementos han sido deconstruidos y transformados en un sistema gráfico que combina ilustración, color y composición con una lógica contemporánea. “No se trata de aplicar patrones tradicionales de forma literal, sino de entender su estructura, su ritmo visual y su función simbólica”, explican desde Buenaventura. “A partir de ahí, generamos nuevas formas que mantienen un vínculo con lo original, pero que funcionan en un contexto visual completamente nuevo”.

La paleta cromática también responde a una lógica contextual. Lejos de colores arbitrarios, el sistema se construye a partir de elementos naturales y arquitectónicos de Diriyah: el verde del oasis de Wadi Hanifa, el azul profundo del cielo, el naranja de la arcilla local o el dorado como símbolo de la memoria histórica. “Cada color tiene una razón de ser”, explican, “no son decisiones decorativas, sino evocaciones directas al territorio”.

Además de la parte gráfica, el proyecto incluye una serie limitada de serigrafías concebidas como extensiones artísticas de la identidad visual. Estas piezas, producidas por Christian Walter, reinterpretan el arte geométrico saudí y funcionan como obras autónomas dentro del universo visual creado. Según el equipo creativo, “la idea era llevar la identidad más allá de lo corporativo, generar objetos que puedan leerse como arte en sí mismos, pero que refuercen el mismo lenguaje visual”.

También los materiales, las texturas y los acabados han sido seleccionados con la intención de activar una dimensión sensorial y emocional en la experiencia de marca. Desde la papelería hasta las piezas editoriales, todo el sistema ha sido diseñado para mantener la coherencia y la calidad formal del conjunto. “Buscábamos que cada elemento tuviera peso específico, que no hubiera piezas de relleno ni soluciones genéricas”.

El reto, según explican desde Buenaventura, ha sido “traducir visualmente un contexto cultural muy específico sin caer en lo anecdótico ni en lo estereotipado”, algo especialmente relevante cuando se trabaja para una marca internacional como Raffles. Fundada en 1887 en Singapur, la cadena ha construido su reputación sobre una estética de lujo atemporal, que debía integrarse aquí sin desvirtuar el carácter local del proyecto. “Lo más difícil fue encontrar el equilibrio entre lo global y lo contextual”, concluyen. “Pero ese punto de tensión es, precisamente, lo que da valor al resultado”.

Raffles Residences Diriyah se presenta como una operación urbanística y cultural de gran escala, pero su identidad visual demuestra que es posible abordar este tipo de encargos desde una mirada precisa, crítica y fundamentada. Buenaventura no ha hecho aquí un ejercicio de imagen corporativa al uso, sino una propuesta de diseño que se atreve a construir sentido desde lo gráfico. Un gesto que, en un sector cada vez más homogeneizado, merece atención.

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