Actualizado 25/06/2011
Llama la atención la proliferación de asociaciones de diseñadores en España durante los últimos años. En la última década han aparecido nuevas siglas por todas partes y me consta que a muchos este fenómeno les parece disgregador y anticuado. Disgregador porque creen que ya existen entidades que cubren ese ámbito territorial —por ejemplo, aparece una nueva asociación provincial cuando ya existe una autonómica— y anticuado porque cuanto más se extienden y más se usan las redes sociales de Internet, parece que este tipo de entidades son ya cosa del pasado.
Sin embargo, hablando recientemente con algunos de los impulsores de estas nuevas asociaciones, pude comprobar que explican su razón de ser con argumentos que son muy actuales y necesarios. Sobre la profesión y los profesionales, hablan de “promover”, “dar a conocer”, “coordinarse”, “ayudarse”, etc. Pero sobre todo lo más importante para ellos es lograr “hacer cosas allí donde habitualmente no se hacen”. Es decir, actos presenciales relacionados con el diseño —sean cursos, conferencias o premios— en lugares como Valladolid, Granada o La Coruña.
Tiene sentido. No todo tiene que pasar en Barcelona, Madrid o Valencia. Y la verdad es que gracias al esfuerzo de unos pocos, cada vez hay más eventos en lugares donde hay diseñadores pero no había quién los agrupase y los hiciese visibles. Podemos discutir si el ámbito de una nueva asociación es el adecuado, si es mejor que sea local, provincial o autonómica. Pero eso sería entrar en un terreno tan difícil como el de la propia organización territorial de este país. La cuestión es que si estas asociaciones funcionan bien, si dan vida al diseño local y lo conectan con el mundo, si dan a conocer el diseño de la forma correcta a la sociedad en general, tienen sentido. Bienvenidas pues y que se vayan formando tantas como sea necesario. Olvidémonos de las jurisdicciones, estamos hablando de hacer que las cosas se muevan. Las entidades son las personas que las forman y si lo hacen bien, permanecerán. Y si no, ya desaparecerán.
Dado que pertenezco a una de estas entidades que promociona la profesión, concretamente a una que lleva más de cien años intentándolo, dejadme que os diga cuáles me parece a mí que son los peligros y errores que en estas asociaciones solemos cometer.
El primero es hacer la competencia a las escuelas.
Recuerdo perfectamente el día que se dio a conocer una nueva de estas nuevas entidades en Barcelona cuando, delante de los representantes de otros colectivos relacionados con el diseño, su director nos anunció que la primera acción que iban a poner en marcha era unos másters de carácter internacional. Después de las felicitaciones y elogios de compromiso, algunos de los representantes de las escuelas que hoy imparten graduados y las Universidades tuvieron que recordarle que, tal vez, esa no era la función de esta nueva entidad y que si en algo sobresale nuestra ciudad es en la oferta educativa. O dicho de otra manera, que si quería hacer también docencia, no estaría mal hablar primero con ellos.
La tentación de hacer cursos es comprensible. Pero lo lógico es mirar primero el panorama, ver si es necesario y, en todo caso, trabajar al lado de las escuelas, que saben lo que hay y cómo se hace.
El segundo es intentar hacer de policía. Decidir quién es diseñador y quién no lo es.
La frase “hoy en día cualquiera con un ordenador cree ser un diseñador gráfico” que algunos colegas usan como lamento o que gente de fuera de la profesión te cita buscando tu complicidad, no me parece como para indignarse. Al contrario, creo que es una señal de que el mundo felizmente está cambiando.
Francamente, no me preocupa el intrusismo en diseño gráfico. Al contrario, me alegro de que exista una profesión que, gracias a la tecnología, cualquiera con cierto talento puede ejercer. Ojalá hubiese más sectores donde pasase esto. ¿No les gustaría a ustedes que hubiese una web para poder hacer de abogados con la simplicidad que se compra un billete de avión? ¿O no tener que ir nunca más a un notario? Es más, ojalá vengan más intrusos y se lleven por delante a todos los mediocres que viven de conservar el secreto sobre cómo se hace algo y poco más.
Nadie debe decidir quién es diseñador y quién no. Lo digo abiertamente: no estoy de acuerdo con los colegios profesionales y lo lamento porque los que los llevan gastan su tiempo de forma generosa y con la mejor voluntad. Pero creo que son una rémora del pasado, un tipo de organización de la que nos debería haber librado aquel rey ilustrado que nunca tuvimos. Hasta donde yo sé, los miembros de otras profesiones que pertenecen a un colegio están hasta las narices de tener que pertenecer obligatoriamente a una entidad que les regula. Aunque es probable que históricamente han podido ser beneficiosos para las profesiones y que todavía hoy hay muchas otras personas que los consideran necesarios, me parece que es una forma de proteccionismo poco más evolucionada que los gremios.
Encima, en nuestro caso, en una de las pocas ocasiones en las que se hubiese podido actuar de forma ‘oficial’, como es el caso de la exclusión de la docencia de profesionales del diseño sin titulación universitaria debido al ajuste del Plan de Bolonia, se dejó que fuesen otros los que se organizasen y reclamasen ante la administración. Y así nos fue.
El tercero es hablar de “dignificar la profesión”.
Creo que ni yo ni nadie de este sector tiene la sensación de hacer un trabajo “indigno”. Difundir el diseño y darlo a conocer es muy necesario. Cuanto mejor se entienda, mejores serán los encargos y más se nos respetará. Pero, por favor, no pidáis que nos dignifiquen, es una forma de presuponer que de entrada no hacemos algo normal.
El cuarto es depender del dinero público.
Ya sabemos lo difícil que es tirar adelante este tipo de iniciativas sólo con el esfuerzo de los miembros de las juntas, las cuotas de los asociados y los patrocinadores privados, si los hay. Pero no somos la administración. Aunque muchos lo lleguen a pensar, no formamos parte del Estado. No es ético ni es bueno para la profesión.
Estamos en contra de los concursos abiertos y gratuitos, estamos en contra de la manera sobre cómo se adjudican algunos encargos desde ayuntamientos y otras administraciones, estamos en contra de la imagen que del diseño dan algunos políticos con sus decisiones. Lo siento, pero no podemos estar en los dos lados.
Además, la dependencia del dinero público a la que hemos llegado algunas asociaciones hace que nuestra propia existencia esté en peligro cuando se ha cerrado el grifo. Y no vale aquello de “somos una entidad privada con vocación pública”. Generalmente esta es la frase empleada para empezar a hablar con la administración y pedirle más dinero. Recordad que los políticos pueden ser malos, pero no tontos. Cuanto más dinero recibas de la administración, más te comprometes.
Somos entidades privadas y tratemos de ejercer como tales. Profesionalicémonos y no perdamos de vista nuestros objetivos.
Enric Jardí, diseñador gráfico y profesor. Miembro de la junta del FAD y ex-presidente de la ADG-FAD.
Meada fuera de tiesto en toda regla. Por otra parte muy habitual en el diseño. Estamos más que acostumbrados. Así nos va. Al respecto de lo de diversificar y llevar el diseño a zonas donde no “existía” estoy de acuerdo pero secundo la observación de Martín al 100%… el intrusismo en un sector profesional es una lacra. Sea en diseño o en fontanería. Me gustaría ver al Sr. Jardí recurrir a abogados vía web. Opinar es gratis y fácil pero cuando se tiene la responsabilidad de enseñar hay que ser más prudente.
Los primeros cuatro párrafos dedicados al ‘supuesto’ segundo error me parecen un despropósito total. Dedicarse a la docencia del diseño y preconizar semejante disparate supone un lamentable ejercicio de incoherencia.
El intrusismo es una lacra en cualquier profesión: que cada cual trabaje únicamente en aquello para lo que esté cualificado. Tal vez así nos iría un poco mejor.
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En cuanto a las asociaciones, me quedo con una magistral observación hecha por José María Cruz Novillo en una cena de la AEPD (de la que fui socio):
«Somos un grupo de insectos hablando de entomología».
Poco más. Salud!
¡¡Habla el chupóptero oficial!!
Gracias, este tipo de post son muy necesarios para los de las provincias!
Un gran ejercicio de autocrítica. Has dado en los puntos clave por los que las asociaciones de diseño no representan al grosso del sector.
Saludos
Bueno, pero la autocrítica es buena. Estos errores o peligros era mis principales motivos para no formar parte de ninguna asociación, me parecían un sitio para influenciarse socialmente. A ver si van cambiando los enfoques.
Menos 'semanas del diseño', 'charlas cercanas', 'exposiciones tendencieras', 'libros de cromos efímeros', etc.
Lo que necesita el diseño de hoy en día es teoría y crítica, más base, más doctorados, más estudios teóricos. Fomentar una base que dicte las normas, los usos y desusos, las libertades y las limitaciones, los visionarios y los seguidores, los experimentales y los tradicionales. Artículos y textos que desarrollen nuestra profesión desde unos parámetros para que la gente entienda que no hacemos las cosas por bonitas o molonas, que tenemos fundamentos, historia, tradición y ambición de crecer.
Para poder referirme al comentario del artículo sito las frases que me impulsan a escribir.
"Nadie debe decidir quién es diseñador y quién no…"
"Estamos en contra de los concursos abiertos y gratuitos, estamos en contra de la manera sobre cómo se adjudican algunos encargos desde ayuntamientos y otras administraciones, estamos en contra de la imagen que del diseño dan algunos políticos con sus decisiones. Lo siento, pero no podemos estar en los dos lados…"
"…actuar de forma ‘oficial’, como es el caso de la exclusión de la docencia de profesionales del diseño sin titulación universitaria…"
"Francamente, no me preocupa el intrusismo en diseño gráfico…"
Estimado Ex Presidente ADG FAD, desde el sur profundo y con respeto:
En que quedamos creo que sus expresiones son totalmente contradictorias, si estamos de acuerdo en el intrusismo hay que buscar apoyos para ser docentes universitarios.
¿Y aquellos que no lo son y tienen experiencia de años de oficio y práxis no lo deben ser?, ¿y los que son intrusos lo serán?.
¿Para que sirven entonces las universidades y los grados de diseño, si cualquiera puede "introducirse"?
¿Que sentido tienen las asociaciones entonces si no es necesario defender la profesión?
Podemos estar de acuerdo o no con el Colegio porque para Ud. no es necesario reglar nada, pero muchas asociaciones dan consejos sobre como proceder con buenas prácticas profesionales,
¿tampoco esta de acuerdo con esto?
Nadie obliga a pertenecer a ningún profesional si no quiere a un colegio, ni ser miembro de las asociaciones pero para eso de defender y difundir le recuerdo están también las asociaciones y para ser miembros de ellas hay que estar calificado y cualificado ¿o no?.
¿Ahora porque si no está de acuerdo con el Colegio Oficial que se refiere en su comentario Ud. publica su trabajo en el Mono Gráfic (organo oficial) Marzo 2011 en la página 27 del mismo mostrando su trabajo?
En conclusión: Si francamente no le preocupa el intrusismo y no esta de acuerdo con la admisión de los profesionales a las asociaciones y colegios que sean regladas tampoco le importará quien sea profesor, y quién otorgue los títulos o quien publique sus trabajos.
Comparto que no sea necesario fundar una asociación en cada barrio, pueblo y ciudad, que el ideal es que exista una sola, como la que Ud. presidió. Pero así como hay buenos profesionales, profesores académicos y otros meritorios en trayectoria sin títulos, también hay presidentes y miembros de juntas directivas de asociaciones y colegios que no comparten el doble discurso.
Defender el diseño como profesión es la primera premisa coherente y no creo que ningún profesional reciente o de años de oficio este de acuerdo con sus conclusiones.
Hoy para ganarse simpatías no es necesario decir lo contrario que se piensa y se actúa,
y menos opino si ha representado a una entidad que lleva 100 años defendiendo los intereses del diseño y sus asociados.
Disculpe mi discrepancia, que debe ser un ejercicio de derecho de todos los que somos miembros de asociaciones, es muy sano y el debate hace crecer con divergencias. Sigo creyendo tanto en los gremios como en quienes lo dirigen, aunque sus valoraciones u opiniones sean contrarias al espíritu que llevó a crearlos.
Saludos
Yo me voy a borrar a la que pertenezco. Por lo que pago y para lo que me sirve, con ese dinero me hago mi propia promo y adelanto más. Gran artículo Enric, como siempre una referencia.
Las asociaciones de profesionales tienen sentido si ponen la cara roja a la administración y no poniendo la mano para que les den dinero. Si la asociación no se pelea por mi, ¿para que la quiero? Para hacer semanas del diseño? para hacer cursos y talleres? Para hacer libros? Para hacer la competencia a los diseñadores?
Las asociaciones de diseño son organizaciones obsoletas sin sentido hoy en día. Con la actual conectividad a través de internet y el acceso a la información no sirven para nada. Incluso te enteras tu antes de que las Asociaciones intuyan lo que pasa en la calle. Y además es el nido de diseñadores politizados.
Desde la Asociación DAG Asociación Galega de Deseñadores estamos muy de acuerdo con lo que plantea Enric. Se estan creado cosas muy interesantes fuera de los circuitos habituales del diseño BCN-MD-VLC, y las asociaciones de diseñadores contribuyen a ello sin ninguna duda. Lo periférico es interesante y diverso y las asociaciones de la periferia permiten difundir y poner en valor este diseño, tanto para el cliente como para el propio diseñador.