Así fue nuestro Workshop: imprimir, crear y descubrir nuevas posibilidades con Epson

Durante unas horas, el Showroom Gràffica se transformó en algo que muchos describieron como “un pequeño Graphispag” o “nuestro C!Print particular”. Un espacio donde cada participante pudo estampar, probar y experimentar con tecnologías que normalmente solo vemos en ferias y siempre de forma fugaz. Fue una tarde concentrada de producción, conversación y descubrimiento.

No siempre tenemos la oportunidad de reunir a tantos profesionales en un mismo lugar para experimentar con calma tecnologías que, aunque conocidas, rara vez podemos probar de verdad. El jueves pasado vivimos justo eso: un taller donde tocamos, imprimimos y entendimos —con las manos— qué significa personalizar objetos y materiales con rapidez, bajo coste y sin intermediarios.

La mezcla de perfiles fue extraordinaria: diseñadores freelance, estudios de packaging y dirección de arte, especialistas en montaje expositivo, agencias de eventos, ilustradores… e incluso dos Premios Nacionales de Diseño entre los asistentes. Una muestra de lo amplio que es el ecosistema del diseño y de lo útil que resulta, para todos, explorar tecnologías de producción accesibles y directas.

Empezamos con una conversación tranquila junto a Daniel Matoses, de Impresum, y Sophie von Schönburg, de Signne Creative House. Hablamos de la personalización como parte ya habitual de los proyectos, de la importancia de poder producir series cortas —o incluso piezas únicas— con inmediatez, y de lo revelador que es descubrir que hoy podemos imprimir incluso sobre objetos ya fabricados, siempre que no superen los 7 cm de altura. Esa posibilidad es, de hecho, uno de los puntos fuertes de la tecnología de Epson.

A partir de ahí entramos de lleno en el terreno técnico, guiados por Marina Giner, de The Imaginery, y Juan Blanco, de Grafiklandia. Explicaron con detalle —y sobre todo con claridad— cómo funcionan las dos máquinas protagonistas del taller:

Epson SureColor SC-F1000, una impresora textil híbrida capaz de trabajar en DTG (Direct to Garment) y DTF (Direct to Film), con tintas UltraChrome DG2 que incluyen blanco para imprimir sobre prendas oscuras. Una máquina pensada para producir camisetas, tote bags o sudaderas en cuestión de minutos, sin complicaciones técnicas.
Epson SureColor SC-V1000, una impresora UV de cama plana para materiales rígidos, con sistema de tintas CMYK + blanco + barniz, que permite imprimir sobre objetos y piezas de hasta 7 cm de grosor. Perfecta para personalizar madera, metal, plástico, vidrio, cartón o piezas ya fabricadas, además de aplicar barnices selectivos y efectos en relieve.

Lo interesante fue ver cómo ambas tecnologías se complementan: mientras la F1000 se ocupa del textil (con la versatilidad de combinar DTG y DTF según el proyecto), la V1000 abre un campo enorme para quienes necesitan prototipos, pequeñas series o personalización de producto.

Marina mostró también la lógica de la sublimación, trabajando con la SureColor SC-F100 y una mug press sencilla. Ese momento sorprendió por lo accesible del proceso: personalizar tazas o textil puede costar apenas unos euros y requerir solo unos minutos, algo muy útil para eventos, producto propio o pruebas rápidas.

Y entonces llegó el momento de imprimir. El ritmo del showroom cambió por completo: camisetas, tote bags, tazas, posavasos, llaveros, piezas de madera, metal o plástico… Cada participante empezó a estampar sus propios diseños —algunos enviados previamente, otros creados allí mismo—, y ver cómo un archivo digital se convertía en objeto real en cuestión de minutos generó una mezcla constante de sorpresa y entusiasmo.

Muchos comentaron que era la primera vez que veían su trabajo aplicado de manera tan inmediata, sin depender de terceros ni esperar días por una prueba.

La dinámica se volvió casi la de una feria técnica, pero sin ruido ni prisa. Una especie de Graphispag íntimo, donde las máquinas estaban al alcance de todos y la conversación fluía mientras probábamos soportes, repetíamos impresiones, comparábamos acabados y pensábamos en aplicaciones reales para nuestros proyectos.

La jornada terminó entre camisetas recién impresas, tazas aún templadas y una cerveza Turia. Un cierre distendido y natural en el que seguimos comentando ideas y posibilidades. Cada participante se llevó un welcome pack personalizado —bolsa y taza— y varias piezas producidas con sus propios diseños, pero, sobre todo, una sensación compartida: estas tecnologías no son complejas ni inalcanzables. Son herramientas reales, accesibles y perfectamente integrables en cualquier estudio, agencia o proyecto creativo.

El workshop confirmó algo que para mí es evidente: cuando imprimimos y tocamos nuestras ideas, las entendemos de otra manera. Y compartir ese proceso en comunidad siempre multiplica el aprendizaje que da fe de lo que poníamos en las bolsas del Welcome Pack: Imprime más, diseña mejor.

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