Caroline Caldwell, Rushmore y Luna Park son un equipo de artistas y enamorados del arte que creen que los espacios públicos serían mejores si nos deshiciéramos de las vallas publicitarias, o reemplazáramos sus mensajes con obras de arte. Y así lo hicieron. Durante 52 semanas, los artistas decidieron que la publicidad de muchas cabinas telefónicas de Nueva York sería reemplazada por obras de arte de distintos artistas.
La idea surgió en 2016 cuando la artista Caroline Caldwell, harta de ver siempre la misma publicidad de camino a su trabajo y de despreciar cómo le hacía sentir el mensaje sexista que comunicaba, decidió comenzar una campaña junto con su compañero RJ Rushmore para reemplazar la publicidad por obras de arte. Cada semana, los autores se asociaban con un nuevo artista para instalar su trabajo en una cabina telefónica de Nueva York. Luego, Luna Park fue la encargada de fotografiar y documentar el proyecto.
‘Art in Ad Places’ fue el nombre de la campaña que, según sus autores, ofrecía un servicio público y una visión alternativa del entorno público. Rushmore explica que se siente frustrado con el uso publicitario que se da ahora a los teléfonos públicos. «¿Qué beneficio tiene esto para la sociedad? Dejemos de contaminar el espacio público con anuncios. A veces una pared vacía está bien», afirma. Reconoce, además, que este proyecto es una campaña de marketing en sí misma, pero no de un producto, sino que simplemente se han encargado de mostrar un uso diferente al espacio público.
Las fotografías que aparecen en estas cabinas son obras de artistas como Faust o Shepard Fairey, pero lo realmente impactante no son las obras de estos autores, sino cómo se ven y aquello que significan dentro del contexto urbano. Algunas obras, como la ilustración de Mel Kadel, muestra una multitud de mujeres en color que resalta con el gris de la calle. Otros, como el trabajo de Tatyana Fazlalizadeh, presenta a una mujer mirando desafiante y diciendo «deja de decirle a las mujeres que sonrían». O por ejemplo, el trabajo de Molly Crabapple, una ilustración de un paisaje urbano en ruinas de Siria que fue colocado cerca de la ONU.
Algunas obras desaparecían a las 24 horas, sin embargo otras podían durar hasta semanas. Rushmore afirma que todavía ahora quedan algunos dispersos por la ciudad de Nueva York.
Actualizado 27/02/2018