TypoLondon no es una conferencia de tipografía, muy a pesar de lo que pueda indicar su nombre –y su patrocinador principal, FontShop–, sino una conferencia de diseño y comunicación. Una vez aclarado este punto, se puede decir que TypoLondon es ya, en su segundo año, una referencia entre los eventos de diseño. Por su organización, por los más de cuarenta conferenciantes del más alto nivel, por los organizadores, por la afluencia de público –no se llenó por completo pero se mantuvo a la altura de un evento tan joven y con un precio bastante elevado–, y por su escalada social, con una marcada presencia en las redes sociales.
Precisamente ese era el tema central de las charlas programadas: lo social. Cada uno lo entendió a su manera. Hubo quien contó su vida profesional relacionando sus proyectos con sus contactos, quien renegó completamente de la parte social de cualquier empresa, quien nos dijo que las redes sociales son empresas de marketing escondidas tras una fachada de bondad y conectividad, quien entendió el tema como conciencia social, o quien quiso remarcar el carácter humano del diseño.
Así, con la palabra social como referencia, arrancó la segunda edición de TypoLondon, el pasado 19 de octubre, muy cerca del British Museum y de Russel Square, donde al mismo tiempo que se debatía el carácter social del diseño se celebraba el multidisciplinar festival de Bloomsbury, y en el que había hasta ejercicios de matemáticas callejeros.
Tras las presentaciones rutinarias con Adrian Shaughnessy y Catherine Dixon, dos de los coordinadores del evento, comenzó la primera sesión con la diseñadora Belga Sara de Bondt, quien nos presentó varios de proyectos, sus trabajos de diseño editorial y tipografía experimental, todos ellos caracterizados por la elegancia y el máximo cuidado en el detalle, como Radical Nature un proyecto expositivo para la galería londinense Barbican Art Gallery, en el que la reutilización de material era la máxima del proyecto: se reutilizaron sobrantes de exposiciones previas, se cambió el pegamento por los menos agresivos tornillos, el mobiliario se construyó sin aparatos que necesitaran energía eléctrica y el catálogo se imprimía bajo demanda, evitando así un exceso de papel que muchas veces termina en la papelera. Uno de sus proyectos más conocidos es probablemente la editorial sin ánimo de lucro Occasional Papers, fundada en 2008 junto a su marido Antony Hudek, en la que edita libros asequibles y eminentemente teóricos de diseño gráfico, arquitectura, arte, literatura y cine.
Del minimalismo de Sara de Bondt pasamos a conocer a Tim Beard, director creativo del estudio Bibliotethèque, que nos presentó una manera de trabajar, en la que el diseño es un proceso de dos vías, «a social journey», un viaje social, un proceso en el que las grandes ideas pueden aparecer en cualquier lugar y de cualquier persona del estudio. Los trabajos de Biblioteque para grandes firmas, como Paul Smith, Design Museum, participaron en los pósters para las recientes Olimpiadas de Londres y con su trabajo de identidad visual para la empresa de internet Ollo en la el usuario puede jugar con el logo, deformarlo, estirarlo, estrecharlo, empezamos a vislumbrar que las marcas socializan con sus usuarios de una manera más cercana, en la que la marca es lo que el usuario quiera que sea. Del estudio Bibliotethèque tambien salió el exitoso libro How to be a graphic designer without losing your soul, que cuenta con ediciones en diferentes idiomas.
Uno de los momentos álgidos de la mañana fue la charla de Anthony Burril, un poco neurótico, con mucho sentido del humor, amante incondicional de la música, el diseñador inglés es conocido especialmente por sus pósters tipográficos con mensajes directos y que se acercan a su máxima de «me gustan las cosas simples, me gustan los textos simples». Nos mostró su trabajo Made by Hand, para la revista Wallpaper, con el texto Hard work and be nice to people (trabaja duro y se agradable con la gente), frase que escuchó en un supermercado de barrio de Londres, con un éxito que no deja a nadie indiferente: aparece en la campaña de Dave Cameron para la presidencia de Inglaterra e incluso hay quien se lo tatúa en su propia pierna. Aunque quizás uno de los proyectos de Burrill más interesantes sea Oil&Water do not mix, el diseño de un póster serigrafiado con arena de playa contaminada de petróleo del Golfo de México.
La intensidad de la mañana saltó por los aires con Eike König, de Hearts, comenzó con un brutal reel de sus trabajos de apenas dos minutos para decirnos que eso era lo que no quería mostrarnos, sino una parte más social de su trabajo, sus influencias y su trabajo como profesor. König, que fue muy claro en sus principios, «el conocimiento debería ser libre», aboga por una enseñanza que no enseñe a los alumnos los que está bien y mal en diseño gráfico, sino por una libre experimentación.
Mientras tanto, también pasaban cosas fueran del hall principal de TypoLondon, por la tarde OccupyDesign, cuya identidad visual es obra del diseñador Jonathan Barnbrook, mostraba el drama del capitalismo y cómo puede existir un mundo más justo, en el que el diseño tiene su lugar como un modo de denuncia, con la publicación The Occupied Times of London, diseñada por Tzortzis Rallis y Lazaros Kakoulidis que se producía semanalmente e in situ en las tiendas de campaña que ocupaban la catedral de St Pauls en Londres y que con el tiempo se ha distanciado de su contenido original para retratar temas de ámbito ‘sociopolítico, económicos y medioambiental’.
Branding, marcas y usuarios, la charla de Simon Manchipp, de la agencia Someone, el marketing ya no se centra en las marcas sino en los usuarios, y las marcas ya no son lo que dicen sino lo que hacen. Trabajos como el Royal Observatory de Greenwich muestra ese cambio de ruta en cómo entender las marcas, o Accenture, que dice no tener logo (si bien mantiene una marca). Recientemente participaron en las Olimpiadas de Londres 2012 con el diseño de los iconos, que rompen con el estilo de icono clásico marcado hasta ahora, y crean un estilo diferente, basado en la tipografía corporativa y especialmente en movimientos reales de cada deporte, creando escenas con una fuerte sensación de movimiento y realidad.
Las luces del escenario principal se redujeron al mínimo para Vaugahn Oliver, casi en oscuridad, de manera muy intimista, como quien nos va a desgranar sus secretos más profundos, Oliver mostró sus treinta años de trabajo en apenas un poco mas de 30 minutos, muchos de los trabajos que nos muestra son para la productora musical 4AD, libretos para bandas musicales, como Pixies, Cocteau Twins, o Breeders.
Erik Kessels, de la agencia Kesselsframmer, es casi sin duda alguna, el diseño más irreverente de la jornada, desde un trabajo de identidad y publicidad para el hotel Hans Brinker Budget Hotel, que busca en su escasa calidad pero precios muy reducidos el punto distintivo con su competencia.
Imprescindible su pequeña editorial de libros de fotografía que no tendrían cabida en ningún otro lugar, desde libros que muestran fotografías de vacas, un libro que sigue las aventuras de un conejo que capaz de mantener objetos en su cabeza, o una pareja que siempre se fotografía en el agua, vestidos, con zapatos y bolsos, pero inmersos en piscinas, lagos o ríos.
La estrella de la primera jornada de TypoLondon era sin duda Paula Scher, socia de Pentagram, con trabajos con una fuerte presencia tipográfica. Repasó trabajos que ya conocemos pero que no nos cansamos de ver, ese lettering increíble para la fachada del New Jersey Performing Arts Center, que fue una solución asequible para remodelar el edificio y para cambiar su trayectoria, su trabajo para el TDC, o los pósters ilustrados a mano que comenzaron como un pasatiempo y que se han convertido en clásicos. Y habló del polémico logotipo de Microsoft, la ventana que vuelve a sus orígenes de ventana, que se reduce a unas líneas simples en la que la contraforma y la perspectiva visual son tan importantes como la forma.
Actualizado 06/02/2015