«… X, Y y Z. En recuerdo a Yves Zimmermann», por Óscar Guayabero

Si el diseño tuviera asientos con letras, como la RAE, las dos últimas pertenecerían, sin duda, a Yves Zimmermann, que nos dejó hace unos días.

Suizo de nacimiento y formación (en la famosa Escuela de Basel) aterriza en Barcelona en 1961, como director de arte de Geigy S.A. Y es en Barcelona donde desarrollará el resto de su trayectoria, junto a André Ricard en ocasiones y, sobre todo, junto a Ana Alavedra.

Se han hecho ya obituarios extensos, también en esta propia publicación. Yo quisiera centrarme en un aspecto concreto de su trayectoria. Como discípulo de Emil Ruder, Zimmermann combina desde el principio la práctica profesional con la docencia y la divulgación de conocimiento. A mi entender en esta última faceta hay dos hitos que merece la pena considerar. En primer lugar, está la revista Documentos de comunicación visual, editada por Industria Gráfica Casamajó, de la que también había hecho la identidad corporativa.

documentos de comunicación visual

Esta revista, de la que solo se publicaron 6 números, es un enorme documento sobre teoría y práctica del diseño interdisciplinar, que según Enric Satué «aún no ha sido reemplazada». Francesc Casamajó fue un personaje clave para el desarrollo del diseño gráfico en la ciudad condal. Su empresa de impresión colaboró en innumerables proyectos editoriales que difícilmente reportaban beneficios.

Pocos impresores se han implicado más en la cultura del diseño como él. Cuando Zimmermann propone una publicación especializada en la crítica del diseño, Casamajó la acoge como propia y juntos construyen un proyecto singular e imprescindible para entender el diseño de la época que bebía de las fuentes del movimiento moderno con la Hochschule für Gestaltung (HfG) de Ulm por un lado y el diseño suizo por otro.

Portadas de los seis números de Documentos de comunicación visual.

En los seis números publicados entre los meses de enero a septiembre de 1970 colaboraron personajes del entorno de la comunicación como Alexandre Cirici o Xavier Miserachs, pero también intelectuales como Vázquez Montalbán, Salvador Giner o José Agustín Goytisolo. Tanto en forma como en fondo, nunca antes había habido una publicación similar.

Su referente directo sería Neue Grafik/New Graphic Design/Graphisme Actuel que Josef Müller-Brockmann, Hans Neuburg, Richard Paul Lohse y Carlo Vivarelli editaron en Zúrich en el periodo 1958-1965. Sería deseable que un Lars Müller local reeditara, en edición facsímil, la colección completa de Documentos de comunicación visual.

gustavo gili

Zimmermann entendía que la formación no se limitaba a las escuelas, consideraba que divulgar conocimiento a partir de la palabra escrita era imprescindible para construir un corpus teórico de la profesión y su labor editorial no acabaría con Documentos de comunicación visual. El segundo punto de interés es su extensa colaboración con la editorial Gustavo Gili (GG). En este caso, el trabajo consistió primero en convencer a Gustau Gili para sacar una colección de libros sobre comunicación visual.

Yves se dio cuenta de que los profesores con los que compartía docencia, primero en Elisava y luego en Eina, no contaban con textos de referencia editados en castellano. Eso hizo que propusiera a GG crear una colección donde se tradujeran textos importantes. Para ello se creó un consejo editorial formado por el arquitecto Ignasi de Solà-Morales, el historiador del cine y televisión Román Gubern, el crítico de arte Tomàs Llorens, el pintor Albert Ràfols Casamada y el propio Zimmermann. Su trabajo consistía en leer textos en inglés, alemán, francés o italiano y proponer su traducción si lo creían conveniente.

De esa colección somos deudores varias generaciones de diseñadores que pudimos leer a Duchamp, Barthes, Tomás Maldonado o Bruno Munari.

De esta experiencia vendría el encargo de GG a Zimmermann para dirigir la colección «GGDiseño» a partir de 1979. Esta colección ha sido uno de los pilares en los que toda la profesión y el profesorado se formó en un momento en el que no había casi ninguna otra editorial especializada. En un texto, de la añorada Anna Calvera, sobre esta experiencia hay una cita del propio Yves Zimmermann donde explica las dificultades para editar libros sobre diseño en castellano: «A lo largo de los años me sorprende que, con la importancia que ha adquirido el diseño en todo el mundo de habla hispana y, en consecuencia, en gran número de escuelas y universidades que han nacido para enseñar esta disciplina, el tiraje de estos libros siga siendo tan reducido. […] ¿Podría decirse, pues, que la lectura de libros no es una de las actividades preferidas de estudiantes y diseñadores?».

Las reconocibles portadas con las letras dispersas por su extensión y el orden compositivo suizo han sido el telón de fondo de una verdadera escuela fuera de las aulas.

En todo caso, GG Diseño ha sido durante años un ejemplo de coherencia editorial y consistencia teórica, si bien es cierto que las teorías del movimiento moderno han sido el eje vertebrador de la línea de publicaciones, Zimmermann supo incorporar pensamientos contemporáneos e incluso postmodernos en sus volúmenes. Las reconocibles portadas con las letras dispersas por su extensión y el orden compositivo suizo han sido el telón de fondo de una verdadera escuela fuera de las aulas, donde muchos nos hemos seguido formando, una vez terminados los estudios.

El equilibrio entre teoría y práctica es bastante notorio, sin caer en «recetarios» del diseño tan en boga en los últimos años. Un ejemplo, es la anécdota que recoge Calvera y es cuando Zimmermann intentaba convencer a GG para publicar un texto de Otl Aicher uno de los fundadores de HfG de Ulm y un teórico importante además de un prestigioso diseñador gráfico. El libro no contenía imágenes y eso produjo rechazo. Finalmente, Zimmermann propuso pagar la traducción y que GG se hiciera cargo de la edición.

El libro se edito sin mayúsculas como en el original de Aicher. «Se publicó en 1994 y un año y medio después Gustau me informó que el libro se había vendido tan bien que tuvo que hacer una nueva impresión. En 2007 ¡se habían hecho seis tirajes!». Es una buena muestra del compromiso de Zimmermann con lo que él consideraba que era importante para difundir. Ahora, que ya no está para seguir sugiriendo lecturas, haremos bien en rescatar de nuestras estanterías aquellos ejemplares de GG que él decidió que eran de lectura imprescindible. Será, de alguna forma como seguir leyendo lo que el maestro propuso.

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