Dicen que el mundo de la moda tiene a Helmut Newton; el fotoperiodismo, a Robert Capa, y la fotografía de gatos, a Walter Chandoha. En 1949, el encuentro con un minino callejero le cambió la vida y su carrera. El azar le llevó a dedicarse profesionalmente la fotografía de gatos, elevando sus retratos a la categoría de arte mucho antes de los #gatosdeinstagram.
Walter Chandoha creció rodeado de gatos; unos compañeros inseparables que ahuyentaban a los ratones en la tienda de comestibles de su familia en Bayonne, Nueva Jersey. Esa convivencia le ayudó a conocer profundamente los distintos rasgos y personalidades de los felinos, y descubrió que eran sujetos ideales para fotografiar. Y así, dedicó prácticamente toda su vida, siete décadas como fotógrafo profesional, a retratar felinos.
Ahora, a través del libro Walter Chandoha. Cats. Photographs 1942–2018, Taschen le rinde tributo al que es conocido como el mejor fotógrafo de gatos de todos los tiempos.
Chandoha comenzó trabajando como fotógrafo en el sector de la publicidad y el packaging de marcas de alimentos para mascotas. Sin embargo, su capacidad de persuasión respecto al universo felino y para conseguir que estos anarquistas peludos se transformaran en sujetos con plena disposición a posar ante sus focos, pronto le convirtieron en el maestro de la fotografía de gatos. Según el libro, su técnica para capturar gatos en el momento preciso era muy simple. «Al principio de su carrera, Chandoha buscó el consejo de un entrenador de tigres del Ringling Brothers [Circus]», describe. «El entrenador le dijo: necesitas tres cosas para fotografiar animales: sonido, paciencia y comida. Y así hizo».
Por ejemplo, Chandoha usaría el sonido de una lata de comida para gatos al abrirse para hacer que un grupo de gatos miraran exactamente hacia la misma dirección y al mismo tiempo para tomar una foto. Pero a menudo también confiaba en tomarse las cosas con paciencia y tranquilidad, para posteriormente documentar los momentos fortuitos, escenas de juego y descanso, capturando la verdadera naturaleza de su tema elegido.
En otras ocasiones, era su mujer, Maria Chandoha, quien le ayudaba a manejar a los gatos durante las sesiones de fotos en sus estudios caseros, en Huntington en Long Island y más tarde en Annandale. María los mantenía en posición y Walter estaba detrás de la cámara haciendo todo tipo de sonidos.
«Ladraba y hacía miau para llamar la atención de los animales. María podía sentir la tensión muscular en los animales y si se estaban relajados, y cuando yo veía que sucedía algo de interés, le decía: “¡María, vete!”, y ella quitaba las manos», declaraba en una entrevista para The New York Times Magazine en 2014.
Las fotos del estudio de Chandoha se distinguen por la retroiluminación que acentuaba los perfiles de sus sujetos. Retrataba a gatos y gatitos tanto en solitario como en tomas de grupo donde se muestran adorables y excepcionalmente bien educados. Pero, como los gatos eran gatos, necesitaban que se les pidiera que permanecieran en su lugar el tiempo suficiente para que el objetivo de Chandoha les capturara sentados sobre un montón de almohadas, jugando con una bola de hilo, mirando de manera lastimosa a la lente o pareciendo reírse o gruñir.
Aunque el Mr. Chandoha fotografió perros, caballos y otros animales, es conocido principalmente por sus escenas de gatos, que aparecieron en revistas como Life y National Geographic, además de en las latas de innumerables marcas de comida para gatos, calendarios y libros como Walter Chandoha’s Book of Kittens and Cats (1963) y How to Photograph Cats, Dogs and Other Animals (1973).
«Nunca obtendrías las mismas expresiones con los perros», declaraba en una entrevista para el libro Walter Chandoha: The Cat Photographer (2015). «Los gatos son naturalmente expresivos. Se meten en una variedad de situaciones».
La colección que presenta Taschen, rinde homenaje a estos animales fascinantes y a un artista, Walter Chandoha, fallecido en enero de 2019 a la edad de 98 años, cuyo amor por los felinos se aprecia en cada imagen.