Jessica Lange –sí, la misma que protagonizó El cartero siempre llama dos veces o el remake de King Kong– en expone una muestra de sus fotografías más emblemáticas en el Centro Arts Santa Mònica. Unseen es una retrospectiva fotográfica de la actriz en su no tan conocida faceta como fotógrafa. La exposición se compone de 135 fotografías en blanco y negro, algunas de ellas inéditas, ya que no han sido mostradas en público hasta ahora. Del 22 de abril al 28 de junio en Barcelona.
Producida y organizada por diChroma photography y comisariada por Anne Morin, la muestra presenta un recorrido por el trabajo fotográfico de la afamada actriz durante los últimos veinte años, incluidas en tres series: Things I see, Mexico y Chiapas.
Jessica Lange y la fotografía
En 1967, Jessica Lange obtiene una beca de la Universidad de Minnesota para estudiar fotografía, durante su formación viaja a París, donde decide anteponer el arte dramático a su práctica fotográfica. En ese momento comienza su faceta más conocida como actriz, que le lleva a convertirse en protagonista de títulos emblemáticos en la historia del cine y a recibir dos Oscar como mejor actriz, por sus actuaciones en Tootsie en 1983 y por Blue Sky en 1995.
A comienzos de los años noventa, cuando Sam Shepard le regala una Leica M6, Jessica Lange retoma su actividad fotográfica, tomando sus imágenes en el transcurso de sus viajes. Estados Unidos, Francia, Finlandia e Italia son algunos de los países que recorre, aunque demuestra una especial predilección por México motivada por «sus luces y sus grandes noches», como ella misma señala.
Things I see – (1992 – 2008)
– «¿Qué son esas fotografías?, le pregunto».
– «Cosas que veo», responde ella, como un leitmotiv, casi un canturreo que se lanza tras una interjección y va rodando solo, sin necesidad de más impulso. Las fotografías de Jessica Lange no necesitan cargarse de frases inútiles. Punto y línea sobre plano son los elementos fundamentales de su escritura visual. Su léxico y su sintaxis se reducen a concordancias temporales, como ecuaciones elementales que expresan lo imperceptible.
Si Kandinsky enunciaba el punto como la forma más concisa del tiempo y la línea como su continuidad, estas imágenes en devenir, que se sitúan a la vuelta de apenas una centésima de segundo, no dependen sino ‘del instante decisivo’, sin concesiones, sin arrepentimientos.
La poesía no se caza, hay que esperarla, ya que, en caso contrario, se toma sus rodeos, juega al escondite o nos burla cambiando de rumbo. Es por lo tanto gracias a esta fracción, a esta ciega inflexión en el tiempo de espera, que sobreviene la imagen.
Stieglitz dijo aquello de: «El arte es lo que da cuenta de la vida y la vida, o lo que la significa, se halla en todas partes». Así las fotografías de Jessica Lange son escollos sin más pretensiones que hacer visible el movimiento de la vida.
México
Y, de repente, el negro inunda la imagen, el grano estalla, las líneas se difuminan, le tela de la pantalla se tensa. México, ¡que comience el espectáculo! Furtiva, delicada, discreta, Jessica Lange entra en escena, está presente en la historia que nos cuenta, lanzándose cuerpo a cuerpo con la realidad; puesto que se trata de eso y no de otra cosa: del cuerpo.
Para empezar, dibuja y delimita los espacios que atraviesa; se sitúa dentro de los mismos pero manteniéndose a la vez separada. Jessica Lange no se sitúa en la sombra, ni en lo invisible, sino que se queda en lo no visto. Está ahí. Y si el espacio se encierra en sí mismo, el tiempo y la luz también. México revive en la hora del crepúsculo, en la penumbra, entre chien et loup, en ese lapso en el que la realidad aplanada bajo una luz demasiado blanca, retoma aliento e exulta.
La profundidad de los negros, los blancos que restallan en el aire como latigazos, las materias voluptuosas, sensuales, flotantes, el olor de la noche que cae, el alboroto de las músicas populares. Más que una serie de fotografías, México es un paseo por el diario de impresiones de Jessica Lange.
Los 5 días sin nombres, Chiapas
El Carnaval se celebra en todo el estado de Chiapas. Es probablemente el acontecimiento anual más importante. Este festival celebra los 5 días perdidos del calendario maya; 5 días sin nombres, cuando se cree que el mundo se vuelve del revés. Se piensa que es un tiempo desafortunado o incluso peligroso. Ya no existen separaciones entre el mundo real y el mundo espiritual. Se permiten darse el capricho en todas aquellas cosas a las que tendrán que renunciar en Cuaresma. Se visten de trajes sofisticados; se disfrazan de monos, de lobos o de otros animales. Muchos hombres se visten de mujeres. Las fotografías de esta serie se tomaron en los pueblos de Tenejape y San Juan Chamula.
Jessica Lange. Unseen Arts Santa Mónica La Rambla, 7 Barcelona Del 22 de abril al 28 de junio de 2015 Entrada libre