Sense es el trabajo de Luís Fernández Gutiérrez, alumno de la Universidad Complutense de Madrid. Se trata de uno de los proyectos de fin de grado de diseño gráfico, finalistas en los Premios Acento G 2015. La sinestesia ha sido el concepto vertebrador de su proyecto, ya que gracias a este trastorno de la percepción –que consiste en una alteración en la recepción sensorial–, ha desarrollado todo un código gráfico para la creación de su identidad.«Los sentidos se mezclan y las sensaciones derivadas de cada uno de ellos también. Una canción pop puede ser amarilla, un tejido bordado ácido, o incluso otra persona puede ser de un color rojo intenso. La mezcla de sensaciones y la dificultad de la expresión verbal de las mismas evoca fácilmente al mundo del vino. Los sentidos se mezclan e interconexionan ofreciendo a alguien que verdaderamente sabe apreciar sus cualidades, sensaciones que relacionan aroma con sabor, color con aroma o incluso sabor, aroma y color a la vez. ¿Cómo describir entonces sensaciones tan difíciles de explicar? ¿Existe alguna manera de universalizar estos conceptos y hacerlos comprensibles para todo el mundo?», comenta Luís Fernández.
En este proyecto se pretende abordar todas estas cuestiones y encontrar una manera diferente de describir todas estas sensaciones con la finalidad de hacerlas más comprensibles para el consumidor medio. Con el desarrollo de la identidad visual de Sense se pretende convertir esta complejidad en algo atractivo y más ameno de abordar para el cliente; como una especie de juego o pasatiempo que te hace ganar interés por el vino, y por ende, por la marca.
Según el diseñador, Sense se concibe como una idea empresarial, con base en el diseño gráfico, inspirado en la sinestesia para su desarrollo. Consiste en la creación de una red distribuidora de vinos, especializado en pequeñas bodegas familiares, que tiene el objetivo de otorgarles mayor proyección comercial. Toda la idea de la empresa gira en torno a la identidad visual de la marca.
«Las pequeñas bodegas tienen verdaderos problemas a la hora de dar salida a sus productos, en un mercado en el que las grandes empresas tienen mucha más facilidad para ofrecer varios canales de venta diferentes. Sense actuaría como una marca reguladora de calidad para vinos de pequeñas bodegas. Todas las botellas irían definidas por la línea gráfica desarrollada en el proyecto pero personalizadas dependiendo de las cualidades del vino que contiene. Dicha personalización iría definida también por Sense, en la que se contaría con un equipo de catadores de vino profesionales que analizaría las cualidades del vino en cuestión para elaborar un informe detallado del vino, y sobre el que posteriormente se desarrollaría su propia identidad individual», explica Luís Fernández.
El propósito es establecer un lenguaje pictográfico mediante la representación de dichos términos, que entrelazándose formen frases descriptoras de cada vino particular. Dicha interconexión entre pictogramas se realiza según el sentido al que afectan.
La interpretación gráfica de este lenguaje tiene un recorrido, se lee de izquierda a derecha, como si de un texto cualquiera se tratase. La estructura tiene subidas y bajadas para marcar el paso de un grupo de sensaciones a otro y facilitar de esta manera la lectura.
A la hora de establecer la cadena, las percepciones que hacen alusión a un solo sentido se representan mediante conexiones horizontales, las que hacen referencia a dos a través de conexiones verticales, y en el caso de los tres juntos, diagonales.
De este modo los grupos de sentidos establecen una relación con clara referencia sinestésica entre ellos, no solo combinándose dentro de los grupos AS, AC, ASC, si no también entre los grupos, haciéndolo aún más complejo y potenciando al máximo la mezcla de sentidos.
Se pueden dar dos o más del mismo grupo, en cuyo caso gracias a las conexiones que se acaban de explicar simplemente seguirían la cadena, o no darse ninguno en alguno de ellos, para lo cual, con el objetivo de no cortar la cadena, se han desarrollado pictogramas huecos o comodín.
Para este proyecto se han desarrollado un total de 54 pictogramas pero en la práctica, para que cada nuevo término apareciese, se desarrollaría su correspondiente icono.
El patrón gráfico sobre el que gira todo el diseño de producto de la marca se desarrolla a partir de la retícula pictográfica mediante su repetición.
Tras el proceso de desarrollo de la identidad de Sense se desarrollan tres piezas gráficas, que serían los principales elementos de la marca: la botella con su correspondiente etiqueta, la caja en la que iría guardada, y un folleto explicativo a servicio del consumidor donde se especifica el funcionamiento del lenguaje pictográfico, y los pictogramas desarrolla-dos con su respectivas descripciones.
Actualizado 04/02/2016