No es de extrañar que en 1945 Alfred Hitchcock contase con el referente principal del surrealismo y del mundo onírico para diseñar una de las escenas principales de una de sus películas. ¿Quién mejor que Salvador Dalí para recrear un sueño?
En la película Spellbound, 1945 (Recuerda) –en la que una psiquiatra protege la identidad de un paciente de amnesia acusado de asesinato mientras intenta recuperar su memoria–, Alfred Hitchcock convocó a varios artistas para llevar a cabo sus escenas más complejas. Entre ellos, estaba el gran pintor del surrealismo español, Salvador Dalí.
En el sueño que Dalí diseñó para Hitchcock, no podían faltar algunos de sus símbolos más recurrentes a lo largo de su obra como los ojos o los paisajes desolados. A lo largo de sus 20 minutos de duración, el sueño que ideó Dalí sitúa primero al personaje en una casa de apuestas para luego llevarle a un tejado situado en un bosque.