Hace unos meses, la UJI (Universitat Jaume I) renovaba su imagen con el objetivo de reforzar el dinamismo de la institución y transmitir la fuerza de un proyecto sólido y consolidado. Para conocer cómo fue este rediseño ‘in house’, hablamos con Francisco Fernández Beltrán –doctor en Ciencias de la Comunicación y Director de Comunicación y Publicaciones de la universidad–, quien ha dirigido el proyecto como jefe del Servicio de Comunicación y Publicaciones, bajo la supervisión del rector de la universidad.
Según nos cuenta Francisco Fernández Beltrán, la iniciativa del cambio partió desde el propio Servicio de Comunicación de la Universitat Jaume I: «Vimos que la identidad visual anterior se había quedado obsoleta para transmitir los mensajes y valores de innovación y modernidad que hemos querido asociar siempre con la imagen de nuestra universidad». Fue cuando decidieron iniciar un proyecto de rebranding para solucionarlo.
Francisco Fernández Beltrán nos cuenta que hubo varios factores importantes que alentaron el rediseño: «Por un lado, el logosímbolo original se había quedado anticuado, con una complejidad formal y unos colores pastel que hacían muy difícil su uso como herramienta de comunicación gráfica de nuestra identidad como universidad, una universidad joven con un espíritu de innovación muy acentuado. Esa necesidad de cambio era especialmente significativa en el entorno digital, donde nuestra identidad visual evidenciaba todavía más sus carencias. En paralelo, estábamos asistiendo a un proceso de evolución y cambio en otras muchas universidades, tanto españolas como extranjeras, y tanto públicas como privadas. Esto nos llevó a investigar la evolución de la identidad de nuestra competencia y observamos que había una clara tendencia al cambio. Por último, nuestro aniversario. Cumplíamos 25 años, una cita que nos obligaba, por un lado, a renovar nuestros votos con la sociedad –para seguir siendo un motor de innovación y transformación– y por otro, a trasladar un mensaje claro de consolidación de nuestro proyecto universitario: un centro consolidado y en pleno funcionamiento».
Para llevar a cabo este cambio, crearon un grupo de trabajo pluridisciplinar en el que participaron técnicos en diseño, comunicación corporativa y publicidad (los diseñadores Amat Bellés, Marta Negre y Amparo Soriano; el maquetador y tipógrafo Pablo Gual, el publicista Fernando Vilar y el técnico superior en comunicación corporativa Juan Salvador Pérez Villanueva): «Ha sido un proceso interno, gestado desde el interior de la organización, que enseguida tuvo el respaldo del rector, Vicent Climent, y de su Consejo de Dirección, en especial del vicerrector de Cultura, el profesor Wenceslao Rambla, que es a su vez catedrático de Estética, y cuyas aportaciones durante el proceso fueron importantes».
El proyecto también ha contado con la participación del doctor honoris causa de l’UJI, Joan Costa –sociólogo y diseñador, referente en el campo teórico del diseño y la comunicación–. Según nos explica Fernández Beltrán, Joan Costa ha tenido un papel fundamental de guía experto: «Se decidió contar con él por su vinculación con la Universitat Jaume I, que fue la primera institución universitaria española que le reconoció con la concesión del grado de doctor honoris causa y, por tanto, era un proceso de renovación de su propia Universidad. Costa ha participado durante todo el proceso, con múltiples sesiones de videoconferencia con el equipo de trabajo».
«Ha sido un proceso muy plano, en el que todo el equipo ha tenido un papel directo en el desarrollo de la creatividad», afirma Francisco Fernández Beltrán.
El equipo no partió de un briefing definido desde el principio; fue elaborado a medida que iban detectando las necesidades funcionales del cambio. También concluyeron transmitir toda una serie de mensajes vinculados a la renovación de su espíritu fundacional y a unos valores muy claros que debían reflejarse en la nueva identidad: «Somos una universidad pública comprometida con la innovación y también con el humanismo, inclusiva, respetuosa y responsable. Todos estos valores han inspirado esta nueva marca de comunicación con la que queremos presentarnos interna y sobre todo externamente para que los próximos 25 años de nuestra universidad sean para la UJI -y para todas y todos- tan luminosos como lo es este nuevo símbolo. Todos estos valores emanan de nuestros Estatutos y de nuestros planes estratégicos y han estado validados en un proceso de reflexión conjunta de toda la organización, muy participativo, como el que hemos vivido recientemente con la aprobación de nuestro Código Ético».
Para Fernández Beltrán el mayor desafío a lo largo de este proyecto ha sido el creativo; lograr una imagen que fuera capaz de integrar todos los elementos que buscaban y que generara el mayor consenso entre la comunidad universitaria a la hora de implementar la nueva marca: «Ha sido un proceso muy largo y costoso, pero que ha valido la pena porque al final hemos dado con un símbolo que ha tenido muy buena aceptación y cuya implementación está resultando muy fácil y natural».
Antes de llegar al resultado final, se trabajaron múltiples variables, desde diseños mucho más atrevidos, con efectos en tres dimensiones y transparencias, hasta otros más clásicos y similares a la marca anterior: «El número de bocetos y pruebas fue muy elevado hasta encontrar la solución adecuada». Finalmente se decantaron por el gradiente de color como protagonista del rebranding: «Los degrados se enmarcan en las nuevas tendencias del diseño de logosímbolos, sobre todo cuando están pensados para el ámbito digital, donde su fidelidad de reproducción es absoluta. Este gradiente le otorga a la marca una impronta de modernidad, al tiempo que la diferencia y singulariza».
Pero no todo han sido cambios en la nueva imagen de la UJI: «El escudo está recogido como tal en los Estatutos de la Universitat Jaume I y, por tanto, su cambio habría exigido un cambio estatutario. Esta es una situación que se da en muchas universidades, que conservan su escudo original como marca oficial o estatutaria y se dotan de una nueva marca de comunicación, más moderna y adaptada a las necesidades de los nuevos soportes. En nuestro caso, el escudo es el propio de una Universidad surgida en 1991 y no hace cientos de años, como la Universidad de Valencia, por ejemplo».
Por ello, en el rediseño era imprescindible tener en cuenta la convivencia de ambos emblemas bajo el mismo paraguas de la Universitat Jaume I: «La convivencia se establece en función de un protocolo de uso que limita la marca oficial o estatutaria a aquellos elementos que requieran un marchamo de oficialidad y para caso muy singulares de carácter protocolario, mientras que para todos los demás usos se propone el empleo de la marca de comunicación. No ha sido necesario modificar el escudo, ya que se ha optado por una estrategia de doble imagen de marca, muy extendida, por otra parte, en el caso de las universidades, pero también en otros ámbitos, como por ejemplo los ayuntamientos, sobre todo los más turísticos».
Todo este proceso de actualización de la imagen de la Universitat Jaume I ha durado más de un año y medio –ya que inicialmente se pensó como un trabajo previo al 25º aniversario de la Universidad–, pero la dificultad de la tarea y la búsqueda de una solución que generase el mayor consenso posible entre la comunidad universitaria, supuso extender el calendario. Por ello, la implementación de la nueva imagen se hizo pasados los actos principales del aniversario. A pesar de ello, el resultado ha dejado satisfecho al equipo creativo del Servicio de Comunicación y Publicaciones: «El proyecto gráfico ha reforzado la grafía de nuestro acrónimo (UJI), que se encontraba presente en el símbolo anterior pero que resultaba muy difícil de leer. Junto a ello, se han reinterpretado los colores de la marca original pero con una gama más moderna y luminosa, que refuerza la juventud de la institución, su dinamismo y su apuesta por lo digital».
Actualizado 31/08/2017