La crisis económica mundial ha desencadenado una crisis de desconfianza en las instituciones y en los actores que gestionan las políticas económicas globales. Restablecer la confianza de la sociedad no será un trabajo fácil ni rápido pero los bancos, que están en el centro de todas las polémicas, necesitan recuperar su liderazgo y acercarse a una sociedad endurecida y crítica. Por eso, en los últimos años muchas entidades bancarias han sufrido procesos de rediseño como consecuencia de un nuevo enfoque estratégico más humano, más realista y menos rígido. Este es el caso del banco británico NatWest, que ha presentado su nueva identidad visual de la mano de Future Brand.
Una idea de 1968 que revive en 2016
El proceso del rediseño de la identidad de NatWest, filial de Royal Bank of Scotland” (RBS), no es convencional. El motivo es que, en este caso, no se ha querido hacer un diseño de marca rupturista para evocar el cambio, sino un ejercicio de contención volviendo a los orígenes. Para ello, se ha trabajado sobre el símbolo original creado en 1968 que consistía en tres cubos con volumen e interconectados entre ellos. Cada cubo representaba uno de los bancos que se fusionaron para dar lugar a NatWest (National Provincial Bank, District Bank y Westminster Bank).
Dan Witchell, director creativo ejecutivo de Future Brand, explica que los diseñadores encontraron en los archivos de RSB los diseños originales de la década de los 60 y eso les dio la clave para el trabajo. Para Witchell las tres formas geométricas ya son conocidas por los británicos y por eso, “si no ves el logotipo pero ves los cubos, inconscientemente lo vinculas con NatWest”.
Rediseños del símbolo de NatWest desde su nacimiento hasta la propuesta actual
El símbolo redibujado es el motor de la nueva identidad e inspira todo su renovado lenguaje visual: un estilo ilustrativo y una tipografía que nacen de la geometría cúbica y una gama de colores vibrante.
Mientras que reinterpretar el símbolo original remite a los valores sólidos del banco y a su historia, tal vez el conjunto de la nueva identidad es excesivamente rompedor. Esto, que a priori no tiene por qué ser negativo, resulta llamativo en un sector que se expresa son seriedad, sobriedad e innova poco o nada.
¿Por qué cambiar algo que funciona?
La década de los 60 nos ha dejado diseños imprescindibles que forman parte de la historia y que aún hoy son un referente para todos nosotros. Esta fue una época productiva y creativa en la que la libertad y la imaginación eran valorados por los clientes y por el público. Una época que rompía con el pasado y que proyectaba el futuro. Y, en ese momento, nació el símbolo de NatWest que, aunque es técnicamente complejo, es inteligente y memorable. Así que, ¿por qué renunciar a un diseño así?
En branding es muy importante mantener el equilibro entre lo nuevo y lo viejo, entre el pasado y el futuro y entre la tradición y la tendencia. Cuando una marca se enfrenta a su rediseño tiene que valorar qué parte de su historia quiere desechar o mantener y qué conceptos nuevos quiere aportar. Encontrar el equilibrio entre ambos mundos es un trabajo complicado que merece tiempo y reflexión para determinar una solución gráfica que permita convivir los dos universos. El rediseño de NatWest pretende ese difícil equilibrio pero, ¿lo consigue?