Una familia de refugiados viaja a Brasil para huir de la ocupación nazi de Praga en la Segunda Guerra Mundial. Es la familia de Marina Willer, y gracias al testimonio de su padre, Alfred Willer, y al cámara Cesar Charlone; filma Red Trees, un corto tan impactante como real en el que destacan los colores y hay guiños a la multiculturalidad.
Podría decirse que el guionista del corto Red Trees es el padre de la diseñadora gráfica Marina Willer, productora de este vídeo. La voz de su recuerdo es la que narra lo que ocurrió cuando él todavía era un niño, aunque es el actor Tim Pigott-Smith el que interpreta su papel. En el año 2015 las cifras anunciaban que una de cada 122 personas en nuestro planeta había pedido asilo, eran refugiados políticos o habían tenido que desplazarse lejos de sus hogares y Red Trees, precisamente, narra uno de estos testimonios. El miedo y la esperanza de esta familia refugiada sobrecoge al espectador: es la cara humana que existe detrás de tantas cifras y estadísticas.
La película está filmada por Cesar Charlone, director de fotografía uruguayo. El documental dura 25 minutos y relata el viaje de huida de una de estas familias durante la guerra. Marina Willer quería dejar claro que se oponen a la guerra y, sobre todo, quería que sirviera como apoyo y conmemoración a sus víctimas. Alfred Willer, el padre de Marina Willer, es uno de los protagonistas y gracias a él, hoy tenemos este testimonio que su hija ha convertido en visual y atractivo.
Checoslovaquia y Brasil fueron los dos lugares en los que Alfred y su familia se refugiaron mientras duró este periodo. El padre de Alfred era químico, y había ocultado a la Gestapo una fórmula para el ácido cítrico entre los libros de receta de su mujer. Con la excusa de que tenía en marcha un proyecto de investigación sobre la soja y los alimentos, viajaron lejos de allí. El título del vídeo, Red Trees, hace referencia a la ceguera de Alfred, quien de niño dibujaba árboles rojos, pues se imaginaba el mundo con mucho color. Además, hace un guiño a la importancia de aceptar a otras personas sea cual sea su color de piel o su cultura. Su testimonio, junto con la arquitectura (a la que Alfred Willer terminó dedicando su vida profesional), transmiten en este film el temor y la esperanza que vivieron estas personas.
Aunque los detalles de la historia narren la experiencia de una familia en concreto en un determinado momento histórico, miles de refugiados sufren ahora una situación similar. Por eso, Marina Willer pensó que era el mejor momento para lanzar el video y su mensaje al público. Pero para ello, era necesario recaudar fondos. Crearon una plataforma crowfounding en Kickstarter por su enorme colaboración con la Agencia de Refugiados de la ONU. Las puertas estaban abiertas para todo aquel que quisiera contribuir por esta causa y por este corto tan conmovedor como real. Gracias a 251 patrocinadores, Marina Willer y su equipo pudieron terminar su proyecto. Actualmente, se está preparando la presentación del cortometraje en festivales internacionales, como el Cannes Film Festival.
Marina Willer es una diseñadora gráfica de Brasil, aunque actualmente reside en Londres. Lleva diez años realizando proyectos para producciones como la MTV. Sus películas han sido expuestas en museos y festivales alrededor del mundo. También pertenece a la reconocida empresa de diseño Pentagram. Este corto ha sido uno de sus proyectos más importantes, por su repercusión en la sociedad y por haberlo vivido muy de cerca.