Saul Bass

Saul Bass introdujo el diseño gráfico en la gran pantalla tal y como lo conocemos hoy. Los cerca de 60 títulos de crédito que realizó para directores como Preminger, Hitchcock, Wilder, Kubrick y Scorsese revelan la amplia dimensión de su legado. Sin embargo, es importante señalar que Bass era ante todo diseñador.
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Después de meses de trabajo os presentamos un nuevo número de la Biblioteca Gràffica. Esta vez dedicado a Saul Bass, otro de los pioneros del diseño gráfico que centró su trabajo tanto en el cine, su faceta más conocida, así como en la identidad corporativa. Al igual que los anteriores libros, el trabajo ha sido desarrollado por un gran equipo distribuido por todo el mundo.

Ainhoa Fernández, que se enamoró de Bass desde que conoció su trabajo, junto a Mª Ángeles Domínguez han sido las autoras de este número. Como siempre la exquisita mano de Vanesa Aguilera le ha puesto orden y desde Budapest Javier Jaén ha ilustrado la portada a modo de pequeña historia al principio de una película, como hubiera hecho el propio Bass.

En este número debemos darle las gracias también a Arnold Schwartzman, ex-director de arte de Saul Bass & Associates, que desde Los Ángeles, nos fue desvelando pequeños secretos de Bass, una información inédita que nos ha permitido cerrar esta obra.

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Ficha Técnica:
Título: Saul Bass
Colección: biblioteca gràffica
Páginas: 176
Idioma: Español
Encuadernación: Rústica
Dimensiones: 115×155 mm
Autor: Ainhoa Fernández y Mª Ángeles Domínguez
Ilustrador: Javier Jaén
Diseño: Vanesa Aguilera
Dirección de Arte de la Colección: Víctor Palau – Ana Gea
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Otros libros de la “biblioteca gràffica”

Saul Bass fue quien introdujo el diseño gráfico en la gran pantalla tal y como lo conocemos hoy. Los cerca de 60 títulos de crédito que realizó para directores como Preminger, Hitchcock, Wilder, Kubrick y Scorsese revelan la amplia dimensión de su legado. Sin embargo, es importante señalar que Bass era ante todo diseñador. Nació en el barrio del Bronx en 1920 y creció con la nueva generación de diseñadores que como Paul Rand, Alvin Lustig, Bradbury Thompson y Herb Lubalin, entre otros, hacían bandera del modernismo y conformaron la denominada Escuela de Nueva York. En 1946 se trasladó a Los Ángeles y desde su oficina en Sunset Boulevard realizó una de las mayores contribuciones al diseño de marca estadounidense. Creó numerosos programas de identidad corporativa como el de Exxon, AT&T, Bell, Warner, Girl Scouts, Geffen, Kleenex…, muchos de ellos aún hoy vigentes. A lo largo de su carrera sumó otra serie de actividades como la de fotógrafo, ilustrador, diseñador de packaging, director de arte, realizador de cortos de animación, incluso dirigió un largo de ciencia ficción, Phase IV.

A mediados de los 50, Saul expandió las bondades del diseño dentro de la industria cinematográfica. Entre 1954 y 1995 creó numerosos títulos de crédito, además de carteles y campañas publicitarias para una amplia variedad de films, géneros y directores. Entre sus trabajos más memorables están las tres colaboraciones con Hitchcock, pero quizás los más significativos son los 13 títulos que realizó para Preminger, entre los que destacan El hombre del brazo de oro (1955), Anatomía de un asesinato (1959) y Éxodo (1960). Muchos de estos proyectos fueron creados con la ayuda de su mujer, la diseñadora Elaine Makatura, quien se convirtió en su colaboradora incondicional desde 1956. Ello sin olvidar otros trabajos imprescindibles, como las fantásticas animaciones de La vuelta al mundo en 80 días (1956), la belleza monumental de Espartaco (1960) y la expresividad tipográfica de West Side Story (1961). El broche de oro a su carrera en Hollywood llegó en los años 90. Una última etapa brillante, que fue relanzada por su gran admirador Martin Scorsese cuando le encargó los títulos de Uno de los nuestros (1990).

Entre su larga lista de premios está el Royal Designer of the Industry, concedido por la Royal Society of Arts de Londres en 1965; un Oscar de la Academia en 1969 y otras dos nominaciones. En 1977 fue nombrado Art Director of the Year por el Arts Directors Club de NY y en 1981 recibió la Medalla de Oro del American Institute of Graphic Arts (AIGA).

Era un hombre franco y profundamente honesto. Tras todos los honores y el reconocimiento que supone entrar a formar parte del selecto grupo de diseñadores que componen el Hall of Fame del Arts Directors Club de Nueva York, Bass dijo:

«No hay nada glamuroso en lo que yo hago. Sólo soy un trabajador. Quizás yo soy mucho más afortunado que la mayoría en eso, porque yo recibo una considerable satisfacción por hacer un trabajo útil, del cual yo y a veces otros, pensamos que es bueno».

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