Porto Rocha: el estudio neoyorquino que desafía las normas del diseño global

Desde su sede en Williamsburg, Brooklyn, Porto Rocha crece como bambú después de la lluvia. En apenas seis años, la agencia liderada por el tándem brasileño Felipe Rocha y Leo Porto pasó a dirigir un vivero de 36 talentos y a diseñar para marcas de tecnología, entretenimiento e instituciones culturales como Netflix, Twitch, Vevo o Robinhood. Detrás de Porto Rocha hay un encuentro sentimental. “Estábamos saliendo, así que trabajar juntos nos permitía vernos más y avanzar más rápido en nuestros proyectos freelance”, cuentan. Leo Porto era director de diseño en Collins, mientras que Felipe Rocha trabajaba como director sénior de arte en Spotify, después de haber pasado por Sagmeister & Walsh. Frente a una demanda creciente, deciden renunciar a sus respectivos roles y formalizar su unión. Así nace Porto Rocha en 2019. En su primer año de existencia, el estudio Porto Rocha contaba con seis colaboradores. Hoy, seis años después, son 32. “A medida que surgían más oportunidades, nos dimos cuenta de que necesitábamos ampliar nuestras capacidades para poder gestionar la complejidad de los proyectos”, comentan. Poco a poco, el estudio montó un equipo de estrategia, animación y diseño interactivo, con el objetivo de “conectar negocio, marca y producto”. En una industria donde la crisis económica de 2008 se llevó por delante a muchas grandes agencias de diseño, el perfil de Porto Rocha destaca. En el pequeño mundo de las agencias históricas y grandes consultoras, Porto Rocha suele ser el equipo más joven y, sorprendentemente, el más pequeño. “Asumimos desafíos complejos y de alto nivel que normalmente estarían en manos de grandes consultoras”. Pero crecer también implica soltar. La clave de Porto Rocha para escalar sin perder su ADN ha sido empoderar a su equipo. “Tuvimos que dar un paso atrás en nuestro rol como diseñadores para asumir una posición de liderazgo. No fue fácil, porque implicaba dejar de diseñar a diario, que es lo que más nos apasiona. Pero era necesario para dar autonomía a otros miembros del equipo, permitirles asumir la responsabilidad de los proyectos y aportar sus propias perspectivas. Nos dimos cuenta de que construir un gran equipo es tan importante como hacer un gran trabajo por cuenta propia”. Así, Porto Rocha defiende una estructura horizontal que favorece la colaboración, empuja las ideas más lejos y aborda los proyectos desde una amplia variedad de miradas. Y no hay miradas variadas sin diversidad. “La diversidad sigue siendo un desafío en el diseño. Creemos que es esencial para la innovación, la creatividad y para responder a encargos globales. Pero demasiadas agencias siguen teniendo equipos homogéneos —especialmente en los puestos de liderazgo. Desde el inicio de Porto Rocha hemos hecho un esfuerzo por construir un equipo con personas de trayectorias, identidades y experiencias únicas. No hay nada menos inspirador que una sala llena de gente que piensa igual y está siempre de acuerdo”. Así, los dos líderes latinos soplan un aire refrescante sobre el diseño neoyorquino. Retomando sus herramientas características como las tipografías rotundas, las referencias a la cultura popular y urbana, los sistemas visuales impactantes y una estética que logra un equilibrio sutil entre lo atrevido y lo accesible, su perspectiva multicultural, multidisciplinar y tecnológica empuja el trabajo hacia lugares inesperados. Desafiar las normas del sector, dar agencia a los diseñadores y crear trabajos en diálogo constante con la cultura. Esa es la ambición de Porto Rocha. “Nos interesa cómo las marcas existen dentro de la cultura, y cómo el diseño puede generar conversaciones relevantes, oportunas y con contexto”.

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