La video artista María Cañas presentaba esta semana el cartel de la 14ª edición del Festival de Cine de Sevilla, titulado El ojo que lloraba mujeres, en el que utilizaba una imagen del ilustrador norteamericano Walter Pop. Cañas argumenta que desconocia su autoría y que su modo de trabajar es el apropiacionismo. Como era de esperar las redes sociales se llenaron de críticas a la autora.
María Cañas es una reconocida video-artista sevillana que utiliza habitualmente para sus obras el collage, la apropiación y la revisión de imagenes de archivo. Una técnica que no deja de ser un recurso creativo muy extendido en el mundo audiovisual. Utilizar trozos de otros videos, apropiandose de ellos y utilizandolos sin permiso de los autores y los propietarios de los artistas para remezclarlos y reconvertirlos en nuevos proyectos audiovisuales es una técnica bastante habitual dentro del arte.
Arte y Diseño
Lo que sirve para el arte no siempre sirve para el diseño. El cartel de un festival no se puede tratar como una obra de arte sino como un encargo de comunicación y ahí es donde se encuentran los límites, incluso los límites legales. María Cañas, en declaraciones a eldiario.es Andalucía, se defiende con dos argumentos: su manera de trabajar es creando un archivo de imágenes ecléctico, que emplea para darle un nuevo sentido a la imagen, a la manera del apropiacionismo de Marcel Duchamp. Por otro lado, asegura que desconocía el origen de la obra original. «Entiendo la cultura como una construcción colectiva. Yo digo que soy una archivera de imágenes y vivo con fascinación esta sobreabundancia. Internet es una especie de archivo orgánico, que me sirve para investigar y hackear. Yo siempre he utilizado el collage, juego con las remezclas, y nunca he tenido problema».
«Me considero una doctora Frankenstein de la cultura del reciclaje, de la remezcla. […] Es un poco también trabajar con todo ese repertorio de imágenes, con toda la intrahistoria y lidiar con ellos, aplicando esta videomaquia, que lo que hace también es dar cornadas audiovisuales, saltándose los derechos del autor a la torera», declaraba en el programa Metropolis de RTVE.
No es lo mismo hacer video remezclas con material de otros para componer una nueva obra de arte, que utilizar 5 minutos de una película, sin más, y colocarle el título como obra propia. Esa vendría a ser la analogía de lo que ocurre en el cartel del festival de cine de Sevilla. Cada medio o cada soporte tiene sus reglas y el diseño y el cartelimo no son video-arte.
Ahí es donde radica tal vez el error de la autora y de la dirección del festival, encargar una pieza de comunicación a una artísta no especialista en ese segmento.
Collage o fotocopia
Es evidente que el cartel no es un collage ni un homenaje ni una referencia, es una auténtica fotocopia. No se trata de un recorte de la revista a la que se le añaden más elementos, propios o ajenos, como ocurre en un collage. El único elemento utilizado para la realización del cartel es la ilustración de Walter Pop al 100% con lo que no podemos hablar de collage.
«No sabía ni quién era este señor. Yo sólo tenía un fragmento y, por lo visto, estos ilustradores eran señores que tuvieron una mala vida, que no tenían derechos de sus imágenes», declaraba a eldiario.es.
Queda claro pues que la autora sabía que estaba utilizando la obra de otro pero no le importó. Escaneó la imagen y le añadió un poco de fondo y los títulos del festival, algo que a cualquier diseñador profesional no se le escaparía que tiene derechos. Y no solo derechos del autor, sino también de la publicación.
Fantastic Story
Fue una revista publicada en los años 50, de las denominadas Pulp de ciencia ficción. El término Pulp hace referencia al tipo de papel utilizado en este tipo de revistas, un papel de muy bja calidad que se usaba en este tipo de cómics. Eran publicaciones muy baratas y de gran consumo con personajes y monstruos en formatos muy colorista y fantásticos. Este tipo de revistas son ahora objeto de culto y de coleccionismo desde el lanzamiento de la película Pulp Fiction.
Walter Popp (1920 – 2002)
Walter Popp
Ya en los 60, cuando la ilustración ya no estaba tan de moda, se dedicó a diseñar packagings para juguetes y productos deportivos e incluso trabajó como empleado de una empresa de tarjetas de felicitación en Nueva York.
Licencia o delito
Aunque algunos expertos en arte aluden a que este tipo de recursos es habitual, para los expertos en ilustración y diseño, el plagio es evidente ya que ni siquiera hay más recursos que la propia ilustración de Walter Popp. Aunque la autora crea que esa imagen está libre de derechos, la realidad es que no es así. Ya que la obra de un creador no pierde los derechos hasta pasados 70 años de su muerte y Popp falleció en 2002. Incluso los propietarios de los derechos del magazine podrían exigir parte de lo recaudado por Cañas, en este caso 3.000 euros, por el uso de la imagen.
Opinión en redes
Tras la presentación Elsa Move, publicaba un tweet donde mostraba de donde había elegido inspirarses María Cañas y desataba todas las críticas en las redes.
Bravo !! pic.twitter.com/8BsIRIghqr
— el guarroncete (@Elguarroncete) 10 de septiembre de 2017
Menuda «artista»…. eso es un copy+past en toda regla !!! Vergüenza ajena da.
— Kraken SP (@KrakenSpacial) 10 de septiembre de 2017
¿Homenajear a un artista al que ni siquiera conocías, según tú misma reconoces? Tu plagio es grave,la ignorancia del festival peor. Hardface
— J. (@jose_del_sur) 10 de septiembre de 2017
María Cañas
Si quieres conocer más la obra de María Cañas puedes hacerlo en estos videos de Televisión Española:
[min 20’]
Me considero una doctora Frankenstein de la cultura del reciclaje, de la remezcla. Poder insuflar nueva vida al material de archivo, el mal de archivo, el ciberdiógenes, el ciberquijotismo. Tengo problemas de querer llegar al final de internet y no poder. El mal de archivo y el archivo del caos son mis motores.
[…]
Lo que hago es hacer videoremezcla política generando retratos y discursos a contracorriente, hakheando toda la cultura popular y los media.
[…]
Hago cine porcino. Porque si del cerdo se aprovecha todo, de la imagen contemporánea para crear, igual, todo se puede utilizar. Todo esto es conglomerado, cibermotadela digital.
Es un poco también trabajar con todo ese repertorio de imágenes, con toda la intrahistoria y lidiar con ellos, aplicando esta videomaquia, que lo que hace también es dar cornadas audiovisuales, saltándose los derechos del autor a la torera.
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