Pierre Pellegrini es un fotógrafo suizo. Su dominio del blanco y negro y de capturar las atmósferas de la naturaleza, especialmente en invierno, es asombroso y nos traslada a otro mundo casi de ensueño. Quizás hablar del síndrome de Stendhal sea algo pretencioso, pero sí podemos asegurar que el observador estas imágenes se sentirá impresionado ante la contemplación de tanta belleza.
La vocación inicial de Pierre Pellegrini no fue inicialmente la fotografía. Después de haber estudiado diseño arquitectónico, se dio cuenta de que su sueño era convertirse en profesor de educación física. Fue durante su desarrollo profesional cuando entró en juego esta disciplina.
«Para mí, la fotografía representa un medio maravilloso para comunicarse y, al mismo tiempo, brindar a los espectadores la oportunidad de sentir emociones», explica. «No estoy seguro si soy yo quien está buscando los temas o si son los mismos temas los que me están buscando. Sin embargo, cada vez que se produce un encuentro de este tipo, surge una imagen, que encaja perfectamente dentro de mí y con mi personalidad».
El diseño arquitectónico está muy presente en sus fotografías. El inverno, el frío, la geometría, la naturaleza y su magnetismo, cobran a través del objetivo del fotógrafo un halo muy especial.
La mirada que se posa en las fotografías de Pierre Pellegrini se ve obligada a obviar lo que hay a su alrededor para dejarse llevar por las emociones en un pequeño viaje de evasión.
«Siempre estoy buscando el sentido estético, la belleza, el orden, la elegancia presente en la naturaleza –dice–. Como si todo estuviera perfectamente equilibrado en armonía. Una especie de perfección donde ningún elemento prevalece sobre el otro».
El secreto de este magnetismo, posiblemente se deba a la armonía que respiran sus imágenes, pero también a la técnica de exposición prolongada que el fotógrafo suizo suele utilizar. Esta técnica es la que le permite captar el aura especial de aquellos elementos que cambian de estado físico como puede ser el agua, las nubes o la niebla. Son sutiles movimientos que nuestro ojo no capta a simple vista y que requiere un don y una paciencia especial.
El observador, quizás no llegue a sentir el síndrome de Sthendal, pero sí que experimentará muy dentro un momento de confortable relax ante la contemplación de la belleza de estas imágenes.
Actualizado 09/06/2022