Tras el fallecimiento del editor de cómic y director de Edicions de Ponent, Paco Camarasa, recogemos testimonios de su entorno profesional. Las declaraciones son unánimes: el editor alicantino marcó un antes y un después en la edición de tebeos de nuestro país
«Era un gran amigo». La frase se repite entre diseñadores, ilustradores y editores. Paco Camarasa, editor de cómic y director de Edicions de Ponent, fallecía el pasado domingo a los 52 años a causa de una grave enfermedad. Hoy, días después del suceso, sus compañeros no dudan en calificar su labor de «generosa y fundamental para el desarrollo del tebeo a nivel nacional».
«Antes de Paco, no había una editorial que se dedicara al cómic español. Sí había tebeos para niños y jóvenes, pero no era lo mismo. Paco estuvo con nosotros y nos promocionó, nos ayudó». La declaración pertenece a Sento Llobell, ilustrador valenciano que consideraba a Camarasa un «amigo de siempre». «Pertenecía al grupo de gente de Valencia que intentábamos hacer cosillas, e impulsar el tebeo. Para mí lo más importante es que Paco defendía precisamente eso: lo autóctono. No negociaba con derechos de obras extranjeras, sino que lo que hacía era producir aquí y luego vender fuera lo que pudiera», apunta.
Nacido en Alcoy (Alicante, España) en 1963, desde su infancia el amor por los cómic marcó su vida. Tebeos como Pumby y El guerrero del antifaz fueron solo el principio de una vocación que le llevaría a desarrollar profesionalmente un reto que nadie antes había emprendido. Así, a los 32 años creó el sello Joputa CB junto a Diego Ruiz de la Torre Gómez. Este mismo sello en 1998 pasó a ser una sociedad limitada bajo el nombre de Edicions de Ponent S.L con base en Onil (Alicante, España) con imprenta incluida.
«En el mundo de los tebeos fue él quien arriesgó. Apostó por ediciones cuidadas, lo que ahora se llaman ‘novela gráfica’», afirma contundentemente MacDiego, diseñador y editor de cómic. «Después de los años 80, apareció la invasión nipona y los superhéroes, y el tebeo nacional se quedó fuera de juego. Paco le dio continuidad en un momento en que no se vendía, simplemente. Todo lo que pasa ahora empezó con él», señala.
En la misma línea se expresa Álvaro Pons, divulgador y crítico de cómic, quien no duda en calificarle, también, como «un buen amigo, además de muchas más cosas». Precisamente con él comisarió Paco Camarasa una exposición en 2007 en la que repasaba la historia del cómic valenciano, y que también contó con la participación de Pedro Porcel. Un año más tarde, Camarasa anunció la fundación de un Centro de Documentación del Cómic en Onil, creada a partir de sus propias colecciones, y la celebración del Salón del Cómic en Valencia. Cuatro años más tarde, se convirtió en presidente de la Asociación de Editores de Cómic de España.
«Era un auténtico torbellino, alguien insustituible» indica Paco Sales, diseñador y uno de los autores de Al nordeste de Arzou, publicado por Edicions de Ponent. «Cuando algo le emocionaba, invertía tiempo y pasión en ello. No le importaba que fueras un autor conocido o no, o las posibles ventas del libro… Hay pocas editoriales o editores que apuesten de esa manera», agrega.
Al respecto también se postula José Rubio Malagón, ilustrador y autor de Necromonía, libro por el cual recuerda la función de Camarasa, que lo publicó en Edicions de Ponent. «Para mí es el mejor libro que he editado, y eso es gracias a él. Me dio libertad total a la hora de elegir cómo quería que fuera el libro: cubierta, tamaños… Esa libertad no te la deja cualquier editor» apunta.
Frente a cómo quedará el territorio del cómic nacional sin la aportación y labor de Paco Camarasa, Malagón considera que «otros editores seguirán su estela». «Es necesario que asumamos el compromiso que tenía Paco. Él consiguió que los cómics, por ejemplo, estén hoy día en las bibliotecas: logró que los tebeos fueran accesibles para todo el mundo. Siempre lo recordaré» concluye.