Ninety Wines es el nombre del proyecto que define los vinos ‘noventay…’, caldos que superarían con creces la calificación de cualquier crítico. La experiencia de degustación comienza desde lo visual cuando se percibe el packaging. Gráficamente, el uso de los puntos aporta un valor diferencial y transmite con solidez la sensación de producto seleccionado, sutil y cuidado, como luego se refleja en su producción –con papeles especiales, el sello manual, estamping…–.
_
La marca E & R Wine Co no es un cliente al uso. Bajo este naming encontramos a un grupo de amigos amantes del buen vino a un buen precio. Y con este criterio, y en base a sus gustos e intereses, clasifican los vinos por criterios personales. ¿Su misión?, descubrir vinos de enorme calidad y precio ajustado que por lo general no entran en las valoraciones de los críticos, tanto nacionales como internacionales. Este grupo recorre periódicamente diferentes bodegas para buscar el vino que ellos consumen y recomiendan; vinos de diario, no prohibitivos por precio, vinos especiales y premium con los que poder darse un homenaje, sin que por ello se resienta la economía del consumidor.
La experiencia de degustación comienza desde lo visual, cuando se percibe el packaging. Esa premisa, plasmada en el briefing inicial hacía también hincapié en el diseño, primando el cuidado y el gusto por el detalle para transmitir «emoción» al consumidor.
Establecer un código visual que sirviera de manera clara para definir el contenido fue una de las dificultades iniciales a las que se enfrentó TSMGO, consultora especializada en estrategia, branding y marketing para el diseño Ninety Wines. El proyecto está enfocado al mercado internacional y por tanto toda la gráfica y el sistema debería ser global y funcionar independientemente de idiomas, latitudes y costumbres. Crear un código visual propio y un imaginario potente y reconocible que permitiera asentar toda la extensión de la gama y que dotara de coherencia y continuidad al concepto se hacía imprescindible.
Una serie de puntos sirve de juego visual y como nexo para articular la gráfica. Unos elementos fácilmente asimilables y que funcionan como lenguaje universal para cualquier persona; algo asó como el ‘esperanto’ del vino. El tono y mensajes en Ninety Wines tienen un carácter cercano, convirtiendo a la marca en un diálogo y conversación con sus consumidores que desde el primer momento son conscientes qué van a recibir.
La solución aportada para Ninety Wines fue construir un código gráfico «reconocible» y «pregnante», explican. «Para cualquier persona interesada en el mundo del vino el significado de los puntos es claro, la mayor parte de referentes, críticos, guías hacen uso de un baremo de 0 a 100 puntos con los que califican las bondades del caldo». El concepto de selección manual y cuidado se aporta a través de la etiqueta sellada.
En cuanto al naming apuntan: «Ninety es el nombre del proyecto para definir a vinos ‘noventay…’ caldos que superarían con creces la calificación de cualquier crítico». Cada uno de los vinos toma la personalidad y las características que se le pide dentro de ese baremo, de manera que se percibe con claridad el concepto y penetra con fuerza.
Como continuación a la limpieza y sencillez de una identidad de marca minimalista, para Ninety Wines se optó por un lenguaje visual simple con un solo elemento gráfico dominante: los puntos. Al mismo tiempo la cuadrícula que se establece con los puntos es fiel reflejo de un concepto que trasciende lenguas y nacionalidades porque sirve para apuntalar la simbología de los puntos como expresión máxima de calidad de un vino.
De un máximo posible de 100 puntos (cuadrícula de 10 por 10) los vinos iniciales con los que se lanza el proyecto Ninety Wines son 92, 95 y 99. «Este patrón nos ha servido de guía para explicar los vinos», apuntan desde TSMGO. «La perfección sería conseguir la cuadrícula completa como si de una proporción áurea se tratara».
Cada uno de los vinos va acompañado de un código cromático que orienta definitivamente al consumidor a la hora de su elección:
– Negro – 92 – Vino seleccionado con una relación calidad precio muy ajustada.
– Plata – 95 – Vinos de partidas especiales limitadas con una mayor complejidad para quien busque algo diferente.
– Oro – 99 – Vinos muy limitados de parcelas seleccionadas con poca producción.
La tipografía Didot es la elegida por su carácter «humanista». Utilizada desde el S. XVIII en Francia por impresores, tipógrafos y escritores como referente del estilo romano moderno gracias a su extrema tensión vertical, gran contraste entre palos finos y gruesos y sus rectas y finísimas serifas que le dotan de una apariencia muy clara y exquisita. Ésta ha sido retocada manualmente para ajustar los trazos y darle coherencia visual al proyecto.
La cápsula complementa el código visual que se ha buscado, dotando de coherencia al conjunto y ayudando a reforzar el concepto gráfico.
La etiqueta rodea a la botella como un abrazo para mostrar la información sobre el terroir, una breve descripción de qué busca el equipo Ninety Wines cuando selecciona un vino y la referencia de la puntuación.
La elección del estampado en la etiqueta aporta una gran textura según la iluminación. «Además después de muchas pruebas y reuniones con el impresor, el papel elegido ha sido el Tintoretto Gesso que es un papel marcado al fieltro por ambas caras, cuya textura nos aportaba el toque de calidez necesario al proyecto», comentan. «El color no es blanco 100%, tiene un ligero tono ahuesado que nos retrotrae en el tiempo, su suave tacto de fieltro refleja cuidado y mimo».
_______
+info: tsmgo.es
Actualizado 14/01/2014