Nasa: «Para mí, el arte es un paréntesis de la realidad. Es un espacio donde todo vale»

Entrevistamos al argentino Hernán Lombardo a.k.a NASA. Con formación artística en diseño gráfico, arquitectura y cultura urbana, NASA explora el caos entre los mundos analógico y digital en soportes como murales, lienzos, ropa y objetos, con el objetivo de «plantar mis ideas en el espacio público».

¿A qué obedece la profunda simetría de tu obra gráfica? Hay una cita que uso desde siempre y tiene que ver con ‘encontrar el equilibrio dentro del caos’. En mi trabajo el uso de la geometría me permite experimentar con estos dos conceptos opuestos, equilibrio y caos. Entiendo que la simetría tiene que ver con el equilibrio, con el balance de los opuestos, con lograr una pausa, un momento de calma en el mundo hiperconectado en el que vivimos.

¿Por qué en blanco y negro? ¿Aparece el color en alguna instancia? El uso del blanco y negro siempre me sedujo; refuerza la idea de opuestos con la que trabajo. Quizás sea una limitación que me impongo. Suelo trabajar con ciertas reglas, que obedecen a mecanismos de pensamiento. También siento que me impulsa a encontrar nuevas formas de trabajar. Siento que no necesito mucho más. Luz y sombra es suficiente para mí en este momento.

Investigo las culturas antiguas que trabajaban con geometría como medio de expresión artística. Las vanguardias y artistas de mediados del siglo pasado son super inspiradores.

Además de vectorizados, ¿qué otras técnicas utilizas para la realización de tus obras? El proceso en mis obras varía dependiendo del soporte, pero siempre hay tres etapas: primero una análoga, donde boceto la pieza con lápiz y papel; luego una etapa digital, donde todo se pone un poco más riguroso, más preciso –uso Illustrator y Photoshop– y la etapa final, el momento de concretar la idea, vuelve a ser análogo. La bajada a lo real siempre es con mis manos. En cuanto a las técnicas y materiales utilizo principalmente, lápiz negro, plumas, tintas, pinceles chatos, acrílicos, marcadores, stencil y sprays.

Desde tus inicios, tu actividad se vincula al skate, al punk rock y al street art entre otras contraculturas, ¿en qué influye en tu obra gráfica? Es cierto. Básicamente fui un niño que andaba en skate, surfeaba y escuchaba post-punk, siempre movilizado por lo visual, que estudió diseño gráfico y luego arquitectura. Fue natural para mí desarrollarme dentro de ese mundo. Mis primeros libros de diseño fueron revistas de skate, surf y música. Con el tiempo, me di cuenta de que muchas de las revistas que me enloquecían estaban diseñadas por David Carson. Muchas de las tapas de discos que me volaron la cabeza fueron diseñadas por Peter Saville y muchas de las fotos que me gustaban fueron tomadas por Anton Corbjin. Todo empezó a cobrar sentido.

Do it your self siempre fue la forma de hacer las cosas para mí. Siempre sentí que estaba haciendo algo que no existía y que nadie lo haría por mí.

Trabajé toda mi vida en diseño y en un momento, la saturación de los trabajos comerciales me impulsó a experimentar distintos formatos, plantar mis ideas en el espacio público. Poder hacerlo sin reglas, sin briefs, sin clientes fue muy genial, muy liberador. El trabajo en estudio me llevo a las calles, el trabajo en las calles me llevó a mostrar en galerías, y las galerías me llevaron nuevamente al estudio. Es un ciclo que se retroalimenta.

Hoy sigo trabajando como director creativo y lo que me impulsa a hacer arte es lo mismo que en el comienzo. Para mí, el arte es un paréntesis de la realidad. Es un espacio donde todo vale. Nada está bien y nada está mal. Cada uno saca sus conclusiones. ¿Hay intención? ¡Sí! ¿Hay acción? Por supuesto. El resultado es incierto. El resultado es, y con eso basta para mí.

Sin embargo, notamos también que en tu obra existe una reivindicación del op art, el Di Tella, Polesello y De La Vega, ¿es así? Sí, totalmente. Soy fan de las vanguardias del siglo pasado. Lo que pasó en los 60 siempre me motivó, me parece supermoderno. El desarrollo de la abstracción y la geometría me parece exquisito. En Argentina la obra de Rogelio Polesello es increíble, le doy muchisimo valor porque su investigación geométrica es totalmente análoga y me parece de un nivel impresionante. La obra de Sol Lewitt también ha sido un antes y un después a la hora de pensar arte. La primera vez que vi una obra de De la Vega también me impresionó. Hay una serie de obras modulares en blanco y negro que me influenciaron muchísimo. Viniendo más acá, el trabajo de Pablo Siquier –a quien tengo el gusto de conocer– me parece increíble, de una complejidad y ejecución impecable.

¿Cuáles son tus influencias en la actual escena? Sinceramente miro mucho más al pasado para construir el futuro de mi obra. Igualmente artistas contemporáneos que me movilizan son Anish Kapoor, Ai Weiwei, Yayoi Kusama, Takashi Murakami, Kaws, Daniel Ashram, Retna, etc.

Finalmente, ¿qué diseño crees que define nuestro tiempo? Es una gran pregunta. Creo que el diseño, como todo en nuestros tiempos, está invadido por la inmediatez; todo es efímero, todo envejece muy rápido, es el aquí y el ahora. Las cosas las pensamos para que duren 24 horas. Ya no vamos a las expos porque ya lo vimos en Instagram, vemos los eventos por streaming en tiempo real, el arte se transforma en un pin de Pinterest que luego usamos como referencia para una campaña publicitaria que dura 24 horas en un Instagram Stories. Los artistas somos influencers, las marcas nos proponen alianzas en base a los seguidores que tenemos en nuestras redes. Esto determina cuan populares somos y define mucho nuestro futuro. Esto se ve claramente en algún capítulo de Black Mirror. Los comerciales cuentan todo en cinco segundos por que es lo que tardamos en hacer Skip Ad en Youtube. Los afiches de películas se convirtieron en portadas de Netflix. Los alumnos de diseño copian las entregas de compañeros exitosos de años anteriores vía Behance. Las tipos que usamos son de Google Fonts –esto democratiza el diseño de alguna forma–, el lenguaje visual más moderno es el de Snapchat, o la ultima conferencia IO de Google.

Todo sucede muy rápido y nosotros nos adaptamos. Así veo el mundo en 2017, lo acepto, lo decodifico y me sumo.

→ Hernán Lombardo

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