El Museo de Arte Moderno (MoMa) de Nueva York ofrece hasta el 12 de febrero las fotografías de Nan Goldin, la retratista del underground y la contracultura. La balada de la dependencia sexual es su serie más conocida.
La exposición comprende cerca de 700 instantáneas de retratos ordenados por la evocadora banda sonora de Nan Goldin, La balada de la dependencia sexual. Se trata de una narración muy personal, formada a partir de las propias experiencias de la artista en Boston, Nueva York, Berlín, entre otras, a finales de los años 70 y 80. Con el título prestado de una canción de Bertolt Brecht y Kurt Weill de La ópera de los tres peniques, la Balada de Goldin es en sí misma una especie de centro de la ópera; sus protagonistas, —incluyendo la propia artista— son capturados en momentos íntimos de amor y pérdida.
Para emprender esa narración, Goldin trabaja con series de fotografías que cuentan desde dentro la vida de sus amigos: iniciación, plenitud y dependencia sexual, depresión, pobreza, amor, soledad, violencia, enfermedad… Para enfatizar el efecto narrativo, Goldin presenta esas imágenes en películas que muestran las fotografías sucesivamente. La más famosa de ellas es La balada de la dependencia sexual donde muestra el efecto devastador del sida sobre esa generación en 1986. En una de sus series posteriores, La balada desde la morgue insiste en el mismo tema.
Los personajes de esta exposición experimentan el éxtasis y el dolor a través del sexo y el consumo de drogas; se divierten en los clubs de baile y establecen vínculos afectivos con sus hijos en casa; además, sufren violencia doméstica y los estragos del SIDA.
«La Balada de la Dependencia Sexual es un diario que dejo que la gente lea. El diario es mi forma de control sobre mi vida. Me permite grabar de manera obsesiva cada detalle. Me permite recordar». Nan Goldin
La balada fue desarrollada a través de múltiples e improvisadas actuaciones en directo para las cuales, Goldin tomaba a mano las fotos manualmente mientras que sus amigos le ayudaron a preparar la banda sonora —desde María Callas a The Velvet Underground—, para un público no muy diferente a los sujetos de las fotografías.
La balada de la dependencia sexual se presenta en su formato original de 35 mm, junto con las fotografías de la colección del Museo. Hasta el 12 de febrero que dura la muestra, se podrá disfrutar periódicamente de actuaciones en directo que acompañarán a La balada.
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