Según ha podido comprobar eldiario.es, la escuela pública de arte de Barcelona, Massana, en junio de 2014 graduó a 18 de sus profesores sin ir a clase en cuatro años. Los docentes –todos ellos profesores funcionarios e interinos del propio centro– obtuvieron el título universitario de Arte y Diseño presentando solo un trabajo por cada cinco asignaturas que evaluaba un tribunal ‘ad hoc’.
Según este diario, los graduados nunca asistieron alguna clase, pero aun así se sacaron el grado universitario que el centro de Massana imparte con el aval oficial de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). El grado –presencial y con un elevado porcentaje de evaluación en el aula– no tiene prevista ninguna vía alternativa para aprobar las materias. Pese a ello, la escuela Massana ideó una fórmula para titular a estos 18 docentes, que suponen alrededor del 13% de la plantilla, a pesar de que algunos miembros del claustro demostraran entonces su rechazo y otros la descartaran al no ver la oferta clara.
El actual director de la Massana, Xavi Capmany, que admitió que este fue el plan que diseñó la escuela con el aval de la UAB y del Consorcio de Educación de Barcelona, del que depende la gestión de este centro. «Se generó una evaluación ‘ad hoc’, con unos tribunales que eran consejos evaluadores integrados por jefes de área y de departamento», resumió el responsable de la escuela.
Como explica el diario, justo al empezar el grado–en octubre de 2010–, el Consejo de Centro aprobó que estos profesores se matricularan en él y que su «proceso de formación» se acordaba a partir de los «intereses comunes» de la dirección y el profesorado, dado el «carácter excepcional» de la situación, a la que se acogieron al inicio 22 profesores.
Desde el Consorcio y la UAB, con presencia en este Consejo, aseguran que el diseño de esta evaluación paralela fue transparente, público y con garantías de calidad académica. Fuentes del Consorcio indican que el hecho de que cuatro de los profesores que empezaron no acabaran el proceso es señal que la evaluación fue «seria». Precisan además, cuenta el diario, que fue una «alternativa excepcional» para un problema con el que se encontró la escuela: era la primera vez que la Massana ofertaba un grado oficial, algo que chocaba con el perfil de su plantilla docente que consistía, en su mayoría, de profesionales de oficios artísticos sin estudios universitarios.
Según eldiario.es, desde el Consorcio insisten en que eran profesores con conocimientos y experiencia, y que la «disyuntiva» que se les planteaba es que algunos de estos ellos podían acabar sin trabajo al no poder seguir dando clase.
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