Luis Gordillo (Sevilla, 1934) ha mantenido a lo largo de toda su carrera, que sigue activa sesenta años después de sus inicios, una tensión creativa que lo ha convertido en un artista de referencia para la cultura contemporánea y símbolo de la vitalidad de la pintura. Su extensa producción se ha caracterizado desde siempre por hacer más y más complejas las categorías estéticas y los problemas derivados del ejercicio y la reflexión de una disciplina que ha llevado más allá de los marcos preestablecidos, enriquecida con todo tipo de influencias.
La presente muestra de Luis Gordillo propone un recorrido cronológico por las sucesivas etapas del artista sevillano, desde finales de los años cincuenta hasta sus obras más recientes. En ella se ponen de relieve sus metodologías de trabajo: la serialidad, el dibujo como vertebrador de su producción o el uso a la vez experimental y documental de la fotografía. La exposición se articula en dos sedes interdependientes: en el Centro José Guerrero se presentan las etapas iniciales hasta finales de los años setenta, y en el Palacio de Carlos V de la Alhambra, los trabajos de los años ochenta a la actualidad.
Dentro del Centro José Guerrero, la planta baja se organiza alrededor de un nutrido conjunto de cabezas de mediados de los sesenta, emparentadas con el pop británico. En la primera planta prosigue su investigación con los tricuatropatas, los peatones y los automovilistas, series en las que Gordillo asienta un lenguaje personal en el que coexisten elementos figurativos y geométricos. La segunda planta subraya el trabajo con la fotografía, que en los años setenta sería fundamental, con obras como La sirenita y Secuencias edipianas. La sala mirador, por último, funciona como un flash-back, un salto en el eje temporal hacia los inicios de Gordillo, que dialogan por primera vez con el otro pintor reivindicado por la joven generación plástica española de finales de los setenta y los ochenta: José Guerrero. Los dibujos automáticos de finales de los años cincuenta del sevillano, que registran su conexión con el informalismo de sus comienzos en París, comparten el espacio con las bioformas que el granadino alumbró apenas unos años antes en Nueva York, ofreciendo una interesante doble imagen de la evolución del surrealismo a la abstracción en dos de los escenarios principales de la vanguardia de posguerra.
En el Palacio de Carlos V de La Alhambra, la exposición inicia poniendo de relieve la estrecha conexión que se da en su obra entre los setenta y los ochenta entre el uso experimental de la fotografía, el offset y pruebas de imprenta, el collage, y el dibujo que proviene de la caricatura y el cómic, con una pintura en la que se funden lo figurativo de raíces pop, la gestualidad construida y controlada, y un cierto plano de abstracción. Los complejos y variados años ochenta, están representados principalmente por la serie de los meandros, que conecta con el dibujo automático informalista y con una visión científica de lo orgánico y del cuerpo como fragmento; los años noventa se sintetizan en cuadros con un sentido escenográfico y espectacular que el artista fotografía compulsivamente durante su ejecución mostrando las infinitas combinatorias que aparecen en el proceso; los 2000 se caracterizan por la experimentación con soportes y técnicas así como por la incorporación de lo digital en clave pictórica; y el recorrido termina con una nueva serie de cabezas realizadas en el año 2015.
Qué: Exposición Luis Gordillo. Confesión general Dónde: Centro José Guerrero y Museo de Bellas Artes. Palacio Carlos V – Granada Cuándo: Hasta el 14 de enero de 2018 → centroguerrero.es