La Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana (ADCV) alza la voz contra el plagio del cartel de Fallas 2018 y critica la práctica de este tipo de concursos. Adjuntamos el comunicado completo.
Nos vuelve a sorprender una nueva noticia sobre un caso de convocatoria especulativa para el diseño de un cartel de fiestas. Lo que no nos sorprende tanto es el resultado: un cartel cuya sospecha de plagio planea de manera rotunda y evidente.
Las similitudes entre el cartel elegido por la Concejalía de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Lugo para la fiesta Arde Lucus 2023 de Borja Mirón y el de las Fallas 2018 de Yinsen Studio (cuya integrante es socia de la ADCV) son indiscutibles. Pero ¿qué otra cosa se puede esperar del resultado de una convocatoria de encargo de diseño abierta a «toda la población» (sin importar su vinculación al diseño) y que se basa en hacer trabajar gratis a quienes participan?
Desde la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV) mostramos nuestro desacuerdo con este tipo de convocatorias, ejemplo de desconsideración hacia quienes nos dedicamos profesionalmente al diseño. Este tipo de concurso daña a nuestro sector y, por supuesto, a quien lo convoca por falta de rigor y seriedad, pero también al destinatario final, la ciudadanía, que recibe un proyecto mediocre.
Una administración pública interesada en la prosperidad y el bienestar de las personas debería ver en el diseño un aliado a la hora comunicar valores y crear identidad cultural. Una administración pública debería asumir su capacidad ejemplarizante, en este caso, en cuanto a una correcta gestión de contratación de proyectos de diseño y hacerla con unas condiciones laborales dignas para quienes se dedican profesionalmente a ello, no a través de concursos especulativos. El plagio, como presuntamente sucede en el caso del cartel de Arde Lucus, es un buen motivo para erradicarlos. Pero no es el único.
En la plataforma contratardiseño.es, creada conjuntamente por la ADCV y València Capital Mundial del Diseño 2022, recogemos algunas razones más por las que rechazar prácticas especulativas. Aquí las enumeramos:
- Poca efectividad. Carecen de estrategia con la que dar respuesta eficaz a las necesidades de la empresa. Tampoco permiten que el equipo de diseño se involucre plenamente en el proyecto y acabe ofreciendo a su cliente una inversión rentable.
- No garantizan calidad. Quienes piensan que tendrán más donde elegir deben saber que en la mayoría de las ocasiones, y debido a la baja calidad de lo presentado, se acaba eligiendo «el menos deficiente», no el mejor.
- Atraen a perfiles aficionados. ¿Quién puede permitirse trabajar gratis? Nadie que sea profesional. Por ello, quienes se presentan a estos concursos especulativos son perfiles aficionados que ponen en riesgo un resultado final adecuado.
- Mala comunicación. Se pierde la posibilidad de establecer relación entre contratante-equipo de diseño que permite una comunicación fluida donde entender y conectar con la otra parte. Es muy probable que surjan malas interpretaciones o conflictos que terminan afectando al trabajo.
- Pérdida de control. No permite asumir la toma de decisiones del proyecto que determinan el rumbo del trabajo y solución final. Quienes creen que es más barato deben valorar los casos frecuentes en los que no se satisface al completo los objetivos y el problema queda por resolver.
Existen otras alternativas a los concursos abiertos como este que ha llevado al presunto plagio del cartel que, además de respetar a quienes se dedican profesionalmente al diseño, suponen una garantía en la calidad del resultado final.
Desde la ADCV recomendamos contactar con las asociaciones de diseño para conocer esas otras opciones y poder colaborar en la realización de encargos de diseño en unas condiciones respetables para todas las partes. Por supuesto, quedamos a disposición para ayudar en lo necesario.
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