«Reconozco que tengo cierta afición a que los finales traigan comienzos. Pienso en ellos sobre todo cuando sumerjo mi cabeza en mi almohada. Lo mullido, la quietud y la oscuridad me invitan a ello».
Estaba esperando a Daniel. No se veían desde el pasado año y, aprovechando su visita para impartir unas conferencias, habían quedado para ver la nueva de Sorrentino. Cira andaba pensativa y de pronto vio a Daniel delante de ella.
– «¡Daniel, qué ganas tenía de verte! ¿Qué tal han ido las conferencias?», preguntó Cira.
– «Muy bien. He comenzado el año de forma estupenda hablando del futuro. Al final se ha generado un debate muy interesante acerca de las nuevas profesiones del diseño, parece que todo cambia», dijo Daniel.
– «En eso mismo andaba yo pensando, en los cambios. Cuando comienza el año es casi imposible no pensar en lo nuevo, en los cambios y mejoras que queremos hacer en nuestras vidas. De hecho, la mayoría de los medios publican las típicas listas con los famosos propósitos de año nuevo, que curiosamente suelen coincidir en contenidos. La atmósfera tras los excesos de fin de año dicta el detenernos a analizar nuestras vidas, nuestras formas de alimentación, la manera de tratar a nuestro cuerpo, de relacionarnos, de trabajar, de tener clientes y ser más productivos y, además, aprender muchas cosas nuevas. Y yo me pregunto, si tanto tenemos que cambiar, ¿es que unos días antes no éramos lo suficientemente buenos? ¿No estábamos viviendo de la manera adecuada? Sinceramente, me da qué pensar el consumismo y el amor que se derrocha en las fechas previas a que finalice el año y ese enfoque de comenzarlo. Pero ya sabes que yo soy adicta a pensar», comentó Cira.
– «Bueno, es algo que está instaurado en nuestra sociedad. Al igual que tras las vacaciones estivales se abre un periodo de buenas intenciones y matrículas en cursos, en el comienzo de año las personas tendemos a plantearnos nuevos objetivos y cambios. Es algo común a muchas culturas. En algún momento de nuestras vidas todos hemos realizado mentalmente o sobre el papel una lista de nuevos propósitos. Quizá porque los medios nos invitan a ello y somos permeables, o también porque en ese momento nos sentimos casi en la obligación de hacerlo ya que casi todas las personas de nuestro entorno lo están haciendo también. Es como la gran fiesta de los cambios y las buenas intenciones».
– «En eso tienes razón pero, ¿te has parado a pensar dónde van a parar todos esos buenos propósitos?. Yo creo que la mayoría no se cumplen, que tras la gran fiesta, el día a día nos come y van a parar a la galaxia remota donde habita el olvido, aunque algunos de ellos regresen para volver a incluirse en las listas del próximo año. Lo que significa que esos propósitos no eran queridos del todo y los convierten en ilusiones. Los propósitos de año nuevo son como las estrellas, que todo el mundo piensa alguna vez en ellas pero rara vez se pueden ver bien. Quizá en la noche estrellada una vez al año y luego con suerte a modo de cometa fugaz, como muchos de esos propósitos incumplidos que vuelven a aparecer de vez en cuando. Yo misma tengo algún propósito así habitando en mi vida».
– «Seguro que alguno de ellos sobrevive y hasta llega a su meta. Pero sí. Es una pena que se les celebre de manera tan clamorosa cuando muchos de ellos no sobreviven ni a la primera semana».
– «Pues sí. Cuando has venido andaba pensando en que tengo cierta afición a que los finales traigan comienzos. Pienso en ellos sobre todo cuando sumerjo mi cabeza en mi almohada. Lo mullido, la quietud y la oscuridad me invitan a ello. En ese momento los pensamientos se suceden de forma vertiginosa aunque con cierto orden y sucumbiendo a la calma nocturna. A lo contrarío lo llaman estrés. Se mezclan propósitos y realidades paseando por lo cotidiano y reciente. Por suerte duermo a diario y todos los días los pienso como un principio y un final. Soy adicta a pensar, con lo que convivo a diario con mis propósitos. Me resulta más sencillo afrontar la realidad a diario y no tan solo una vez al año, me gusta pensar y afrontar los propósitos a diario. Anoche mismo me propuse varios propósitos entre ellos hacer lo verdaderamente importante y no lo urgente. No es un propósito fácil de llevar a cabo… Pero eso ya te lo cuento otro día que se nos va a pasar la hora de la peli. Por cierto, tengo muchas ganas de verla, por las críticas no pinta nada mal», dijo Cira comenzando a andar.
– «Sí, yo también tengo muchas ganas de verla. Las otras que he visto de él no me han dejado impasible», dijo Daniel.
– «¡Pues vamos o incumpliremos nuestro propósito de hoy!».
Actualizado 27/01/2016