La Escuela de Arte y Superior de Diseño de Alicante (EASDA) reabrirá el próximo lunes, cuatro semanas después de cerrar sus puertas por una plaga de pulgas.
La Conselleria de Educación ha confirmado que las instalaciones han sido fumigadas y que se ha llevado a cabo una desparasitación de los gatos callejeros que viven en los alrededores. Sin embargo, la reapertura llega rodeada de polémica: el alumnado ha anunciado que no regresará a las aulas, denunciando que el verdadero problema no son las pulgas, sino el estado ruinoso del edificio.
Según la información publicada por Diario Información, la Conselleria ha garantizado que el tratamiento “ha sido exhaustivo”, incluyendo una doble fumigación para eliminar huevos y larvas, y que antes del regreso se completará una última limpieza. La directora del Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas (ISEACV), Fani Blanch, explicó que “la prioridad es el bienestar de toda la comunidad educativa” y que el proceso se ha realizado bajo supervisión del veterinario municipal, en coordinación con el Ayuntamiento de Alicante.
“No volvemos a la EASDA”
Pero mientras Educación habla de normalidad, los estudiantes han hecho público un manifiesto en el que rechazan volver al centro, bajo el lema “No volvemos a la EASDA”. El texto, difundido en redes sociales, enumera un largo listado de deficiencias: grietas en muros y techos, goteras, moho, mobiliario roto, problemas eléctricos, basura acumulada y espacios sin accesibilidad.
“El edificio es inhabitable y peligroso”, afirman. “Las pulgas solo han sido la chispa que ha encendido un problema mucho más grave: la escuela se cae a pedazos”. El alumnado exige a la Conselleria la construcción de un nuevo centro, preferiblemente en el entorno de la Universidad de Alicante, y reclama aulas prefabricadas seguras como solución temporal hasta que se materialice el traslado.
En su comunicado, también denuncian la falta de profesorado, la desorganización de los planes de estudio y la obsolescencia del equipamiento técnico, especialmente en especialidades como Moda, donde las clases se imparten con máquinas antiguas y mobiliario inadecuado.
Una reapertura entre el descontento y la desconfianza
Aunque Educación insiste en que el centro reúne las condiciones para volver a la actividad presencial, el clima entre la comunidad educativa es de profunda desconfianza. Los alumnos aseguran que no regresarán mientras no se garantice su seguridad, y varios docentes expresan en privado su malestar por la falta de una solución estructural tras años de denuncias.
La escuela, situada en la calle Clot, fue declarada en “ruina técnica” ya en 2017, según informes trasladados a la Conselleria d’Educació y al Ayuntamiento. En 2020, su propio equipo directivo volvió a pedir una reubicación ante el deterioro del edificio, que acumula grietas, humedades y materiales que han superado su vida útil.
Ahora, la reapertura tras la plaga parece más un gesto de urgencia que una solución real. Los talleres siguen vacíos y parte del alumnado continúa las clases online, mientras crece la sensación de que la EASDA no solo necesita limpieza, sino una reconstrucción completa.
Un problema estructural que la fumigación no resuelve
La Conselleria ha prometido que esta semana se completará “una última batida de limpieza”, pero las críticas apuntan a que se está actuando sobre las consecuencias, no sobre las causas. “No se trata de desinfectar, sino de reconstruir”, resume un grupo de estudiantes.
El caso de la EASDA se ha convertido en el ejemplo más visible del abandono institucional de las enseñanzas artísticas públicas en la Comunidad Valenciana. Lo que comenzó con una plaga de pulgas ha acabado exponiendo un deterioro que lleva años documentado, y que ha llevado a la comunidad educativa a perder la confianza en las promesas de la administración.
Mientras la Conselleria celebra la reapertura, los alumnos lo tienen claro: “no volveremos a un edificio en ruinas”.