La Diputación de Toledo presume del registro de su logo, pero el trámite no descarta el plagio ni valida su autoría

El vicepresidente Joaquín Romera afirma en ABC que “el registro desmiente el plagio”, pero la legislación española y europea establece lo contrario: una marca inscrita no certifica originalidad y puede ser impugnada si vulnera derechos previos. El autor del diseño original, Alen Pajazetović, confirma que está recopilando documentación y que nunca cedió ni liberó su obra.

La Diputación de Toledo ha difundido a trasladado a través de los medios que su nueva imagen corporativa, cuestionada por su similitud casi absoluta con un diseño publicado en 2021, cuenta ya con el aval del Registro de Marcas y Patentes de España. En palabras del vicepresidente tercero, Joaquín Romera, la inscripción “desmiente” cualquier acusación de plagio y demuestra la “transparencia” del proceso. La institución asegura que la solicitud de registro, presentada en enero de este año, ha concluido sin alegaciones ni incidencias, y que la marca es ahora “propiedad exclusiva” de la Diputación.

Sin embargo, esta interpretación no se corresponde con el funcionamiento real del sistema. El registro de una marca es un procedimiento administrativo que no evalúa la originalidad del diseño ni analiza posibles vulneraciones de derechos de autor. La Oficina Española de Patentes y Marcas no determina si un logotipo está plagiado, no verifica si existe una obra anterior y no realiza ninguna auditoría creativa. La inscripción solo indica que, durante el periodo de exposición pública, nadie presentó una oposición formal. Nada más. No certifica que el diseño sea original ni que no exista un autor previo. Tampoco excluye que aparezcan reclamaciones a posteriori.

Esto es especialmente relevante en este caso, porque el diseñador bosnio Alen Pajazetović, autor del diseño “Castle” publicado en 2021, vive fuera de España y no tuvo conocimiento del uso de su obra. El proyecto original sigue disponible en su portfolio público y su fecha de publicación es demostrable. En conversación con Gràffica, el autor insiste en que nunca vendió, cedió ni liberó el uso del logotipo, y que la coincidencia entre ambos diseños es, en sus palabras, “una copia literal”.

Tras conocer la noticia, Pajazetović explica que está recopilando toda la documentación necesaria para estudiar, con sus asesores legales, la posibilidad de presentar un escrito de oposición o cualquier otra acción que se considere pertinente. En este momento no sabemos cuándo se tomará una decisión ni qué vía elegirá, pero sí subraya que sigue prefiriendo una solución dialogada y razonable. “Quiero encontrar una solución razonable: una compensación justa basada en el valor actual, el pago de mis tasas y un reconocimiento oficial”, afirma. Para el diseñador, la negociación debería partir de la situación actual, no del pasado: “Las circunstancias han cambiado, y no por mi culpa”.

Aun así, el debate jurídico que se abre no es menor. Pajazetović recuerda que la valoración económica de un diseño institucional no depende únicamente de su creación, sino de su explotación: volumen de uso, aplicaciones, adaptaciones, repercusión pública y capacidad de generar valor a la institución. Explica que los 15.000 euros abonados por la Diputación “no pueden considerarse un parámetro válido para medir el valor real de un logotipo cuyo objetivo es representar a toda una administración pública”. Según indica, cualquier acuerdo debería incluir “una compensación proporcional al uso presente y futuro del símbolo, además del reconocimiento oficial de mi autoría y la asunción por parte de la institución de los costes legales derivados del conflicto”.

Pajazetović insiste en que su intención principal es evitar un conflicto mayor y facilitar una salida razonable. Sin embargo, deja claro que si la institución no muestra una voluntad real de diálogo, estudiará alternativas: “Si no hay acuerdo, simplemente detendré el uso del diseño y reclamaré una compensación en los tribunales. Tendrán que pagar los costes legales y buscar otra agencia que les cree un logotipo distinto”. El diseñador admite estar sorprendido por la falta de contacto institucional: “Esperaba que la Diputación de Toledo se pusiera en contacto contigo para intentar llegar a mí, pero parece que prefieren esperar a ver si todo pasa por encima sin actuar”.

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