Hablamos con Julián Larrauri, director de producción de Robot Dreams, la película de Pablo Berger que está rompiendo todos los esquemas en certámenes internacionales con una atrevida apuesta de cine mudo en animación 2D.
La historia del cine ha retratado de manera reiterada la fantasiosa amistad entre el ser humano y los robots. Desde clásicos de la animación como El gigante de hierro (1999) o Wall-E (2008) hasta romances de ciencia ficción como Her (2013) o El hombre perfecto (2021), son muchas las películas que se han enfrentado al reto de presentar el surrealista escenario en el que los androides sean capaces de estrechar lazos sentimentales con los humanos. Un caso reciente y más que ilustrativo lo encontramos en Robot Dreams (2023), la atrevida apuesta de animada Pablo Berger que presenta la extraña amistad entre, en este caso, un perro y un robot en el Nueva York de los años 80.
Esta película ha caído de pie entre la crítica confirmando el buen momento por el que pasa la animación española. Y es que en el festival de Cannes cautivó al público en su estreno al presentar una conmovedora historia que aborda temas tan universales como la amistad, la soledad o la pérdida. Basada en la novela gráfica de la talentosa escritora estadounidense Sara Varon, la película rompe con todos los parámetros comerciales demandados en la actualidad y se lanza con el cine mudo y la animación 2D. Sin embargo, esto no solo no ha sido un impedimento, sino que ha sido una parte esencial para retratar una historia que es capaz de emocionar a cualquiera.
Después de que Pablo Berger le presentará el reto de llevar esta historia a la gran pantalla en formato animado, Julián Larrauri aceptó consciente de que estaba ante un relato especial. Ha trabajado en grandes producciones de todo el mundo y poder contribuir en una creación animada con un director de la talla de Berger era, según dice, una oportunidad única. Hablamos con él sobre el proceso de creación de la película, sobre las claves de su éxito y sobre las últimas tendencias de una industria que no para de crecer en nuestro país.
Robot Dreams ha necesitado muy poco para cosecharse una buena fama, ¿cuál ha sido la clave?
Robot Dreams cuenta la extraña amistad entre un perro y un robot. Estamos en el Nueva York de los años 80, previo a las caídas de las Torres Gemelas, y se expone una visión poética en la que hay un perro solitario que busca un amigo y decide construírselo. Ese amigo que construye es un robot y entre los dos surge una gran amistad que se ve en un momento dado rota y ambos amigos tienen que separarse. A lo largo de toda la película se va contando como es la vida de cada uno sin el otro con la incógnita de que pasará al final.
Pablo Berger, el director, tenía una visión clarísima de que esta era la película que quería contar. Cogió la novela gráfica de Sara Varon, la exprimió y le sacó más jugó incluso que el que la propia Sara podía imaginar que tenía. Es un director con una visión clarísima de lo que quería contar y ha sido capaz de transmitirlo a todo el equipo y por eso la película tiene esa autenticidad, que creo que esa es la clave.
Estoy acostumbrado a trabajar en grandes películas de animación. He estado en grandes producciones de películas con grandes presupuestos y cuando me llamaron para entrar en esta lo que me llamó especialmente la atención fue que había una visión única, que había un director que quería hacer una obra con mayúsculas. No era una película para vender muchas palomitas, sino que era una historia auténtica. Esto es lo que me hizo embarcarme en este proyecto.
Además, es una producción que puede ver el público infantil, pero que la temática que tiene, la profundidad, hace que la disfrute el público adulto. Habla sobre algo que hemos vivido todos, que son esas amistades o amores que, por razones de la vida y sin que sea culpa de nadie llega un momento dado que se toman caminos diferentes. Habla de ese sentimiento agridulce que a uno le queda de recuerdo con nostalgia de ese amigo que tuvo. Por tanto, es una película que a todo el mundo le toca porque todos tenemos a alguien del que guardar un recuerdo especial en su pasado. Creo que esta es un poco la magia de la película y por lo que está triunfando.
Lo sorprendente es que una película sin diálogos consiga hacerse un hueco entre las exigencias comerciales actuales, ¿queda todavía sitio para el cine mudo?
Pablo es un amante del cine mudo y a mí personalmente también me gusta mucho. Decía Hitchcock que sus películas las hacía primero mudas y en el último momento añadía los diálogos como si fuese un añadido. Creo que la esencia del cine real es la pura imagen, y el diálogo es algo que por la propia historia del cine llegó después. Una película que se transmite a través de las imágenes es conceptualmente más pura. Luego, lógicamente, el mundo del diálogo es muy rico y se pueden hacer cosas chulísimas.
«Creo que la esencia del cine real es la pura imagen, y el diálogo es algo que por la propia historia del cine llegó después»
El propio Pablo dice que hay directores como Quentin Tarantino o Woody Allen que son unos genios de la palabra. Pero el mantenerse en esa esencia de la imagen y narrar como reto creativo tu propia historia sin diálogos creo que en esta película es un acierto y la hace todavía más universal. A veces bromeando con Pablo le digo que se nota mucho que es de Bilbao porque ha decidido hacer una película de animación en 2D cuando todo el mundo está loco por el 3D, que es muda, que dura 90 minutos… Es todo lo contrario a lo que alguien se plantearía para tener éxito. Se salta el manual y es como que sin riesgo no hay gloria. Pablo decía que para hacer lo que hace todo el mundo no vale la pena. Y comprobar que la reacción del público está siendo la que esperábamos la verdad es que ha hecho que valga la pena.
Hablemos un poco de tu rol dentro de la producción. ¿Qué función has tenido y cúal sueles tener en las películas en las que participas?
En esta película he sido director de producción y productor delegado. Esta es una película de animación 2D y Arcadia es una productora muy acostumbrada a hacer películas con actores reales y no habían hecho nunca nada de animación. Me llamaron a mi diciéndome que tenían un director de primera línea que quería hacer su primera película de animación y no sabían como se hacía esto. Me propusieron encargarme de que la película saliera adelante. Cuando llegué yo estaba Pablo, teníamos seleccionado al director de arte y poco más. Eramos tres personas.
Lo que hice fue poner en marcha el proceso de convertir 90 páginas de guion en una película. Montamos un pequeño estudio en Madrid y uno más grande en Pamplona. Eso consistió en buscar el local, seleccionar las máquinas, seleccionar a los equipos y detectar esos perfiles ideales que encajaran con el estilo que estábamos buscando. Es una película que rezuma cómic, entonces no buscábamos los perfiles habituales sino gente muy gráfica y habituada a este estilo.
«Es una película que rezuma cómic, entonces no buscábamos los perfiles habituales sino gente muy gráfica»
Juntos fuimos construyendo ese equipo, el dream team como decía Pablo, y una vez teníamos todo han sido dos años de sacar adelante la película, plano a plano, personaje a personaje. Empezando por los personajes pues la película es una jungla, nunca mejor dicho, y tenemos todo tipo de animales y teníamos que tener un equipo de cinco o seis diseñadores de personajes, de fondos teníamos también siete u ocho personas… Y poco a poco fuimos organizando hasta llegar al plano final. El manejar a todo ese equipo para que todo fuese siguiendo la línea fue mi labor bajo la coordinación de Pablo.
Como decías, la película viene de una novela gráfica de Sara Varon. ¿Cómo ha sido el proceso de trasladar la historia del papel a la pantalla?
La relación con Sara ha sido buenísima y enseguida se sintió muy entusiasmada con el proyecto. Cuando Pablo le presentó la idea ella no le conocía, pero cuando investigó un poco se quedó alucinada de como un director de su prestigio iba a adaptar su novela gráfica. En una película la visión del director es muy importante y, en este caso, Sara permitió al director tener su propia visión.
Al mismo tiempo, Pablo ha sido muy respetuoso con el material de Sara Varón, tenemos secuencias calcadas de lo que es el cómic, pero le ha dado a todo una visión muy particular y una lectura propia que la ha interiorizado profundamente. Y Sara ha respetado esa visión de Pablo, el cual ha tenido esa capacidad de hacerla propia. Nos encontramos ante un caso curioso porque es una película súper fiel al original pero a la vez es completamente diferente, y creo que es gracias a esa relación entre Pablo y Sara.
Esta película también tiene una lectura más adulta que nos recuerda que la animación para adultos continua ampliando su hueco dentro del mundo del cine, sobre todo en España. Creaciones como Love, Death & Robots y El limpiaparabrisas de Mielgo o Unicorn Wars de Alberto Vázquez son ejemplos más que ilustrativos. ¿Cómo crees que avanza esta tendencia?
Definitivamente la animación para adultos está creciendo. Creo que es el público el que tiene que ser educado por nosotros y tienen que entender que la animación no es un género, sino que es una técnica y dentro de la animación cabe cualquier cosa. El problema es que la animación está asociada de forma histórica al cine infantil y muchas películas familiares son de animación. Lo que estamos intentando romper es esa barrera para que el público entienda que se puede hacer cualquier tipo de película de animación.
«El público tiene que entender que la animación no es un género»
Películas como esta ayudan mucho a que el público entienda que cualquier género puede ser de animación. Muchas veces las películas se hacen de animación porque te invitan a un mundo de fantasía o un mundo irreal. Al fin y al cabo, la animación es muy cara y tienes que tener una razón de peso para poder hacerla. Coincide que muchas veces esas películas que necesitan recrear esos mundos fantasiosos coinciden con el mundo de los niños, pero en películas como Robot Dreams el tema que hay de fondo no tiene nada de infantil. Creo que poco a poco grandes directores están haciendo películas de animación y eso ayuda a romper barreras y que el público entienda que la animación es mucho más que algo para niños.
También parece que, por fin, estamos pasando por una época dorada en la animación española: están saliendo trabajos maravillosos que no dejan de triunfar en el panorama internacional. ¿Qué futuro crees que nos espera?
Creo y espero que la animación siga creciendo como está creciendo. España es un país que ha demostrado a lo largo de los siglos que tiene muchísimo talento: nunca va a dejar de haber grandes artistas en España. Si comparas con otros países me da la sensación de que la capacidad artística de los españoles es muy alta. Como contrapartida, históricamente en España no ha habido industria de la animación y muchos tuvieron que irse fuera. Ahora han descubierto que pueden volver y que, poco a poco, se ha ido desarrollado esta industria nuestro país.
Lo que estamos consiguiendo ahora es ordenar nuestra casa por dentro. Hemos demostrado que hay un gran talento dentro de España y el tema ahora es que ese talento se quede aquí. De alguna manera eso está pasando y empiezan a surgir películas muy interesantes. Incluso productoras americanas vienen a España a producir. Es una cosa muy buena y yo solo auguro que esto ira a más.
«Hemos demostrado que hay un gran talento en el mundo de la animación en España»
Eres director del máster en dirección de producción de animación en U-Tad y conoces de primera mano lo que necesita el sector. ¿Cuáles son las necesidades actuales?
Para mi esto es una cosa clave porque cuando yo empecé en el mundo de la animación no había ningún tipo de formación. Una de las primeras necesidades que vimos los que nos dedicábamos a esto era que había que impartir formación. De hecho, el fundador de la U-Tad es Ignacio Pérez Dolset que fue el productor de Planet 51 que fue como la primera gran película de animación que se tomó en serio a España.
Todos vimos una necesidad de que si queríamos crear industria teníamos que formar a los perfiles desde cero y esta es la razón por la que nació U-Tad y por la que tenemos diferentes másters. En mi caso, además de ser productor, soy el director del máster de producción de U-Tad y es precisamente para formar ese talento.
En este país dicen que hacen falta dos cosas: buenos productores y buenos guionistas. Yo me estoy encargando de la parte de productores de animación y a mí me alegra ver como en esta película alumnos míos han sido parte de mi equipo de producción o en otras películas paralelas a las mías. Este momento dulce de la animación ha llegado porque estamos asentado las bases y estamos formando diseñadores de personajes, productores o animadores y la gente viene de casa con un conocimiento que ya me hubiese gustado a mi tener cuando empecé, porque aprendí todo a base de darme golpes con la pared.
¿Y qué perfiles crees que se demandan más?
La producción en si es un perfil que se demanda mucho porque vale para cualquier tipo de producto de animación. Hay muy pocas personas de producción y todo el mundo se pelea por tener a su coordinador de producción, al director de producción… Es un perfil que hace mucha falta y cada vez que monto un proyecto y que tengo que buscar gente para sacar adelante la película el equipo de producción es uno de los más difíciles, y eso que yo dirijo un master y muchas veces recurro a mis propios alumnos.
«El perfil de productor es uno de los más demandados»
Más allá de eso, cada proyecto tiene su propia especialidad. Si te metes en el mundo del spot motion no hay tantos artistas especialidades en eso, pero es que tampoco hay muchas películas. Lo mismo con el 2D. Para hacer Robot Dreams cogí a lo mejor de lo mejor y a todo lo que había de animación en España. La animación 2D ha resurgido de repente. De estar totalmente abandonada han surgido varios proyectos en paralelo y está volviendo. A penas había perfiles suficientes de 2D y han surgido muchas oportunidades a gente joven que venía con un portfolio y una reel de haber hecho una serie de cosas pero que se han encontrado su primera gran oportunidad. A mi me enorgullece decir que hemos tenido muchísimos chavales que están recién salidos de la universidad y que desde el primer minuto han rendido bien.
¿Y qué papel está jugando la IA en el mundo de la animación?
La Inteligencia Artificial lleva existiendo con nosotros muchísimos años y nos está ayudando un montón. Al final, cuando nosotros escribimos un texto en español y lo traduce al inglés o cuando en Photoshop hacemos un círculo y se convierte en una esfera de alguna manera estamos utilizando Inteligencia Artificial. La IA siempre ha ahorrado pasos que lo que te hacen es poder desarrollar tu creatividad al máximo.
¿Cuál es el tema que está surgiendo ahora con la IA? Que gente que no son artistas la está utilizando y salen cosas que no son muy artísticas. La IA no es más que una herramienta y hay que saber utilizarla. Cuando tienes a una persona con criterio, a un artista de verdad, al final tiene una herramienta para poder seguir creando.