Josep Patau es uno de esos diseñadores de la periferia (Les Borges Blanques) que demuestra que no es necesario estar en la gran ciudad para desarrollar grandes proyectos. Arqueólogo tipográfico, creador autodidacta y miembro de la logia secreta Lletraferits acaba de presentar su nueva página web (tipopepel.com) donde se puede ver su trabajo, desarrollado durante los últimos 15 años.
En tipopepel.com podemos disfrutar de fuentes que van desde la experimentación más inmediata hasta la recuperación histórica. Grandes trabajos que han supuesto que las creaciones de Pep aparezcan en algunas de las mejores distribuidoras de fuentes del mundo e incluso merecedoras de un Laus Oro por la tipografía Anduaga. También forma parte del colectivo Unos Tipos Duros (unostiposduros.com) la mejor web en castellano sobre tipografía del mundo.
¿Cuándo empezaste en el diseño tipográfico? ¿Fue por vocación, por intuición o de la mano de alguien? Fue una mezcla de casualidad y curiosidad la que me llevó a empezar con esto, fue en 1996 al hacernos con una licencia de la suite de Macromedia ‘FreeHand Graphics Studio 7’ en la que venía incluido el Fontographer, así que la curiosidad junto con el amor que ya les tenía a las tipos me llevó a trastear con el programa y crear la primera de las tipografías llamada Antaviana que partía de los trazados expandidos y modificados de la Officina Sans.
¿En la web está todo lo que has publicado? Esta prácticamente todo, solo he escondido alguna cosa que me da vergüenza mostrar.
¿Cuánto tiempo te lleva realizar una tipografía? No hay un término medio para crear una tipografia, hay muchos factores que pueden añadir o restarle complejidad a cada proyecto, por citar un ejemplo, la reciente Negrona salió tras un fin de semana de trabajo intenso y en el extremo contrario en el que estoy actualmente trabajando, una familia para texto que empecé hace unos 3 años.
Normalmente haces una labor de recuperación de fuentes antiguas. ¿Te apasiona más la recuperación que la nueva creación? Las dos cosas me apasionan. Sacar a relucir de nuevo digitalmente antiguas tipografías olvidadas e indagar sobre su historia siempre me ha interesado. Aun así, siempre resulta interesante crear tipografías nuevas desde cero, que encajen más con la estética y los usos modernos de la disciplina. Creo que llegar a un equilibrio entre las dos opciones es lo ideal para mí.
¿Cuál es el reto en el que andas metido ahora? Ahora ando metido en un par de proyectos. El primero se trata de una completa familia tipográfica para texto llamada Farrerons, de la qual me gustaría hacer las variantes de Serif, Slab y Sans, cada estilo va a disponer de 10 pesos distintos para intentar solucionar un amplio abanico de situaciones. La otra se trata de la digitalización de una caligrafía inglesa que aparece en un quadernillo editado en Madrid a finales del siglo XIX, por el calígrafo Vicente Valliciergo.
La pregunta del millón… ¿hacen falta tantas fuentes? Por supuesto que sí! Cuanta más oferta haya, más podremos elegir para crear nuestras paletas tipográficas que encajen con los trabajos que vayamos a afrontar. Pero estoy de acuerdo que de entre tanta producción, hay que saber elegir con criterio y ojo crítico cuáles son las mejores y más interesantes.
+info: tipopèpel.com