Humane AI Pin: el gadget de IA que ha pasado de revolución a chatarra en menos de un año

El Humane AI Pin ha pasado oficialmente a la historia como uno de los mayores fracasos tecnológicos recientes. Menos de un año después de su lanzamiento, el dispositivo de inteligencia artificial que prometía ser una alternativa al smartphone ha quedado inutilizado tras la adquisición de Humane por parte de HP. A partir del 28 de febrero, los servidores han sido apagados y cualquier funcionalidad que dependiera de ellos ha dejado de estar disponible. El resultado: miles de usuarios con un dispositivo de 700 dólares que ahora no sirve para nada. Humane, lejos de asumir su responsabilidad, ha cerrado el servicio sin ofrecer reembolsos a quienes lo adquirieron hace más de 90 días. La indignación entre los compradores ha sido inmediata, con quejas en redes sociales y llamados a que la Comisión Federal de Comercio (FTC) en EE.UU. investigue si la compañía ha incurrido en publicidad engañosa. Un caso más de obsolescencia programada digital Lo que ha ocurrido con el AI Pin no es solo un problema para sus compradores, sino otro ejemplo más de cómo el sector tecnológico juega con el concepto de "software tethering". Esta práctica consiste en diseñar productos cuyo funcionamiento depende totalmente de servidores controlados por la empresa, lo que le permite desactivarlos a su antojo. En este caso, Humane vendió un dispositivo con funcionalidades clave ligadas a la nube y, al apagar sus servidores, lo ha convertido en un objeto inútil. Este modelo de negocio ha sido criticado por organismos de defensa del consumidor. Según Lucas Gutterman, de la organización Public Interest Research Groups (PIRG), "cuando compramos un producto con características anunciadas, deberíamos recibir lo que pagamos, y cuando nos engañan, la ley debería protegernos". De hecho, la FTC ha estudiado cómo las empresas informan sobre la duración del soporte de software en sus productos, y en la mayoría de los casos no existe claridad al respecto. Humane no es una excepción. ¿Qué hacer ahora con un Humane AI Pin inservible? Si has tenido la mala suerte de comprar un Humane AI Pin, ahora mismo debes estar mirándolo con la misma mezcla de incredulidad y frustración con la que se observa una tostadora averiada. Y con razón. Porque lo que hasta hace unos días era "el futuro de la interacción con la IA", hoy es poco más que un pisapapeles caro. Pero no todo está perdido. Si lo adquiriste hace menos de 120 días y pagaste con tarjeta de crédito, aún podrías intentar una devolución con tu banco. Eso sí, explicarle al servicio de atención al cliente que te vendieron un "asistente de inteligencia artificial" que ha dejado de funcionar porque la empresa decidió apagar sus servidores puede ser una tarea titánica. Suena más a argumento de ciencia ficción distópica que a un problema real de consumidores, pero aquí estamos. Otra opción es presionar a Humane para que libere el software del dispositivo. No sería la primera vez que una comunidad de usuarios consigue revivir un gadget muerto—pasó con el Pebble y con el Game Boy. Pero seamos honestos: el AI Pin no tiene la devoción de un Tamagotchi. Lo más probable es que nadie dedique su tiempo a desbloquearlo, y que la única actualización que reciba sea la de una fina capa de polvo en un cajón. Si eres más pragmático, podrías optar por reciclarlo. Eso sí, no lo tires a la basura como si fuera un ticket de compra, porque su batería podría terminar contaminando algún vertedero. Extrae sus componentes y llévalo a un centro de reciclaje electrónico. Humane no se ha molestado en ofrecer un plan de recogida responsable, así que el problema de qué hacer con su chatarra digital es, como siempre, de los consumidores. Y si nada de esto te convence, siempre puedes enmarcarlo y colgarlo en la pared. Hay empresas especializadas en desmontar dispositivos y convertirlos en piezas de colección. Quizá dentro de 50 años alguien lo encuentre en un mercadillo tecnológico y lo observe con la misma fascinación con la que hoy miramos los primeros móviles de los años 90. O quizá solo sirva como recordatorio de cómo, en plena fiebre por la IA, algunas empresas lograron vender humo a 700 dólares la unidad. Y si por algún motivo extraño, casi paranormal, hay algún usuario en España con un AI Pin... bueno, lo primero, mis condolencias. Lo segundo, considérate una rareza tecnológica, casi al nivel de alguien que aún usa un Zune. La lección de Humane: la IA no necesita gadgets inútiles El fiasco del AI Pin no es solo la caída de un producto mal diseñado, sino un síntoma de un problema mayor: la fiebre por lanzar dispositivos con la etiqueta "IA" sin una propuesta de valor real. La clave de la inteligencia artificial no está en nuevos gadgets, sino en su integración en los dispositivos que ya usamos. Apple Intelligence, por ejemplo, llegará como una mejora de software en iPhones y iPads, sin obligarnos a comprar otro dispositivo. La pregunta que queda es: ¿cuánto tardarán otros fabricantes en aprender esta lección? Porque si algo ha quedado claro con el AI Pin, es que los consumidores no están dispuestos a pagar por tecnología sin utilidad real.

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