El 20 de septiembre, Granada estrena cajabaja, una cita que quiere situar al diseño editorial en el centro del debate cultural. La primera edición reunirá a diseñadores, editores y amantes del libro en el Centro Comares, en el barrio del Realejo, con una jornada de talleres, charlas y una librería especializada. La comisaria es Natalia Arnedo, directora de arte y diseñadora gráfica, en alianza con Editorial Comares. Entre los invitados figuran Plácida, Clara Sancho e Ibán Ramón.

La propuesta nace con la ambición de consolidarse como punto de encuentro anual para quienes trabajan —y piensan— la edición: desde el detalle tipográfico a la dirección de arte, desde la materialidad del libro a las narrativas visuales que hoy circulan entre lo impreso y lo digital. El propio nombre del festival es una declaración de intenciones: “cajabaja” no es solo un término técnico, es también una forma de recordar el legado material del oficio y reivindicar a quienes hacen posible que una publicación sea legible, coherente y hermosa.
Un guiño a la caja baja y a los oficios
Llamarlo cajabaja no es un capricho. El festival quiere tender un puente entre la historia tipográfica —esa memoria de cajistas, imprentas y matrices— y la práctica contemporánea del diseño editorial. El gesto condensa una idea sencilla: si el ecosistema del libro vive un momento de transformación constante, conviene mirar de dónde venimos para decidir hacia dónde vamos. La organización explica que el objetivo es crear un espacio de reflexión sosegada y de creatividad, donde la innovación dialogue con la tradición y el cuidado por el detalle vuelva a ocupar un lugar central.
La iniciativa surge de Editorial Comares y de su comisaria Natalia Arnedo, y cuenta con la colaboración de instituciones y agentes del entorno cultural granadino como el Centro Andaluz de las Letras, Corrala de Santiago, Centro Gráfico Digital, Gravite Festival y Sancho Original. Esta red de cómplices busca reforzar la presencia del diseño editorial en el panorama de la ciudad y, al mismo tiempo, activar conversaciones que conecten escuelas, profesionales y lectores.
Además de las ponencias, habrá libros en exposición y una librería con una selección de publicaciones destacadas en diseño editorial, entre las que estarán las de Gràffica. No se trata solo de escuchar: el festival propone tocar, hojear, comparar decisiones de diseño, revisar maquetas y entender por qué un interlineado respira, por qué una retícula funciona o qué implica un cambio de familia tipográfica en la identidad de una colección. En tiempos de consumo acelerado, reservar un día para mirar con calma también es un gesto editorial.

Programa y cómo participar
La jornada se estructura en talleres por la mañana y charlas por la tarde, con un descanso central para que el público pueda circular por la exposición y la librería, y conversar con ponentes y asistentes. La apertura de puertas y la inauguración marcan el ritmo de una tarde pensada para escuchar, preguntar y llevarse apuntes. Este es el esquema previsto: talleres de diseño editorial y caligrafía de 11:00 a 14:00; descanso de 14:00 a 16:00; apertura e inauguración a las 16:00; y tres charlas sucesivas —Plácida, Clara Sancho e Ibán Ramón— entre las 16:30 y las 19:15, antes del acto de clausura. La organización advierte de que los horarios pueden variar y recomienda consultar la información actualizada antes de acudir.
Los talleres pondrán el foco en procesos y herramientas: desde criterios de composición y jerarquía tipográfica hasta el trazo manual de la caligrafía como recurso expresivo y editorial. Las charlas prometen perspectivas complementarias: la mirada de Plácida, estudio con una sensibilidad especial por la edición y la identidad; el enfoque de Clara Sancho, con experiencia en dirección de arte; y el trabajo de Ibán Ramón, diseñador con una trayectoria reconocida en proyectos donde la relación entre imagen, tipografía y contexto urbano se afina hasta el detalle. La combinación sugiere una tarde de casos, método y conversación abierta.
Aunque el programa es compacto, su diseño es deliberado: empezar con la práctica por la mañana y pasar a la metarreflexión por la tarde. Quien se sume a los talleres llegará a las charlas con preguntas más concretas; quien se incorpore por la tarde podrá asomarse a cómo se toman decisiones que rara vez se explican en público. En ambos casos, el acento está en el diseño aplicado a la edición, una especialidad tan cotidiana como determinante en la cultura visual.
La elección del Centro Comares en el Realejo tampoco es casual. Integrar el festival en el tejido del barrio y activar un espacio con vocación cultural ayuda a consolidar vínculos entre comunidad y proyecto editorial. Granada, con su red de universidades, escuelas y agentes culturales, parece un buen territorio para explorar esta convergencia entre tradición impresora y presente digital.
Un festival que mira al detalle
cajabaja nace con una idea clara: el diseño editorial no es un adorno, es estructura, legibilidad, ritmo, tono. Es una coreografía de microdecisiones que ordena cómo leemos. Durante años, muchos de esos debates han quedado encerrados en los equipos de diseño o en las aulas. Un festival como este abre la puerta a que circulen, se contrasten y se hagan visibles también para quienes, desde la edición, la librería o el propio lectorado, participan de esa misma conversación sin nombrarla.
Quizá ahí esté su mayor potencia: convertir un día de septiembre en una comunidad de práctica. Quien pase por el Realejo encontrará talleres, ponencias y libros, sí, pero sobre todo un modo de mirar. Y, con suerte, saldrá con esa mezcla de ideas y dudas que solo aparece cuando la creatividad se toma el tiempo de pensar en voz alta.
Fecha: 20 de septiembre.
Lugar: Centro Comares (C/ Santa Escolástica, 3, Granada).
Más información y reservas: web oficial de cajabaja.