El arte urbano en las paredes del edificio 5Pointz de Queens ya se había convertido en una atracción turística en este barrio de Nueva York; hasta 2014, cuando el dueño del edificio decidió demolerlo para construir lujosas torres residenciales, destruyendo así las obras de 21 artistas urbanos. Lo que no sabía Jerry Wolkoff era que esto le iba a costar casi 7 millones de dólares años más tarde.
Durante dos décadas, el 5 Pointz fue el telón para destacados artistas callejeros de Estados Unidos y el mundo. El inversor inmobiliario Jerry Wolkoff invitó a diversos grafiteros a exponer su arte en las paredes de un gran complejo industrial, convirtiéndolo así en «el mayor museo del spray al aire libre del mundo», según el abogado de los artistas. Se calcula que, contando todas las obras superpuestas, hubo en el edificio un total de 11 mil grafitis, hasta que en 2013, Wolkoff decide cubrir de blanco sus paredes y demoler el edificio para la construcción de torres residenciales por un valor de 400 millones de dólares. Esta decisión le ha costado un total de 6,7 millones.
«La pena es que como 5Pointz era una atracción turística destacada, a su público le habría gustado despedirse a lo largo de estos meses y observar las formidables obras de arte por última vez […] Habría sido un magnifico tributo a los artistas, que lo merecían ampliamente», añadió Frederic Block, el juez que ha llevado el caso.
Tras la destrucción del edificio, y por tanto de las obras, los 21 artistas lo demandaron por daños y perjuicios, con el argumento de que antes de la llegada de la grúa que demolió el edificio, deberían de haber tenido la oportunidad de rescatar su arte, y recordaron al juez que consideraran una ley federal de derechos de los artistas visuales de 1990 que sostiene que cualquier obra de arte deber ser protegida, siempre y cuando su calibre sea reconocido.
«El fallo es una clara indicación de que el arte del aerosol está en la misma categoría que cualquier otro arte, y merece como los demás la protección de la ley federal», dijo Baum, el abogado de los artistas. Y añadió: «su arte debe ser valorado, no destruido».
En España, según el artículo 10 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, el grafiti, por ser creación artística, reunir condición de obra de pintura y estar expresada en un soporte, puede ser objeto de propiedad intelectual y el autor puede decidir si su obra puede ser ser divulgada y de qué forma. Además, tiene todos los derechos de explotación, distribución y comunicación, sin necesidad de registro, solo por el hecho de ser el autor. Sin embargo, el artículo 35.2 de esta misma ley, limita su protección al indicar que “las obras situadas permanentemente en parques, calles, plazas u otras vías públicas pueden ser reproducidas, distribuidas y comunicadas libremente por medio de pinturas, dibujos, fotografías y procedimientos audiovisuales”, lo que excluiría al gafiti de ser una obra artística, original, expresada en un soporte, al estar reproducida en la calle. Entonces, ¿qué hubiera pasado si el caso del edificio 5Pointz de Queens llega a ocurrir en España?