Desde 1982, la Generalitat Valenciana ha sido representada visualmente por una marca gráfica que ha resistido a diferentes gobiernos, ideologías y estilos de liderazgo. Una identidad que, a lo largo de más de 40 años, ha mantenido una coherencia intacta, respetando su color corporativo —el rojo (Pantone 186 C)— como seña inequívoca de institucionalidad y tradición. Recientemente, el uso de esta marca parece estar entrando en terrenos inexplorados.
Desde finales del verano de 2024 se observa, cada vez con más frecuencia, la utilización del color negro en sustitución del rojo corporativo, en la comunicación institucional de Presidencia de la Generalitat Valenciana.
Placas de rotulación en edificios oficiales, atriles en los actos públicos, inserciones publicitarias y otras actuaciones llevadas a cabo por la presidencia del gobierno valenciano, abandonan el histórico rojo Pantone 186 para teñirse de negro, contraviniendo las indicaciones del manual de uso de la identidad corporativa que actualizó y aprobó en 2018.
Se pueden observar ejemplos significativos de esta transformación en diferentes actos recientemente. Durante ruedas de prensa importantes, como la del General encargado para la recuperación de la Dana, quien ahora ejerce como conseller, el atril y el fondo mostraban los textos y la identidad en negro, marcando una diferencia respecto al uso tradicional del rojo. Además, el President de la Generalitat se ha presentado reiteradamente en un atril donde la identidad de la Generalitat aparecían en negro, consolidando esta tendencia.
No se entiende este cambio de la presidencia del señor Mazón a la identidad de los valencianos ya que aparentemente no existe ninguna razón para ello. Desde Gràffica nos henos puesto en contacto tanto con presidencia como con las diferentes direcciones generales de comunicación y prensa para conocer las razones del cambio sin obtener ninguna respuesta.
Asimismo, recientemente se han instalado nuevas placas de señalización en el Palau de la Generalitat que también reflejan este cambio de enfoque. Mientras que el manual de identidad corporativa especifica que las placas deben ser cuadradas con fondo rojo corporativo y la marca en versión negativa (blanco), las nuevas placas están realizadas en metacrilato transparente, con la marca y la identificación del edificio en negro. Este incumplimiento del manual refuerza la percepción de un desvío en el uso tradicional de la identidad visual.
Por otro lado, la nueva campaña publicitaria de la Generalitat, titulada Pla Recuperem València que se puede ver en prensa, ha instalado una valla gigante de 50 m de altura en la fachada de un edificio situado en la Gran Vía Marqués del Túria con vistas al cauce del Turia, nos presenta un inusual paisaje tipográfico azul, firmado por la Generalitat en negro.
Lo inusual de esta paleta cromática en los mensajes de la Generalitat dificulta enormemente su identificación, vinculando instintivamente el mensaje a la firma automovilística Ford o al Partido Popular.
El inexplicable uso del color negro en las actuaciones de Presidencia y el uso del azul en la comunicación hace sospechar que sea una maniobra de tránsito calculado para desembarcar finalmente en el azul, color identitario de las siglas políticas del gobierno actual. El verdadero peligro radica en la posibilidad de que la identidad visual de la Generalitat Valenciana se convierta en un campo de batalla político.
En 1985 los diseñadores valencianos Paco Bascuñán, Nacho Lavernia y Daniel Nebot del grupo La Nave, diseñaron la identidad gráfica de la Generalitat Valenciana, actualizada por Nebot y Lavernia en 2018. Desde su creación, la marca ha sido un símbolo de estabilidad y continuidad, independientemente de los cambios de gobierno. Si esta tendencia se consolida, podría abrir la puerta a que futuros gobiernos adapten la identidad a sus colores y preferencias ideológicas, debilitando la percepción de neutralidad institucional.
Este debate debería invitar a una reflexión serena y responsable por parte de todos los actores políticos. Proteger la identidad visual de la Generalitat no es solo una cuestión técnica, sino un compromiso con la representación de todos los valencianos, independientemente de sus afinidades políticas. La imagen institucional debe mantenerse como un elemento inmutable que refuerce la confianza y el respeto hacia las instituciones.
La cuestión queda ahora sobre la mesa: ¿Estamos asistiendo a un cambio de imagen deliberado? ¿Qué implicaciones tendría esto para la percepción de la Generalitat y su neutralidad institucional? Los partidos políticos y la sociedad civil tienen en sus manos la responsabilidad de garantizar que la identidad visual de la Generalitat siga siendo un reflejo de la historia y el futuro compartido de todos los valencianos.