En su práctica diaria para diarios y editoriales, la ilustradora y diseñadora argentina Florencia Gutman indaga entre el mundo de la ilustración, la poesía y la literatura, lo que le permite un cuerpo de trabajo singular y de tono onírico. «Una extraña unidad de sentido, sonido, imagen» –como ella misma define– donde el collage se entrecruza con el texto periodístico y la opinión editorial. Dialogamos con ella acerca de sus influencias, su experiencia en los medios y su formación en Letras y Diseño.
Eres poeta y escritora, y existe un alto componente literario en tus collages, ¿cómo se entrecruzan ambos universos en tus gráficas?
Escribir y dibujar o pintar (el collage es el resultado de esa búsqueda visual) son cosas que hice desde siempre, desde muy chica, y supongo que es natural que se entrecrucen. Me gusta cuando alguien nota o ve una relación entre ambas actividades.
Creo que la poesía y el collage están en íntima relación, están hechas de la misma cosa y eso es el azar.
El encuentro casual, intuitivo, espontáneo, la libre asociación de palabras o de imágenes son una misma operación. Hay un poema de Tzara que se llama Tome unas tijeras que dice que para hacer un poema dadaísta hay que recortar palabras de un diario, mezclarlas en una bolsa, e ir sacando aleatoriamente una por una para formar un poema. Creo que un poco pasa eso, son actividades muy parecidas.
Después está el hecho de que las palabras y las imágenes, el lenguaje en sí, es una extraña unidad de sentido, sonido, imagen. Entonces cuando juegas con estas cosas aparecen las asociaciones naturalmente.
También, claro, el hecho de que escriba y lea, hace que me interese como tema la literatura, que algunos encargos de ilustración sean sobre textos literarios, y que al trabajar con editoriales y gente que escribe vaya todo de la mano.
¿Y en cuanto a la técnica al momento de crear las piezas?
En los pedidos de ilustración en particular, trabajo con el texto, busco y subrayo palabras que no solo me den concepto sino también forma. A su vez, cuando escribo, a veces hago diagramas de los cuentos o las ideas. Yo creo que leer le viene bien al diseño y dibujar le viene bien a la escritura, por decirlo de alguna manera. Cuando empecé a estudiar, me apunté a Sociología y Letras, después me pasé a Diseño Gráfico, pero después no me pude desentender de alguna de las dos actividades. Antes me acomplejaba, sentía que tenía que hacer o ser una sola cosa, después con la edad se gana libertad y ahora me parece todo normal, tranquilo. Algo que todavía no hice, es ilustrar un libro o cuento, me refiero a hacer un libro ilustrado y escrito por mí. Tengo un proyecto que recién estoy comenzando, es un libro ilustrado sobre cómo hacer un collage y es bastante narrativo.
En relación a los grandes medios como La Nación, InfoBae, Grupo Planeta y otras editoriales, ¿cómo son los encargos cuando un medio te convoca? ¿Te ofrecen libertad plena en tus ilustraciones?
Creo que depende del pedido, la urgencia y el objetivo. Pero en general todo parte de un texto, ya sea un artículo periodístico o texto de ficción. Recibo el texto, y muchas veces conversamos del tono que tiene la nota, o qué le gustaría contar al editor, a veces no me dicen nada y yo propongo la idea y las referencias. Es flexible.
A veces un editor o director de arte te pide algo más específico, pero en general hay bastante libertad, y hay un ida y vuelta en todo el proceso.
Creo que todos descansamos o confiamos en el texto, que es el origen del pedido, en qué dice y qué tono tiene ese texto para luego ilustrarlo.
Desde tu experiencia, ¿qué crees que buscan los medios actuales en la forma de ilustrar artículos o portadas de libros? ¿Hay diferencias?
Diría que en principio buscan concepto, una entrada atractiva y poética que invite a leer el texto; que como lector te dé pistas de qué va la cosa. Por suerte no me toca muy seguido pedidos muy literales, es decir, que la ilustración sea una traducción lineal de lo que dice el texto. Si bien es cierto que para algunos textos eso es necesario, por ejemplo textos que informan algo muy específico, para que se entienda de forma sencilla, algo como una infografía. Pero creo que la gracia, y creo que así lo entienden muchos medios, quizás porque nuestra cultura visual maduró, es que una ilustración es una interpretación, una lectura, un aporte además de una invitación al texto. Que sea un juego: texto e imagen.
¿Cuáles son las pautas gráficas que propone La Nación en relación a las noticias y la forma de abordar la página?
En general La Nación, y cualquier medio, te da una medida exacta del espacio que ocupará la ilustración y a veces un diseño de página para que veas dónde y cómo ocupa el espacio. Como es un diario, todo va muy muy rápido, entonces recibo la nota a ilustrar, a veces un breve resumen de la nota y un título, y alguna orientación de los editores o editores de arte. En particular, en La Nación trabajé mucho con Silvana Segú, editora de arte del diario, de quién aprendí un montón y me dio la primera oportunidad.
En general trabajamos con referencias visuales, con ideas previas que después se van desarrollando. Y el trabajo lo tiene que aprobar tanto el editor de arte como el editor de contenidos.
¿Cuáles son sus influencias en relación a los diseñadores e ilustradores editoriales de la actualidad?
¡Uh!, estoy en una etapa muy fan de los ilustradores y directores de arte del New York Times y New Yorker, je, ¡quién no! Sigo todas las cuentas de estos medios y de sus ilustradores, me gusta mucho el trabajo de Doug Chayka. También el de una ilustradora inglesa que se llama Michelle Thompson y a veces publica en The Guardian. En Argentina por supuesto Pablo Bernasconi es referente. En España Isidro Ferrer. Y bueno, podría seguir enumerando. También miro pintores que no ilustran en medios, pero que me gusta mucho lo que hacen como Alan Fears.