El sangrado: cuándo, cómo y por qué utilizarlo

A la hora de preparar artes finales debemos tener en cuenta las necesidades específicas de nuestro trabajo, y de nuestro impresor. Saúl Pedrosa nos explica cómo calcular el sangrado y preparar nuestro documento.

Los sangrados podemos decir que son el punto estrella de las artes finales. Existen numerosos artículos hablando sobre ellos, pero vamos a profundizar todo lo posible para aclarar las pequeñas dudas que puedan existir a la hora de aplicarlos.

Su función principal es la de evitar en todo momento que aparezca un borde o filete del color del soporte que estamos utilizando cuando es guillotinado.

¿Cuánto se pone de sangrado?

Es la pregunta clave, unas imprentas nos piden 3 milímetros, otras nos dicen que con 2 milímetros basta, e incluso me he visto en la coyuntura de tener solamente 1 milímetro de sangre en alguna impresión, cosa que veo demasiado arriesgada.

Cuando te enfrentas a guillotinar cualquier trabajo, 1 milímetro de margen de error puede entrar perfectamente dentro de la tolerancia normal de fallo. Hay que pensar que en muchas máquinas digitales de gama media o antiguas, sus registros y cabeceados pueden variar más de 1 milímetro en algunos casos, con lo que estamos jugando con fuego.

¿Siempre necesitamos sangrado?

No siempre. Solamente se aceptan diseños sin sangrado cuando no hay ninguna mancha hasta los límites del borde de la hoja a imprimir, e imprimimos directamente en dicho tamaño.

El truco está en pensar en el manipulado posterior: ¿hay que cortar o troquelar el diseño que quiero imprimir? Si la respuesta es sí, debemos de tener la zona de sangrado habilitada siempre aunque no la utilicemos con ninguna mancha de color. Esto es debido a las líneas de límite (Illustrator) o de recorte (InDesign) que suelen venir con un desplazamiento de casi 3 milímetros y hacen a su vez de zona de sangrado.

Esta opción de desplazamiento la podemos modificar dependiendo en cada caso del sangrado que queramos aplicar, quedando a ser posible por fuera del límite de sangrado decidido.

Para entender un poco más este detalle, fíjate en la siguiente imagen donde podemos ver los diferentes tamaños asignados dentro de un PDF:

Artbox (Elementos del diseño) – El arte o gráficos, corresponde a la zona diseñada dentro de los límites de la hoja.
Trimbox (corte) – Es el límite de página o tamaño de documento.
Bleedbox (sangrado) – Es la zona de sangrado.
Cropbox (Indicaciones) – Corresponde a la zona de anotaciones o indicaciones donde van las líneas de recorte, hendido, marcas de registro… es decir, toda la información extra del documento que será eliminada una vez finalizado el manipulado final.
Mediabox (material de impresión) – Es el tamaño real de la hoja de impresión, o de la plancha del CTP, o de la pantalla de serigrafía total.

En numerosas ocasiones, el Cropbox y el Mediabox son lo mismo, ya que el diseñador suele maquetar un ejemplar suelto en vez de una imposición de diferentes elementos. Y si tu documento no tiene sangrado ni zona de indicaciones, coincidirían con el Cropbox.

Intenta siempre diseñar en un documento con el tamaño del Trimbox real, ni más ni menos.

¿Sabías que hay muchas ocasiones donde tenemos que dar un sangrado de 10, 15 o 20 milímetros?

Estos casos algo más especiales son los destinados por ejemplo al forro sobre cartón duro, al forro de una carpeta con anillas, o forro de las tapas duras de un libro. Depende de la imprenta y el manipulador que se va a encargar del encolado, te puede pedir más o menos sangrado, y a la hora de realizar el marcaje de las líneas de corte, es muy importante que en su desplazamiento queden siempre por fuera de esa sangre aplicada.

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