Sabias palabras de Pablo Martín, reciente Premio Nacional de Diseño. Cuenta que en su experiencia en Nueva York al lado de Massimo Vignelli y Michael Bierut, aprendió que el diseño gráfico era una Profesión, con mayúscula, no un hobby.
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Estas palabras y su experiencia en Nueva York, muy lejos de su país, habría que tatuárselas a todos los estudiantes de diseño, a ver si les entraba, que tatuarse se tatúan, pero con otros motivos más ornamentales. Igual también se tatúan por hobby.
Y es que, si la mayoría se lo tomara en serio la cosa cambiaría. Y ‘en serio’ no quiere decir trabajar muchas horas. O ser muy bueno con el lápiz, sino tomárselo como una empresa. Porque en nuestro sector, el de la creatividad visual, es un poco de andar por casa. Que sabemos mucho de pintar, cortar, programar, divagar, pensar, idear… pero muy, muy poco de comercializar, cobrar, vender, organizar, negociar… Las facturas, los contratos, los números nos dan repelús. Y así nos va.
Tengo la suerte de juntarme de vez en cuando con unos ferreteros [los que tienen ferreterías] y esos tipos que parecen poco cultivados –lo parecen pero no es así– nos dan sopas con ondas a la mayoría en temas de comercialización y negociación. Saben latín. Conocen sus márgenes, el stock, quién vende qué y a qué precio, qué buscan los clientes, qué ofertas necesita el mercado, si su negocio es rentable…
También me junto con abogados y cuando les cuento lo que nos hacen los clientes se ríen a carcajadas. No se lo pueden creer. Y es que, lo que hacemos nosotros en la mayoría de los sectores profesionales no pasa –no en todos, pero sí en muchos– . Y no pasa porque como dice Pablo, son una verdadera Profesión, con mayúscula, no un hobby.
Actualizado 26/05/2014