El Centre del Carme ha clausurado la 11ª edición de Cinema d’Estiu, dejando tras de sí una estela de noches llenas de risas, reflexiones y encuentros bajo el cielo de agosto. Con 6.500 espectadores que llenaron casi todas las sesiones, este ciclo no solo confirma su relevancia en la agenda cultural, sino que también subraya la necesidad humana de reunirse, de compartir historias y de experimentar el cine como un acto colectivo.
En un mundo donde el consumo de entretenimiento se ha vuelto muchas veces solitario y digital, Cinema d’Estiu ofrece un respiro. Cada proyección, con su selección cuidada de comedias del continente americano, se convierte en una invitación a descubrir el humor en sus múltiples formas, desde el ingenio de una película independiente hasta la frescura de una comedia en lengua quechua.
El éxito de este ciclo reside en su capacidad para conectar con un público que busca algo más que el entretenimiento fácil. Bajo la dirección de Daniel Gascó, la programación de Cinema d’Estiu desafía las convenciones del cine comercial, proponiendo un espacio donde el humor es un vehículo para explorar la diversidad cultural y lingüística de América.
La elección del claustro gótico del Centre del Carme como escenario no es casualidad. Este espacio, cargado de historia, ofrece un ambiente único donde el cine se transforma en una experiencia sensorial y emocional. Aquí, lejos del bullicio de los grandes estrenos, se da voz a narrativas que merecen ser escuchadas, que invitan a la reflexión y que celebran el poder del arte para unirnos.
Cinema d’Estiu es, en definitiva, una celebración del cine en su forma más pura, un recordatorio de que, en tiempos de ruido e inmediatez, siempre hay espacio para la pausa, la risa compartida y el descubrimiento. Un evento que, año tras año, se consolida como un imprescindible del verano, dejando una huella profunda en la memoria cultural de la ciudad y en quienes tienen la fortuna de asistir.