Ya sea el diseño de un restaurante solidario flexible y sostenible, el de un packaging para una marca de ginebra, o el de unas sillas y un sistema de mobiliario para oficinas bajo el concepto coolworking. Independientemente de si es diseño gráfico, de producto o interiores, lo cierto es que todos y cada uno de estos proyectos tienen un mismo punto de partida: el briefing. En concreto, estos tres ejemplos son de trabajos reales que los alumnos de los másters de diseño del CEU-UCH en sus diferentes disciplinas han desarrollado junto con profesionales de la vida real en el transcurso de su formación.
En todo proyecto hay una serie de decisiones que tomar, desde el target al que te vas a dirigir hasta qué línea o estilo quieres aplicar. Otros factores clave a tener en cuenta pasan por definir el concepto que hay detrás y sortear los contratiempos que –inevitablemente– siempre surgen en las diferentes fases. En el proceso formativo, adquirir los conocimientos o la materia teórica es una importante base que sirve de guía, pero aún lo es más el apartado práctico, para aprender directamente los pormenores que hay que sortear en la vida real. Poder contar con una visión más amplia de compañeros, así como con la dirección profesional adecuada es fundamental para alcanzar los mejores resultados.
En las siguientes líneas, Cristina Déniz, Fabián Alfaro y Carlos García (estudiantes del CEU-UCH de los másteres universitarios de Diseño y Comunicación Gráfica, de Diseño de Producto y de Diseño de Interiores del CEU-UCH) nos narran en primera persona cuál ha sido su experiencia al trabajar en proyectos que parten de briefings reales y bajo la dirección de profesionales de la talla de Odosdesign, Actiu, Estudio Pedro González y Nacho Juan (coordinador del Máster Universitario en Diseño de Interiores en la Universidad CEU-UCH). Los briefings o puntos de partida en los tres casos son distintos, pero igualmente enriquecedores.
Numen, el proyecto de Cristina Déniz se enmarca en el contenido de la asignatura de packaging del Máster Universitario de Diseño y Comunicación Gráfica. Este trabajo consistía en el lanzamiento al mercado de una nueva marca de ginebra. Ante la saturación de marcas, la apuesta de Cristina fue dirigir el producto a un público joven y creativo, dando forma al concepto de una bebida que evoca a la inspiración.
«El briefing que se nos propuso fue un encargo real que nuestro tutor, Pedro González, había recibido en su estudio –Estudiopg–», comenta. «De tal manera que contábamos con la motivación de que se tratase de un caso real, y que probablemente en un futuro no muy lejano nosotros mismos podríamos tener que afrontar». Sobre este trabajo explica: «El cliente buscaba lanzar una nueva ginebra al mercado, lo que significaba que era un proyecto integral en el que había que desarrollar la comunicación de este producto partiendo desde el inicio. Es decir, la búsqueda de un naming, el desarrollo de la marca y la elección del soporte en donde estaría contenido el alcohol».
A medida que iba avanzando en el proyecto hubo algunos contratiempos, por ejemplo, la decisión del naming. «La primera opción fue Brainstorming, siendo una bebida para comercializar en el ámbito nacional, era una palabra larga y difícil de pronunciar», explica Cristina.
«Así que decidí realizar un mapa conceptual con palabras y sinónimos que estuvieran relacionadas con el concepto principal, donde descubrí el sinónimo de musa con el que finalmente denominaría el proyecto, Numen, siendo ésta una forma más sutil de hacer referencia a la inspiración sin emplear una palabra de uso común».
Para Cristina los conocimientos adquiridos en el máster han sido clave. «Para el desarrollo de la marca hemos aplicado conocimientos de tipografía, para así poder comunicar correctamente los valores, motivo por el cual escogí una tipografía con serifa que transmitiera el aire elegante de una ginebra premium», explica.
«También es muy importante la teoría del color y la composición, así como la gráfica principal, en este caso un collage muy poético a base de grabado, que ayudara a transmitir el concepto principal. Además, hemos tenido en cuenta el acabado final del etiquetado con una textura determinada. Por último, es fundamental para comunicar el proyecto una buena fotografía de producto».
Aquí ha sido importante la tutorización del proyecto. «En mi caso, era la primera vez que tocaba en profundidad el mundo del packaging, por lo que fue bastante útil conocer la amplia variedad de soportes y acabados de impresión que podría tener nuestro producto», dice. «El tutor nos ha ido guiando y asesorando a través del transcurso del proyecto».
Sobre su experiencia en el master, Cristina Deniz no duda en que ha sido completamente positiva: «Esta formación me ha sido de mucha utilidad y me ha permitido nutrirme de buenas referencias en este sector, que me han ayudado en el desarrollo de mis proyectos académicos. También he descubierto un mundo nuevo en lo que a técnicas de impresión se refiere, información vital a la hora de mandar a imprimir nuestro trabajo. Para ello, nos hemos trasladado a imprentas como Etygraf e Impresum en donde nos han explicado las diferentes técnicas y acabados. Además, hemos realizado algunas visitas muy interesantes, entre ellas a Erretres Madrid, donde nos explicaron el desarrollo de algunos de sus trabajos más importantes».
En el caso de Carlos García, el proyecto nace dentro del workshop del Máster Universitario de Diseño de Producto. «Era un taller organizado por Odosdesign en colaboración con Actiu», comenta. Esta experiencia se puede decir que ha sido doble. El briefing de partida era actualizar el sistema Ofimat y la silla Spacio a la filosofía coolworking de firma de mobiliario de oficina Actiu. Es decir, había que trabajar dos proyectos, uno por cada sistema. «Para ello debían de responder a las 4 situaciones diferentes de trabajo que contempla: socialización, colaboración, formación y concentración», señala. «Debíamos pensar en las diferentes actitudes que tienen actualmente los usuarios en estos contextos y actualizar los sistemas de mobiliario para que diesen una respuesta a sus necesidades».
En cuanto al desarrollo, se trataba de un trabajo en equipo creado junto con Albert Navarro, ambos con un claro perfil de diseñador industrial. «Nos entendimos bastante bien desde el principio y hubo buena sinergia», dice. «También colaboró con nosotros un miembro del equipo de Actiu que nos aportaba todo su conocimiento y experiencia, lo cual nos ayudó a entender los productos y ajustar las soluciones al briefing y a la empresa».
Para Carlos García, esta labor del tutor ha sido fundamental para salvar los obstáculos y sacar el máximo rendimiento. «Estuvo coordinando y revisando el trabajo que realizábamos», dice. «Nos ayudó a encaminar los proyectos cuando se quedaban atascados o se mostraban distintos caminos que seguir, a espabilarnos cuando nos despistábamos y era el nexo de unión entre el equipo de Actiu y nosotros».
Aphtapi Foodlab, un proyecto piloto de un restaurante solidario, flexible y sostenible, creado por Fabián Alfaro, estudiante del Master Universitario de Diseño de Interiores del CEU-UCH, es el tercera experiencia formativa en la que ponemos nuestro foco.
«La idea surge de una inquietud personal por encontrar la confluencia entre la acción social y el diseño», explica Fabián. «La interpretación de algunas acciones colectivas contra el despilfarro de alimentos de particular interés, desarrolladas con éxito en Europa (foodsharing) y que por asociación directa con un práctica cultural visible en mi país (Bolivia) ‘el Aphtapi’, me inspiraron a crear un proyecto que sirva como plataforma de reclamo para contrarrestar los efectos negativos del macroconsumo y despilfarro de alimentos en la ciudad, a la vez que destacara y difundiera algunos valores de la cultura boliviana tan presente aquí en España».
Así, Apthapi Foodlab pretende revolucionar la comunicación y la estructura relacional de un restaurante con la ciudad y sus usuarios. Con él se genera un «nuevo concepto gastronómico: el reciclaje de comida excedentaria (proveniente de centros de abasto y del consumo doméstico de los beneficiarios) y el fortalecimiento de los lazos comunitarios a partir de la práctica de ‘compartir en comunidad’», explica.
«Esto se consigue a través de la experiencia del Apthapi, que es una práctica tradicional de los pueblos aymaras del occidente boliviano que consiste en el ensamblaje de una mesa colectiva (tendida a ras del suelo) en la que se intercambian alimentos abiertamente entre los participantes sin importar su aporte, procedencia o vínculo, con el objeto de integrar, celebrar o conocerse».
Como es natural, en el desarrollo del proyecto surgieron dudas: «¿Cómo fusionar una cocina comunitaria, un taller de cocina y un centro de acopio dentro de un restaurante, posibilitando a la vez la máxima flexibilidad espacial? ¿Cómo provocar secuencias espaciales que facilitaran la integración de los visitantes emulando el principio original de la práctica del Apthapi comunitario desde una visión contemporánea? ¿Quiénes serían los beneficiarios directos de esta iniciativa y cómo se establecería un sistema de gestión y funcionamiento? Fueron algunos interrogantes que no podrían haberse resuelto sin el aporte y participación de personas y amigos familiarizados con este proyecto desde su raíz y que brindando una perspectiva diferente y multidisciplinar, contribuyeron a la realización de un proyecto de diseño amplificando su alcance, maximizando su sentido social, encausando la idea original», aclara.
Para Fabián Alfaro, los conocimientos adquiridos durante el máster fueron determinantes para «dar forma a un proyecto sólido y alcanzar el objetivo general de producir un trabajo en condiciones reales de índole conceptual y ejecutiva», dice.
«El máster proporciona los criterios necesarios para visualizar un proyecto de interiorismo en todas sus etapas, desde el planteamiento de las ideas fuerza, hasta la toma de decisiones de orden proyectual y su posterior aplicación».
Un aspecto importante es «contar con el apoyo de profesionales de mucha experiencia en el desarrollo de proyectos», recalca. «En este sentido, haber contado con la opinión y el apoyo de Nacho (Ignacio Juan), tutor de este proyecto, constituyó uno de los pilares fundamentales. Nacho y yo establecimos una relación de confianza a partir de compartir opiniones y experiencias en común. Este hecho se fortificó gracias a que tuve la oportunidad de colaborar personalmente con él y el resto de su equipo en algunos proyectos profesionales, a partir de los cuales pude acercarme aún más a la labor del arquitecto interiorista en España y Europa».
«Haber sido parte de un grupo de compañeros muy heterogéneo y multilingüe en términos de diseño», es una de las experiencias más remarcables del máster según apunta Fabián Alfaro. «Creo que el trabajar en contacto no solo con arquitectos o interioristas, me ha permitido encontrar formas particulares de relación con otros sectores profesionales que podrían participar en el desarrollo de mis futuros proyectos». Y remarca: «Conocer un país diferente y personas de distintos lugares con motivaciones e intereses en común, dentro y fuera de la universidad, es una experiencia enriquecedora y estimulante a todo nivel. Me gustaría volver a las aulas que compartir junto con muchos amigos, y quien sabe, una próxima vez, desde una perspectiva diferente».
Actualizado 22/05/2018