¿Qué relación hay entre la letra ‘A’ y un buey? ¿Por qué un cartel en Comic Sans parece menos serio que uno en Trajan? ¿De dónde viene la tipografía y quiénes son los y las profesionales que marcaron los hitos de su historia? El ABC de la tipografía (Norma Editorial) se propone dar respuesta a estas preguntas a través de un formato que cabalga entre el cómic y la divulgación.
Quien se dedique a la tipografía ya sabrá que la comunicación escrita se remonta hasta los anales de nuestra historia. Las primeras escrituras eran pictográficas –es decir, estaban formadas por dibujos–, después cuneiformes y, por último, alfabéticas. Grosso modo, por supuesto. Posteriormente, la civilización romana se apropió de la escritura griega para introducir cambios –por ejemplo, las llamadas «mayúsculas lapidarias» talladas en piedra–, la Edad Media cobijó la creación de las góticas y, con la aparición de la imprenta de Gutenberg, la escritura y la transmisión de conocimientos alcanzaron su punto álgido. Y así hasta nuestros días, con numerosas variantes, modificaciones e incorporaciones. La tipografía es, no cabe duda, una disciplina apasionante.
El ABC de la tipografía, orquestado por el diseñador gráfico, fotógrafo y escritor David Rault, llegó a las librerías el pasado día 25 de septiembre de la mano de la solvente Norma Editorial.
Definido como «el primer cómic sobre la historia de la tipografía», el libro está compuesto por diferentes capítulos enclavados en distintos episodios históricos.
Cada uno de ellos está firmado –o, mejor dicho, dibujado– por un/a profesional de la ilustración y el cómic distinto, lo que hace que la publicación cuente con más de diez estilos estéticos distintos plasmados a través de viñetas.
Si bien resulta enriquecedora la aportación de cada uno de los autores/as a la tipografía, el hecho de que cada episodio responda a un estilo distinto y utilice una fuente diferente puede llegar a dificultar, en algunos casos, una lectura atenta de la obra –el capítulo dedicado a la escritura humanística emplea, precisamente, un tipo de letra que no invita a sumergirse en el capítulo; y más todavía si se tiene en cuenta la ingente cantidad de información contiene–. A ello se suma que, quien tenga conocimientos mínimos de tipografía, descubrirá que el libro trata cuestiones relativamente conocidas por personas familiarizadas con esta disciplina.
Pese a ello, El ABC de la tipografía es un libro interesante, especialmente dedicado para los y las dummies que todavía desconozcan el inmenso poder e importancia de las letras. Y es que, aunque nos rodeen las letras –como afirma David Raul en el prólogo, «el 95% de Internet es tipografía»– conocemos muy poco sobre ellas. Por todo ello, amantes de las letras, curiosos de la escritura, este es vuestro libro.