Edmon de Haro: «De España pueden salir y salen productos tan buenos como del resto del mundo»

edmon de haro

Edmon de Haro finalizó sus estudios en diseño gráfico sin tener claro hacia qué ámbito quería dirigir su trayectoria. Tras su primer trabajo en una publicación en la que creaba ilustraciones metafóricas, su interés por este mundo comenzó a despertarse. Así, a día de hoy se dedica a la ilustración editorial, principalmente para prensa de Estados Unidos. Sus trabajos pueden apreciarse en publicaciones como The New York Times, The New Yorker, The Washington Post, The Atlantic o Fortune, igual que en editoriales y prensa nacional.

¿Qué te llevó a dedicarte a la ilustración editorial? 

No fue una decisión pensada, fue a lo que me llevó el primer trabajo que tuve. Estaba en una empresa que no tenía nada que ver con el diseño gráfico ni con la ilustración, pero editaba una revista que necesitaba imágenes y, como no había presupuesto para comprar imágenes de stock, empecé a dedicarme a ilustrar imágenes. Me fui interesando por esta forma de crear una imagen en vez de buscarla directamente. Poco a poco fui viendo que me iba saliendo y le cogí el gustillo a ilustrar ideas. Pero no fue una decisión concreta, en ese momento no tenía muy claro a dónde me llevaría lo que había estudiado de diseño y, más o menos, surgió de forma natural.

¿Tienes pensado explorar otros ámbitos en el futuro? 

De alguna forma sí que me gustaría ampliar un poco los ámbitos en los que se puede utilizar este tipo de trabajos conceptuales. Ahora me dedico básicamente al mundo editorial, pero creo que lo que es buscar una imagen para representar algún tipo de idea podría dedicarse a otro tipo de formas de comunicación. Por ejemplo, me gusta mucho el tema de pósters para el teatro y la comunicación en televisión. Estoy abierto a todo, a lo que me lleve el futuro, siempre y cuando pueda haber esa libertad para poder utilizar las herramientas que me gusten para poder expresar lo que me piden.

Hemos visto que acostumbras a mezclar conceptos que por separado no tienen ninguna relación pero que al juntarlos cobran sentido y, además, adquieren un significado nuevo. ¿Cómo es ese proceso? 

No hay un método concreto, aunque sí que tengo varias vías para poder encontrar conceptos que se puedan relacionar. En principio trabajo básicamente destilando las dos ideas, o como máximo tres, que aparecen en el texto que me envían. Entonces, alrededor de los conceptos escribo otros relacionados que puedan generar una imagen. Por eso es mucho más complicado cuando te llega un tema más abstracto, porque tienes que hacer la conexión entre una idea abstracta con algún objeto o algún tipo de imagen o cosa que pueda representarlo. Normalmente, empiezo escribiendo listas de ideas, de conceptos o de objetos, y a partir de ahí empiezo a hacer esbozos a lápiz para ver las posibilidades que tienen las imágenes que pueden representar las ideas combinadas en el texto. De esta combinación a veces salen cosas fortuitas que pueden quedar bien, pero otras sale algo que parece la pera y lo pruebas y resulta que no funciona de ninguna forma. Es un poco prueba y error a partir de una reflexión y muchas veces a partir de un trabajo también de exploración, porque si te llega un texto de algo sobre lo que no tienes ni idea, de política interior muy concreta americana, por ejemplo, tienes que buscar los matices de todo aquello y la raíz de todo. O sea que va variando un poco, pero básicamente la parte más gruesa es de prueba error y de empezar a hacer bocetos a lápiz y después mirar en el ordenador si funcionan.

La mayoría de tus trabajos son para publicaciones muy destacadas de Estados Unidos. ¿Qué te ha llevado a enfocar tu carrera hacia ese país? 

Empecé trabajando aquí en el mundo de la ilustración y de lo editorial, pero vi que para ganarte la vida en España solo con esto es un poco más complicado. Y como tenía varios contactos que ya llevaban ventaja en este tipo de trabajos y ya habían empezado a trabajar con algunos directores de arte americanos, entendí que trabajar para esos clientes económicamente era mucho más rentable. Además, por otro lado, también es una forma de trabajar muy profesional y muy organizada en comparación con la gente de aquí de España. Estoy generalizando y no debería, pero en general te encuentras con cosas más serias allí que aquí. Igualmente, ahora es fácil comunicarse, todo es telemático, o sea que puedo trabajar como autónomo desde casa tan felizmente y hay mucha facilidad en esto.

En este sentido, ¿qué diferencias has podido percibir entre Estados Unidos y España en cuanto a los procesos creativos, al trato con el cliente y a las remuneraciones? 

La principal es básicamente la remuneración. Hay una diferencia muy grande en lo que son los presupuestos que mueven ciertas publicaciones americanas, especialmente las que son de ámbito privado. Hay muchas publicaciones relacionadas con fundaciones o con universidades que tienen unos presupuestos que pueden pagar tranquilamente tres veces más de lo que te pagarían aquí, generalizando a lo bestia. Eso te da una seguridad en este tipo de trabajos que no te dan otras publicaciones de aquí. Pero, igualmente, sigo trabajando con gente de aquí y estoy muy contento también con las editoriales y revistas con las que he trabajado hasta ahora.

También te das cuenta de que hay un salto cualitativo en cuanto a la importancia que le dan a lo que tú estás generando para ellos. A veces hay correcciones de tu trabajo y orientaciones que muchas veces tienen un fundamento muy profundo de directores de arte que se nota que están preocupados por la presentación de su publicación y por cómo se relaciona la imagen con el texto. Quieren presentar un producto muy digno, de calidad, y esto de alguna forma también te da ganas de superarte a ti mismo. Escuchar lo que te dicen ciertos directores de arte hace que puedas mejorar tu trabajo y te orienta hacia ideas y conceptos que acaban generando trabajos mucho más interesantes.

Por otro lado, en la organización, allí en el contacto con el cliente dejan muy claras todas las directrices desde el principio, es decir, te dicen “contactamos contigo porque necesitamos esto y esto, una cubierta o una imagen interior, el tiempo que tienes para los bocetos (porque primero envías unos bocetos) es tal día y los finales son tal, aunque a lo mejor te damos un poco más de tiempo si la cosa se alarga y el presupuesto es tanto. ¿Aceptas o no?”. No es así de frío, pero te dejan muy claro lo que hay. Hay una especie de meritocracia en este tipo de trabajos, a ellos les da igual de donde seas mientras que vean que en tu trabajo pueden confiar y que de lo que te están pidiendo puede salir algo con lo que vayan a estar contentos. Son proyectos muy cortitos, lo cual también es divertido porque es bastante intenso. A veces son de pocas horas, lo cual es también un poco estresante, otras de pocos días. Son cosas que entran y salen constantemente y eso te da la sensación de que si un proyecto no sale como esperabas no pasa nada porque ya entrará otro. Va entrando y saliendo mucha cosa. Es un poco como ser un obrero de la ilustración.

¿En algún momento has pensado en irte a vivir allí? 

No, no, que va, nunca. Sé que allí hay sitios preciosos y me encantaría estar en algún epicentro de diseño como Nueva York o Los Ángeles, pero yo no cambio vivir aquí teniendo en cuenta que es fácil poder trabajar a distancia. Soy un enamorado de mi país. Ya viajaré, porque me gustaría conocer en persona a mucha de la gente con la que trabajo a distancia. Con algunos sí que he tenido la oportunidad, pero hay un número interminable de gente con la que el contacto solo lo tengo por correo electrónico y alguna vez por teléfono. Tiene una parte un poco fría que algún día te gustaría subsanar de alguna manera, pero por ahora yo me quedo aquí.

¿Crees que en España se les da el valor que merecen a los creativos? 

Creo que sí. Lo que pasa es que las cadenas de mando o la organización a veces no está tan clara o es más variable. No tengo una experiencia de 20 años, pero he trabajado con gente de aquí con la que he estado muy contento y me han dado una libertad muy similar a la que me han podido dar en Estados Unidos. Pero lo que sí que veo es que a veces lo que falta en mucha gente es acabarse de creer que de España pueden salir y salen productos tan buenos como del resto del mundo. 

¿Qué habilidades o características en tu estilo consideras que han sido necesarias para llamar la atención de publicaciones como The New York Times o The Washington Post?

Supongo que una parte esencial debe ser la importancia que se da en ese tipo de publicaciones periódicas a lo que es el concepto, por encima del estilo o de lo estético. Creo que hay una escuela de directores de arte muy concienciados en presentar una imagen que tenga un valor metafórico y simbólico muy fuerte. Como es una cosa que he ido experimentando y me gusta, he empezado mi trabajo con temas metafóricos. Creo que es básicamente la idea. Sé que hay otro tipo de profesionales que venden un trabajo basado mucho más en estética, pero creo que me han pillado un poco por este tipo de habilidad o forma de trabajar que me he esforzado en sacar adelante. Hay mucha gente que trabaja así y veo que aparecen a menudo también en este tipo de publicaciones como The New York Times. Pero también te das cuenta de que miran muchas opciones a la hora de escoger un ilustrador para acompañar un texto o hacer una portada.

Últimamente en España hemos visto muchos casos en los que raperos, creativos o artistas teatrales han sido sometidos a censura. ¿Alguna vez has tenido algún problema de censura? ¿Ves diferencias en cuanto a esta cuestión en Estados Unidos? 

La verdad es que he tenido una casi nula experiencia con la censura en todos mis proyectos. Un caso que recuerdo tuvo que ver con el cuerpo femenino y lo que algunos quieren o no enseñar de él en sus publicaciones. Para un texto sobre cómo la Big Data podía ayudar a gestionar el Ballet de Boston me aceptaron una idea que combinaba una bailarina y un gráfico de porciones. Entregué el final y al poco tiempo me pidieron que pusiera una bailarina que no enseñara la entrepierna. Me pareció un sinsentido, pero el cambio no afectaba sustancialmente el concepto de la imagen, así que acaté. La volví a enviar con una nueva bailarina y lo curioso es que quedé mucho más satisfecho con la nueva imagen que con la antigua. ¡Gracias censores!

Igualmente, para Editorial Planeta me aceptaron una cubierta para No es país para coños de Diana López Varela que me parece poco probable que saliera en el mercado americano, por ejemplo.

En otras ocasiones esta censura no es tal sino que forma parte del proceso de criba de los esbozos planteados. Suelo enviar de tres a cinco ideas para una imagen. Entre estas propuestas puede haber soluciones más rompedoras y otras menos, siempre dentro del tono del texto y/o su publicación. En estos casos a veces el descarte se produce sin ningún tipo de comentario. Otras veces el director de arte me informa de que la opción arriesgada es la que a él le gusta, pero desgraciadamente no a los editores, que tienen mucho más en cuenta las ventas y los anunciantes que sostienen la revista. ¡C’est la vie!


También hemos visto que en EEUU estás representado por Marlena Agency. ¿Qué pasos hay que dar para ser representado por una agencia?

Empecé a trabajar en EEUU sin agencia. Contacté con una directora de arte de la revista The Athlantic, que básicamente el contacto fue una felicitación de Navidad. Esto es como lanzar mil cosas a ver quién te contesta. Envié unas cuantas felicitaciones a gente con la que me interesaba trabajar y en este caso me respondió al cabo de dos o tres meses y empezó a pasarme trabajos para la revista. A partir de ahí pude empezar a publicar en esta revista, que tiene un impacto bastante grande. Y a raíz de una imagen que hice sobre Charlie Hebdo, que envié de forma personal a la revista, la agencia se puso en contacto conmigo para ver si me interesaba entrar en plantilla. Estar en una agencia es una facilidad a la hora de tener clientes y entonces me intereso y entré. La regularidad de trabajos para EEUU cambió de forma radical. Descubres que la agencia te puede pasar el contacto de clientes interesantes y de que los trabajos que generas para ellos hace que otros directores de arte contacten directamente contigo. Es como una retroalimentación en la que la agencia tiene una parte pero también te promocionas tú solo al trabajar con estas revistas.

¿Qué le aconsejarías a aquellos diseñadores o ilustradores que no terminan de encontrar un hueco en el mercado español y no saben si enfocar su carrera hacia otros países?

Por mi experiencia, lo que diría es el que el miedo no tiene que ser ningún tipo de barrera en estos casos. Me he dado cuenta de que hay cierto complejo de inferioridad por ser el país que somos y creo que hay que quitarse los miedos y los complejos. Es importante el tema del inglés para poder hablar, pero yo no soy ningún experto y me va saliendo. Básicamente tienes que presentar tu trabajo y ser consciente de que es tan bueno como el de cualquier otro país y de que a muchos directores de arte o clientes que trabajan con ilustradores les da igual de donde seas mientras que tu trabajo sea bueno, cumplas a tiempo las entregas y seas profesional.

Hay que darse a conocer y hacer un esfuerzo en promocionar tu trabajo dentro y fuera del país. A mí me interesa trabajar tanto dentro de España, como fuera. Creo que no debe haber nada que frene las ganas de conocer todo tipo de clientes, que en mi caso son directores de arte y creativos de publicaciones, y enseñarles lo que haces. Cuanto más envíes, más propongas y más contactes con gente, más posibilidades tienes de que se acuerden de ti cuando necesiten algo. Yo no es que me esté comiendo el mundo, pero de lo que estoy contento es de que hago un tipo de trabajo con el que me puedo ganar la vida y con el que disfruto muchísimo. Sí que es verdad que en un principio tenía estos miedos, pero una vez superados y viendo que realmente lo que importa es tu trabajo, seas de donde seas, pues me intenté dar a conocer donde me interesaba. Hay que apuntar bien dónde quieres trabajar. Yo he tirado muchos portfolios y hay sitios en los que daría lo que fuera por trabajar allí y aún no me ha salido. Y algunos otros que al revés, que sí. Pero hay que apuntar un poco tus intenciones y no te tiene que dar miedo contactar con los peces gordos, porque nunca se sabe. Lo importante es moverse y así siempre saldrán cosas, tarde o temprano.

¿Cuáles son tus proyectos de futuro?

Por ahora sigo un poco la corriente de los encargos que me van llegando, lo cual tiene un punto de comodidad, pero también de alguna forma me planteo si cambiando mi forma de trabajar o las técnicas que utilizo y cómo lo hago podría optar a trabajos diferentes. Estoy ganando confianza en mi trabajo y si esta confianza me lleva a probar trabajar con la imagen de forma distinta, me gustaría poder aplicar estas imágenes a otros ámbitos que se escapen un poco de lo editorial. Mientras pueda ir cambiando a lo largo de mi carrera yo estaré contento, no me quiero quedar siempre con hacer imágenes para periódicos y revistas, pero creo que la cosa irá cambiando y evolucionando de forma natural.

→ Edmon de Haro

 

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