Santiago García (El vecino, ¡García!), Paco Roca (El tesoro del cisne negro) y Víctor Santos (Polar) nos hablan sobre las adaptaciones de sus cómics a series para la pequeña pantalla.
Las adaptaciones de las grandes editoriales del cómic al cine están a la orden del día. Marvel y DC compiten por crear la gran epopeya heroica pero las plataformas han descubierto también un espacio para historias más cercanas. En ellas, es cada vez más frecuente encontrar la obra de los autores de cómics autóctonos.
Uno de los autores que más éxito está teniendo en las adaptaciones a otros medios es Paco Roca, cuyo trabajo El tesoro del Cisne Negro se va a convertir en serie de la mano del director Alejandro Amenábar. «Todo salió adelante muy rápidamente —nos cuenta Roca—, Alejandro estaba buscando un proyecto para hacer una serie y le encajó con lo que quería contar».
No es la primera vez que la obra del dibujante valenciano se traslada al celuloide. Su novela gráfica Arrugas, Premio Nacional de Cómic 2008, se convirtió en un laureado film de animación con dos Goyas en su haber, incluido el de mejor guion adaptado obtenido por el propio Roca: «Fue una sorpresa porque ese año estaban nominados Almodóvar, Icíar Bollaín y Benito Zambrano. Creíamos que era un año difícil. Ayudó mucho a la película porque tuvo una vida comercial muy corta antes de los Goya. También impulsó las ventas del cómic, que volvió a funcionar como una novedad. Al final todo ayuda pero en general hay menos trasvase del que podías esperar».
Posteriormente nuestro autor vería cómo su obra Confesiones de un hombre en pijama se trasladaba también a la pantalla, mezclando personajes reales y animados: «En este caso me involucré mucho más —puntualiza el autor— pero vi lo difícil que es sacar una producción de cine. Dependes mucho del presupuesto, los tiempos, el equipo… me dí cuenta de que estaba muy cómodo en el mundo del cómic y que en el cine hay proyectos que te roban mucho tiempo y energía sin llegar a hacer lo que tu querías. Después de esa experiencia no tenía mucho interés en estar dentro de la adaptación. Cedo los derechos, opino y apoyo pero sigo con mis proyectos».
Un punto de vista que comparte el guionista Santiago García. Recientemente Netflix ha estrenado la segunda temporada de El Vecino, basada en los cómics que realiza junto a Pepo Pérez. El Vecino permite a sus autores hacer un retrato cotidiano de un superhéroe patrio, interpretado en la pantalla por Quim Gutiérrez: «Una vez que cedemos los derechos para la adaptación audiovisual —nos dice García—, todo queda en manos del equipo creativo y de producción. Nosotros, los autores de la obra original, pasamos a ser observadores más o menos informados del proceso que desarrollan otras personas».
Precisamente una de las adaptaciones que más expectación está generando en el mundo del cómic pertenece de nuevo al guionista, hablamos de ¡García!, una lúcida visión de nuestros tiempos que dibujase en viñetas Luis Bustos: «Confío en que tenga un nivelazo artístico. Tengo muchas esperanzas en la dirección de Eugenio Mira y sé que Sara Antuña y Carlos de Pando han escrito los guiones con todo el amor y el respeto del mundo hacia nuestros personajes. Y por otra parte, HBO tiene que defender una imagen de marca que no admite mediocridades, así que espero que hagan una serie brillante. Por lo poco que he podido ver hasta ahora, el casting también es fantástico», nos dice el guionista.
Un caso singular es el de Víctor Santos. Autor todoterreno, ante la dificultad de encontrar editor para su trabajo decidió publicarlo por su cuenta en una website. Nació así Polar, que posteriormente, publicó en Estados Unidos Dark Horse, editorial de cabecera de Frank Miller y que, finalmente, se convertiría en película de la mano de Netflix.
«Me ha supuesto abrir mis cómics a un público nuevo —cuenta Santos—. También me ha permitido introducirme en ese mundo e involucrarme en otros proyectos audiovisuales, adaptando otras de mis obras o incluso proponiendo ideas o proyectos. Tener una adaptación ya realizada y estrenada a nivel mundial es una excelente carta de presentación».
Durante el pasado año, a consecuencia de la pandemia, Santos vio cómo la producción de los cómics en Estados Unidos caía sin remedio, lo que le llevó a trabajar en series como Paranoia Killer en las que poder retener los derechos de cara a una posible adaptación. Encontró nuevas oportunidades, además, en el medio audiovisual: «Sobre todo —nos cuenta— haciendo lo que los guionistas llaman world building, definir el universo en el que los personajes se mueven. Al final en el cómic lanzas los conceptos de una manera muy básica, pero cuando vas a realizar una serie de 8 o 10 episodios, eso son horas y horas de visionado, necesitas definir un poco más las cosas. Pero no soy guionista de televisión profesional, aunque he supervisado borradores de guión, pero básicamente mi opinión cuenta en todas las fases. Ya te digo que para mí está siendo casi un curso de formación sobre cómo hacer una serie».
¿Es todo positivo en este fenómeno que estamos viviendo? Los optimistas ven posibilidades de acercar a nuevos lectores al cómic, pero también genera ciertas dudas como nos dice Paco Roca: «Puede tener también su parte negativa, que la forma que teníamos de ver cine vaya muriendo. Es un monopolio peligroso porque puede llevar a que se realicen productos muy encaminados para estas plataformas, que se creen unos productos que sean asumibles para el público al que se dirigen».
También el factor sorpresa está desapareciendo como nos advierte Santiago García: «Hay que tener en cuenta que la situación ha cambiado mucho con la popularización del streaming y las cosas ya no tienen nada que ver con lo que eran hace quince o veinte años. Por entonces era algo excepcional que un cómic —y sobre todo un cómic que no estuviera identificado con un personaje tradicional que tuviera una marca fuertemente implantada entre el público— llegara a la pantalla del cine o la televisión. Cada adaptación era un acontecimiento que provocaba un efecto halo muy potente. Ahora se ha vuelto algo tan común que ese efecto se ha mitigado mucho, cuando no se ha anulado por completo».
Voces distintas para una realidad que ha venido para quedarse. Preparen las palomitas y apaguen las luces. Empieza la proyección.