Al contrario de lo que muchos podrían pensar, la creatividad no es dominio exclusivo de solo unos pocos elegidos. Esto es lo que el diseñador David Kelley sugiere en esta charla de TEDTalk en la que, mediante historias de su legendaria carrera de diseño y de su propia vida, ofrece maneras de construir la confianza necesaria para poder crear.
Hoy quisiera hablarles de la confianza creativa. Quiero empezar bien atrás, en el tercer grado de la escuela Oakdale de Barberton, en Ohio.
Recuerdo que un día mi mejor amigo Brian estaba haciendo una tarea. Estaba haciendo un caballo con la arcilla que el profesor tenía bajo el fregadero. En un momento, una de las niñas que estaba sentaba a su lado viendo lo que él estaba haciendo se inclinó y le dijo: “Es espantoso. No se parece en nada a un caballo”. Y Brian se encogió de hombros. Estrujó el caballo y lo arrojó a la basura. Nunca volví a ver a Brian hacer un trabajo como ese.
Y me pregunto cuán a menudo sucede esto. Y cuando conté la historia de Brian en mi clase al terminar, mucha gente se me acercó a contarme experiencias similares, de un profesor que los hizo callar, o de la crueldad de algún estudiante. Y algunos renuncian a la creatividad en ese momento. Y he observado que esa renuncia empieza en la infancia, luego continúa y se afianza, incluso en la adultez.
Vemos muchos casos así. En los talleres, o cuando trabajamos codo a codo con los clientes, siempre llega un momento en el proceso que no está claro o no es convencional. Estos grandes ejecutivos finalmente sacan sus Blackberries y dicen que tienen que hacer llamadas muy importantes y se dirigen a la salida. Están muy incómodos. Cuando los buscamos y les preguntamos qué sucede dicen algo como: “No soy un tipo creativo”. Pero sabemos que no es verdad. Si se atienen al proceso, si lo siguen,terminan haciendo cosas increíbles y quedan sorprendidos de lo innovadores que son ellos y sus equipos.
Así que he analizado este miedo al juicio que tenemos. No hacemos cosas por miedo al qué dirán. Si no decimos la idea más creativa, nos van a juzgar. Pero descubrí algo excepcional cuando conocí al psicólogo Albert Bandura.
No sé si lo conocen, pero si entran en la Wikipedia, dice que es el cuarto psicólogo más importante de la historia… como Freud, Skinner, alguien más y Bandura. Bandura tiene 86 ańos y todavía trabaja en Stanford. Es un tipo encantador.
Así que fui a verlo porque ha trabajado en fobias durante mucho tiempo, tema que me interesa mucho.Ha desarrollado una forma, una especie de metodología, que termina curando a la gente en períodos muy cortos de tiempo. En cuatro horas obtiene una alta tasa de curación de fobias. Y hablamos de serpientes. pero hablamos de serpientes, del miedo a las serpientes como fobia.
Y fue muy agradable, muy interesante. Me contó que solía invitar a las personas tratadas diciéndoles: “Sabes, hay una serpiente en la habitación contigua e iremos hacia allí”. A lo que, me decía, muchos respondían: “Maldición, no. Ahí no entro, si es cierto que hay una serpiente”.
Pero Bandura tiene un proceso detallado que es súper exitoso. Ponía a las personas frente a un falso espejo que daba a la habitación donde estaba la serpiente y las hacía sentirse cómodas con eso. Y luego, mediante una serie de pasos, les hacía ir hacia la entrada, con la puerta abierta, y se quedaban mirando desde allí. Hacía que se sintieran cómodos con la situación. Y luego, pasito a paso, entraban a la habitación con un guante de cuero como el de los soldadores hasta que finalmente tocaban la serpiente. Y cuando lo hacían De hecho, todo estaba más que bien. Estas personas que toda la vida tuvieron miedo a las serpientes decían cosas como: “Miren lo hermosa que es esa serpiente”. Y las sostenían en sus regazos.
Bandura llama a este proceso “dominio guiado”. Me encanta el término: dominio guiado. Pero además ocurrió otra cosa, estas personas que siguieron el proceso y tocaron a la serpiente terminaron teniendo menos miedo a otras cosas en sus vidas. Se esforzaron más, perseveraron más, y fueron más resistentes de cara al fracaso. Ganaron una confianza nueva. Y Bandura llama a esta confianza, auto-eficacia… la sensación de poder cambiar el mundo, de que uno puede lograr lo que se propone.
Bueno, conocer a Bandura fue catártico para mí porque me di cuenta que este científico famoso había documentado y validado científicamente algo que hemos visto ocurrir en los últimos 30 ańos. Que a las personas que temen no ser creativas podemos guiarlas mediante una serie de pasos, una serie de pequeńos éxitos, hasta transformar el miedo en familiaridad, algo que les sorprende. Es una transformación increíble.
Lo vemos continuamente en la escuela de diseño Personas de todas las disciplinas que se consideran excesivamente analíticos. Vienen, siguen el procedimiento, nuestro procedimiento, ganan confianza y ahora tienen otra opinión de sí mismos. Y están muy entusiasmados con eso de ir por ahí pensándose como personas creativas.
Por eso una de las cosas que quisiera hacer hoy es mostrarles cómo es este viaje. Para mí es como el viaje de Doug Dietz. Doug Dietz es un técnico que diseńa instrumental de imaginología médica, esos grandes equipos médicos de imagen. Trabajó para GE, donde hizo una carrera fantástica. Pero en un cierto momento tuvo una crisis.
Él estaba en el hospital mirando una de esas máquinas en funcionamiento cuando vio a una familia joven. Había una niña pequeñita que lloraba aterrorizada. Y Doug se decepcionó al enterarse de que el 80% de los pacientes pediátricos de ese hospital eran sedados antes de entrar a la máquina de resonancia. Esto fue una gran desilusión para Doug, porque hasta ese momento él estaba orgulloso de lo que hacía. Salvaba vidas con esa máquina. Pero realmente le dolía ver el miedo que esa máquina despertaba en los niños.
En ese momento tomaba clases en la escuela de diseño de Stanford. Estaba aprendiendo el procedimiento de pensar el diseño, de empatía, del protipado interactivo. De allí tomaría este nuevo conocimiento para hacer algo muy extraordinario. Rediseñaría toda la experiencia del escaneo. Y esto es lo que creó.
La transformó en una aventura para los niños. Pintó las paredes y la máquina y capacitó a los operadores con personas que conocen a los niños, que trabajan en el museo de los niños. Ahora cuando vienen los niños, es una aventura. Les cuentan del ruido y del movimiento de la nave. Así que cuando llegan, les dicen: “Bien, van a entrar a la nave pirata pero quédense bien quietos porque no queremos que los piratas los descubran”.
Los resultados fueron espectaculares: de un 80% de niños sedados se pasó a un 10%. El hospital y GE también estaban felices. Porque no fue necesario llamar al anestesista cada vez y pudieron atender a más niños por día con la máquina. Los resultados cuantitativos fueron geniales. Pero los resultados que le importaban a Doug eran mucho más cualitativos. Estaba con una de las madres que esperaba a su niña a la salida del escáner. Y cuando la pequeñita salió del escáner fue a decirle a su madre: “Mami, ¿podemos volver mañana?” (Risas)
Muchas veces he escuchado a Doug contar la historia de su transformación personal y de su consecuente diseño innovador pero siempre que cuenta la historia de la pequeñita suelta una lágrima.
La historia de Doug ocurre en un hospital. Y sé un par de cosas sobre los hospitales. Hace un par de años sentí un nódulo en el cuello y me tocó pasar por una resonancia magnética. Era un cáncer maligno.Me dijeron que tenía un 40% de probabilidad de sobrevivir.
Así que cuando uno está sentado allí con otros pacientes en pijama, todos flacos y con la piel pálida,mientras uno espera su turno para los rayos gamma, uno piensa muchas cosas. Sobre todo piensa: “¿Sobreviviré?” Y pensé mucho en cómo sería la vida de mi hija sin mí. Y pensé otras cosas. Pensaba mucho en para qué estoy en la Tierra. ¿Cuál es mi vocación? ¿Qué debería hacer? Tuve la gran suerte de tener muchas opciones. Habíamos trabajado en salud y bienestar, desde preescolar hasta los 12, en países en desarrollo. Hubo muchos proyectos en los que pude trabajar. Pero en ese momento decidí y me comprometí con lo que más quería hacer… ayudar a tantas personas como fuera posible a recuperar la confianza creativa que perdieron. Y, de sobrevivir, eso era lo que quería hacer. Y, como ven, sobreviví.
Creo realmente que cuando las personas ganan confianza — lo vemos tanto en la escuela de diseño como en IDEO — empiezan a trabajar en las cosas realmente importantes para sus vidas. Vemos personas dejar de hacer lo que hacen para ir en otras direcciones. Vemos que tienen ideas más interesantes, muchas más ideas, y así pueden elegir las mejores. Toman mejores decisiones.
Y sé que en TED se supone que quieren cambiar el mundo. Todos quieren cambiar el mundo. Y mi manera de hacerlo es ayudar para que ocurra esto. Por eso espero que me ayuden en esto… Uds. como líderes de pensamiento. Sería genial si no dejaran que el mundo se divida en creativos y no creativos, como si fuera un don divino, y que las personas entiendan que son creativos por naturaleza. Que deberían dejar volar sus ideas. Que deberían obtener lo que Bandura llama la auto-eficacia, lograr lo que se propongan, alcanzar un estado de auto-confianza creativa y tocar la serpiente.
Gracias.
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Actualizado 27/06/2016