La Cartelera Turia –publicación que desde hace cinco décadas viene brindando al público valenciano información puntual y detallada de la agenda cultural valenciana– tuvo desde mediados de los setenta un fiel colaborador: el ilustrador Miguel Calatayud. Todo aquel que se acercara al quiosco podía ver el trabajo gráfico que Miguel plasmaba en la cubierta. Una colaboración que se extendió prácticamente durante una década. Esas cubiertas las podemos ver hoy reunidas en Cubiertas para Cartelera Turia, un volumen que nos da buena muestra de la memoria gráfica de la vida cultural valenciana de 1976 a 1983 y que debemos agradecer a Media Vaca.
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La Cartelera Turia es toda una institución en Valencia. A pesar de su pequeño tamaño, «la Turia» –como muchos coloquialmente la denominamos– cumple en 2014 su 50 aniversario. Una publicación que ha sido una referencia en la vida pública de Valencia, convirtiéndose en mucho más que una simple guía de espectáculos, como bien saben sus seguidores. Entre 1976 y 1983, el ilustrador alicantino Miguel Calatayud aportó su creatividad y su técnica en más de doscientas cubiertas de la publicación. Un trabajo de suma importancia y que supone un amplio legado gráfico y visual. Sin embargo, muy pocas personas conocen este trabajo, al menos en su totalidad.
Editado por Media Vaca, el libro Cartelera Turia tiene como subtítulo Memoria gráfica de la vida cultural valenciana de 1976 a 1983, con la intención de que los lectores puedan apreciar con perspectiva la labor de uno de los principales grafistas en años de plena madurez de su oficio. Este volumen también dará, sobre todo a los más jóvenes, la posibilidad de examinar el singular momento de ebullición que vivía entonces la ciudad de Valencia. Vista desde el presente, parece más bien Nueva York, o la Atenas de Pericles.
El libro recoge las 223 cubiertas del período citado, más tres que el autor realizó en época posterior. Como complemento hay un artículo de Vicente Vergara, director de Cartelera Turia, y con la transcripción de una conversación en tono jovial entre dos amigos: el propio Miguel Calatayud y el crítico de jazz Federico García Herraiz, amante de la Valencia más alegre y también él colaborador de la Turia.
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