10 razones para NO participar en un concurso de diseño

¿Porque no participar en un concurso de diseño? Los concursos de diseño son un mal que hay que asumir que existe. Son como una enfermedad crónica que difícilmente tiene cura, pero que con los fármacos adecuados podremos paliar los efectos.
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Hacer un concurso de diseño es legal, en ocasiones es una buena opción, la competencia y la competitividad sana siempre es buena, pero demasiadas veces es el camino de empresas u organizaciones sin conciencia –a veces sin cultura– para timar a un buen número de incautos diseñadores que por unos euros se partirán la cara para intervenir en el proyecto.

Participar puede ser una opción si te encuentras sin nada mejor que hacer, pero seguro no es la solución a futuro. Es curioso observar a diseñadores defender los concursos de diseño cuanto más joven se es, y justo lo contrario cuando más años se tienen. La experiencia hace virtud.

Aquí una serie de puntos que debes tener en cuenta antes de participar en un concurso:

1. Es especulativo. Los que convocan un concurso de diseño quieren comprar barato para vender caro. No les importa nada el desarrollo del proyecto, sólo quieren ver opciones, probar, comparar… incluso algunos sirven para hacer un buen test de posibilidades de negocio.

2. No decides el precio. Un sector o un profesional que no puede fijar el precio de sus servicios está abocado al cierre. Si dejas que alguien imponga lo que quiere pagarte por tu trabajo llegará el día que será tan poco que no te compensará. Y hay cientos de ejemplos en la historia en otros sectores.

3. No es bueno para ti. Concursar significa trabajar sin saber si obtendrás un beneficio, es decir, si al final del mes ganarás dinero. Imagina que te dijeran esto en una empresa. ‘Ven a trabajar y al final del mes ya veremos si te pagamos’. Seguro que dirías que no. Entonces, ¿por qué te presentas a concursos cuando el sistema es el mismo? En un concurso de diseño trabajan todos pero solo cobra uno. Moralmente es una tomadura de pelo. Cuando te propongan participar en un concurso pregúntale al que convoca si en su empresa trabajan todos pero solo le pagan al que lo hace mejor.

4. Pregúntate quién se aprovecha. Normalmente alguien sale ganando en un concurso de diseño y no suele ser precisamente el ganador. La empresa se ahorra un montón de cosas. En ocasiones se ahorra hasta puestos de trabajo ya que prescinde de directores de marketing o de publicidad y delegan sus funciones a aquellos que quieran participar en el concurso. El aprovechamiento es doble, no pago a un profesional para que me diga lo que tengo que hacer o que incluso lo haga y encima, por muy poco, me resuelven el problema un montón creativos a los que solo tengo que pagar la cantidad que yo quiero y solo a uno de ellos.

5. Un concurso puede ser trabajo. Imagina la situación idílica en la que nadie se presentará a un concurso. Nadie de nadie. Todos esos trabajos pasarían a convertirse en encargos. Encargos que supondrían el aumento de trabajo en los estudios y agencias y que repercutirían en el aumento de empleo.

6. Cuanta inversión supone. Normalmente oímos la falacia de que no nos cuesta nada participar en un concurso. Parece que nadie se da cuenta de que el alquiler, el ordenador, la electricidad, la conexión de internet, la tinta de la impresora, del software y la tipografía… mejor no hablar. Sí es verdad, tu tiempo no supone un coste, pero todo lo demás sí y si no ganas lo gastas sin retorno.

7. Lee las bases. En ocasiones, en la mayoría diría, participar en un concurso de diseño significa aceptar unas bases totalmente abusivas. Se suelen quedar con todos los derechos de explotación e incluso de autoría. Y no solo del ganador, en ocasiones, de todo el que participe. Esto no tiene por qué ser así. Una cosa es que una empresa te pague por ganar un concurso para hacer un dibujo pero no tiene por qué quedarse con todos los beneficios que produzca ese dibujo por los siglos de los siglos. Ni tiene por qué modificar a su antojo tu trabajo o revenderlo a otra empresa. La Ley de la Propiedad Intelectual nos protege y muchos de estos usos que se suelen presentar en las bases son directamente ilegales. Exígelos.

8. El diseño no es un juego. Participar en un concurso de diseño es igual a jugar. Si consideras el diseño como una profesión y no como un juego no deberías participar en concursos. Seguramente si quieres ganar algo de dinero con los concursos mejor preséntate a los concursos de la tele en los que siendo un juego de verdad te aseguro que ganarás más dinero. No tienes que comprarte ordenador, ni pasar noches sin dormir, vas al plató, respondes o haces el mono y te pagan si ganas. Fácil, efectivo y rápido.

9. Si tu no lo haces, ¿por qué dejas que te lo hagan a ti? La frase tan manida de ‘no hagas lo que no te gustaría que te hicieran’ sirve aquí a la perfección pero al revés. Cuando pides los servicios de cualquier profesional (médico, fontanero, peluquero, arquitecto, pintor… ) tú no llamas a varios para que te hagan el servicio y luego solo pagas por el que más te gusta. Si tú no lo haces, ¿por qué dejas que lo hagan contigo?

10. Cavas tu propia tumba. A la redacción nos llegó una historia en la que una diseñadora había ganado un concurso de diseño en una plataforma de crowdsourcing. Un logo. Como es lógico el cliente le solicitó adaptaciones del logo a papelería, rotulación, web… Cuando la diseñadora le pasó el presupuesto, el cliente no daba crédito a los precios. En el concurso, él decidió el dinero que quería gastarse y ahora se lo imponían y no era precisamente poco. Ante la situación le dijo a la diseñadora que lo sacaría a concurso, otra vez, y que se lo harían por menos de la mitad de lo que ella estaba pidiendo. Ahí es donde se dio cuenta que presentándose al concurso había cavado su propia tumba. Nunca conseguiría tener proyectos serios y con presupuestos razonables si los clientes solo encargaban los proyectos a concurso.

Es cierto que hay sectores en los que participar en un concurso es la única manera de conseguir proyectos: publicidad, arquitectura, ingeniería… Sigo pensando que no es el camino, cada uno decide cómo quiere trabajar y hasta qué punto está dispuesto a ceder, pero como dice el punto 5, si nadie se presentará seguro que las cosas cambiarían. Ahora depende de ti que valores cada punto.

Y si no estás de acuerdo con estos postulados o quieres tener un segundo punto de vista, aquí tienes 10 razones para participar en un concurso de diseño

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