¿Cuántas veces hemos pasado por la calle y hemos visto una papelera, una farola, un bolardo o un banco donde sentarse? Infinitas. ¿Cuántas veces nos hemos parado a contemplarlos porque su diseño o algún aspecto de ellos nos ha llamado la atención? ¿Quizás una vez? ¿Dos a lo más? O en la mayoría de ocasiones, ¡ninguna! Normalmente son elementos que pasan desapercibidos a nuestros ojos, no les prestamos atención porque pertenecen a un paisaje anodino al que en definitiva estamos acostumbrados.
Algo muy similar nos sucede cuando vamos al supermercado. Ante nuestros ojos se nos muestran estímulos tan similares que es difícil que alguno capte nuestra atención. Y ahí es donde entra en juego un buen packaging.
La agencia croata ImagoBox ha creado una ingeniosa campaña para promocionar la importancia de tener un buen diseño de packaging con el que presentar un producto. Ha diseñado una serie de packagings con los que captar la atención de los usuarios del mobiliario urbano. Así una farola queda transformada en un ‘desintegrador de la oscuridad’, los bolardos se convierten en ‘guardianes de los viandantes’ y el parkings de bicis adquiere la forma de un ‘acordeón de los Balcanes’.