La ilustradora Marta Colomer, más conocida como Maruta, compartía en sus redes sociales su sorpresa e indignación al encontrar por las calles de Alicante una de sus ilustraciones en un cartel sobre el estreno de El barbero de Sevilla en la Fundación Caja Mediterráneo, representada por la Compañía de Ópera y Zarzuela de Madrid.
La ilustración protagonista de este CoCos forma parte de un trabajo personal de la ilustradora; una serie de ilustraciones llamada Oh!pera en la que Maruta creaba diversos personajes representando sus respectivas obras. Entre ellas estaba el personaje del Barbero de Sevilla.
Según cuenta la ilustradora, cuando ella y su abogada se han puesto en contacto con la Compañía de Ópera y Zarzuela de Madrid, no han podido llegar a ningún tipo de acuerdo:
«Han tenido la feliz idea de colocar una de mis ilustraciones de la colección “Oh!pera” (protegida y registrada con copyright) para ilustrar sus carteles, por supuesto sin permiso y dando excusas pueriles cuando hemos intentado solucionarlo y llegar a un acuerdo con ellos».
Aun así, Maruta les ofreció una solución. «Les dije que, ya que estaba hecho —Alicante está empapelado—, les hacía una factura diciéndoles cuánto vale y que así, podían usarlo. Su respuesta fue que no. Se negaron. Prefirieron reimprimir otro cartel y pegarlo encima. Cosa que no hicieron según me han contado desde Alicante. Prefieren gastarse el dinero en reimprimir que en pagarme a mí por mi ilustración. Es bastante humillante».
«Que te plagien duele más cuando es alguien que se dedica al arte, a la creación de contenidos. De nada sirve que te digan que ‘haberlo protegido’, ‘haberle puesto una marca de agua’ o ‘como está en Internet y lo de internet es de todos…’», nos cuenta Maruta.
No es la primera vez que a Marta Colomer le plagian ilustraciones: «Es la quinta vez que me pasa este año —nos cuenta— y nunca se saca nada a pesar de intentar ponerle remedio». Por ejemplo, este mismo dibujo del Barbero de Sevilla también ha sido utilizado en un festival de Perú.
La ilustradora también ha tenido problemas con una plataforma web alojada en Vietnam en la que están vendiendo ilustraciones suyas. «En este caso, se les cierra la página a través de Google, pero ellos al día siguiente abren otra. Es muy complicado. Contra eso es muy difícil luchar».
«A mí esto me desgasta muchísimo, me roba energía, me pone de mal humor… Casi prefiero no saberlo. Ya me da miedo hasta buscar», asegura.
La solución siempre suele ser que se retira la ilustración, pero para llegar ahí se ha invertido en abogados; una inversión que nunca llega a recuperarse. «Los ilustradores estamos desprotegidos, sobre todo los ilustradores pequeñitos. Lo que se siente es indefensión, porque el resultado casi siempre es el mismo. Quienes plagian saben que tú no te vas a pleitear porque es algo caro, que normalmente no tienes el dinero… Hay mucha desprotección».
En cuanto a soluciones para que esto no ocurra la ilustradora apunta hacia la legislación: «La ley debería ser mucha más dura en estos casos donde, a pesar de haber retirado la ilustración, ya se ha usado y ya se han obtenido los beneficios gracias a ella; debería protegernos de alguna manera o darnos herramientas para que nosotros a través de la ley pudiéramos luchar contra ello personalmente sin tener que buscar un abogado. Solo enviar un burofax ya te cuesta unos 450 euros y este solo te garantiza que lo van a retirar, no que te vayan a compensar por el uso sin derecho».
«Yo lo tengo todo registrado. Tengo mis documentos legales de cada obra, pero al final esto no me sirve para nada».
Según ha explicado Maruta en su cuenta de Facebook, desestima denunciar en esta ocasión ya que se trata de una compañía pequeña y no pretende ir más allá. Pero sí que reivindica el estado de indefensión en el que se encuentran muchos ilustradores ante problemas similares: «Señoras y caballeros el daño ya está hecho y los artistas decentes estamos extremadamente desprotegidos si no queremos/podemos empezar a gastar cientos de euros en abogados, notarios y burofaxes. Nosotros nos preguntamos cómo es posible que gente que se dedica a la gestión cultural sea capaz de hacer esto con sus colegas. Todo muy vergonzoso, y como la obra que representan una Opera Bufa en toda regla», reflexiona Maruta.